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domingo, 31 de mayo de 2020

Cómo arrecia la tormenta ecológicaelhuffingtonpost

Una entrevista con el activista sueco Andreas Malm, que apuesta por medidas más drásticas para combatir el cambio climático.

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Para reconstruir la economía, necesitaremos un estímulo verde, aunque quizás esa medida previa a un auténtico Green New Deal sea insuficiente. El activista sueco Andreas Malm apuesta por medidas más drásticas para combatir el cambio climático. ¿Cómo de drásticas? Dejo a Malm que nos lo explique, pero a su juicio, esta entrevista servirá de poco si no actuamos…

ANDRÉS LOMEÑA: He oído que hemos sido frívolos al hablar de emergencia climática porque ahora sí que nos enfrentamos a una verdadera emergencia global.
ANDREAS MALM: Tropezamos con una emergencia tras otra. Acabo de terminar un libro que saldrá en la editorial Verso llamado Corona, clima, emergencia crónica: el comunismo de guerra en el siglo XXI, que afirma, entre muchas otras cosas, que ahora vivimos en un estado de alarma crónica provocado por los diferentes desastres surgidos de la imparable crisis ecológica, que nos golpea una y otra vez y seguirá haciéndolo en el futuro. Este año empezó con los trágicos incendios de Australia y ha seguido con la covid-19. Esta pandemia es de origen zoonótico: un patógeno que ha saltado de la naturaleza a la población humana. Hemos visto un crecimiento de este tipo de casos durante las pasadas décadas y todas las indicaciones sugieren que la tendencia continuará. 
La causa de todo esto está en la economía capitalista, que colisiona con lo que queda de la naturaleza y la subordina a la regla del valor de cambio, ya sea mediante la deforestación y el establecimiento de tierras de pastoreo y plantaciones, o a través de los mercados y el comercio de animales salvajes en China. El resultado es que el patógeno que circula en la naturaleza entra en contacto con los humanos como nunca antes y salta la barrera de las especies con más frecuencia. La ciencia es categórica: esta pandemia es un síntoma de la destrucción de la naturaleza. Desgraciadamente, aún es raro que sea visto de esta forma. La covid-19 debería haber tenido efectos prácticos sobre la ecología en general y sobre el cambio climático en particular (un tema que dominó la política en 2019), y en lugar de eso la preocupación medioambiental se ha degradado y casi olvidado. Estos problemas quedan eclipsados. 
La emergencia climática ha desaparecido una vez más, y ahora todo el mundo habla del confinamiento, las mascarillas o los ventiladores, en pocas palabras, de cómo sobrevivir al “coronagedón”. Esto es una desgracia particularmente desastrosa para el movimiento por el clima, cuyo momento de gloria se desinfló en un instante cuando estalló la pandemia. Ahora no tenemos huelgas de Fridays for Future, acciones de Extinction Rebellion, sentadas por el clima… todo el movimiento se ha paralizado. No hay nada que celebrar en este sentido.
Por otra parte, la pandemia ha provocado cambios temporales en la economía (la movilidad sería lo más evidente), lo que podría desembocar en alteraciones permanentes. Por ejemplo, el alcalde de Londres anunció hace poco que la franja del centro urbano se mantendrá sin coches cuando cese el confinamiento. Esos avances son bienvenidos. Dicho esto, no hay nada predeterminado para el final de la coronacrisis: el equilibrio de fuerzas determinará si la crisis sanitaria será beneficiosa para el clima. En Estados Unidos, hay empresas de combustibles fósiles que están haciendo todo lo posible para salir más fuertes de esta crisis. Cuando el movimiento por el clima salga de su cuarentena, habrá muchas batallas por librar.
El negacionismo climático se ha radicalizado, mezclándose con las corrientes racistas y misóginas de la extrema derecha.
A.L.: Su libro El progreso de esta tormenta es una crítica muy dura contra el sociólogo francés Bruno Latour, al que acusa de eximir de responsabilidad a quienes causaron la crisis climática al concederle excesivo protagonismo a los agentes no humanos.
A.M.: Nunca he estado en contacto con Latour y puede que él no conozca mi obra. Trabajamos en esferas académicas bastante distintas. Recientemente, he visto cierta convergencia en nuestros puntos de vista sobre la política climática, incluso en lo que deberíamos hacer después de la coronacrisis. En todo caso, no considero estos desacuerdos filosóficos excesivamente importantes y dudo que vuelva a escribir algo tan esotérico como este libro. 
He pasado los dos últimos años escribiendo cosas de más relevancia inmediata para el movimiento del clima con el que me identifico. Uno de esos escritos será el libro How to Blow Up a Pipeline: Learning to Fight in a World on Fire, que publicará Verso a finales de este año. El otro es un estudio de la extrema derecha en la crisis del clima: White Skin, Black Fuel: On the Danger of Fossil Fascism, escrito junto al colectivo Zetkin, y saldrá en Verso a principios del próximo año. Creo que esas cuestiones son de mayor calado que pensar si las cosas tienen “agencia” o no, y Latour podría tener posiciones parecidas a las mías en esos temas más concretos.
A.L.: Su libro más reciente es una continuación de su obra Capital fósil, ¿no es así?
A.M.: Sí. Tenía en mente la típica resistencia a las máquinas de vapor y por eso creo que es importante recuperar la tradición de aquella lucha ejercida en los albores de la maquinaria alimentada con combustibles fósiles. Desmonto la idea de que esas tecnologías han evolucionado de forma natural, cuando en realidad fueron intensamente rechazadas, a veces incluso a través de la violencia. El movimiento climático actual es heredero de esa resistencia.
A.L.: ¿Cómo explicaría el negacionismo climático? 
A.M.: Este movimiento ha sido una fuerza organizada desde el principio. Las empresas de combustibles fósiles lo impulsaron como un proyecto deliberado para socavar la ciencia climática y detener sus acciones. Esta historia está bien documentada y la revisitaremos en White Skin, Black Fuel. En los últimos años, el negacionismo climático se ha trasladado de las empresas a la extrema derecha. Los principales exponentes de esta posición son ahora Trump y Bolsonaro, así como sus equivalentes en la escena política europea: partidos como Alternativa para Alemania, Vox, Foro para la Democracia o Demócratas de Suecia. En este sentido, el negacionismo climático se ha radicalizado, mezclándose con las corrientes racistas y misóginas de la extrema derecha, y ha aumentando su protagonismo en nuestra parte del mundo… hasta la covid-19. Veremos cómo sobrevive a la pandemia.
Creo que estamos ante un futuro próximo de luchas virulentas por el destino de los combustibles fósiles.
A.L.: ¿Cómo reventar un oleoducto será un manifiesto en busca de acciones políticas más radicales?
A.M.: Sí, será una llamada a la acción más militante (el sabotaje y la destrucción de la propiedad) en este momento de emergencia climática extrema. En cierto modo, me sorprende que tales llamadas no se hayan realizado antes de un modo significativo, y esa sorpresa es de hecho parte del argumento del libro. ¿Cuánto tiempo esperaremos para romper las máquinas que destruyen este planeta? Está claro que mucha gente verá esta idea absolutamente reprobable, pero algunos activistas tienen tal estado de frustración por la falta de políticas gubernamentales rotundas que ya se plantean este recrudecimiento. Creo que estamos ante un futuro próximo de luchas virulentas por el destino de los combustibles fósiles. Las líneas tienen que trazarse cuanto antes.
A.L.: ¿Veremos su libro Fossil Empire en 2021?
A.M.: ¡Lo más probable es que no! Ya ves que tengo varios libros que serán publicados en breve, y luego volveré a un gran proyecto sobre la naturaleza. El título provisional es Follow the River: A People’s History of Wilderness, el proyecto favorito de un historiador friki como yo que está deseando volver a los archivos y las fuentes primarias. Tratará sobre cómo las personas oprimidas en determinados momentos históricos han huido hacia lo salvaje como una forma de resistencia. Cuando termine ese libro, espero empezar Fossil Empire. Me llevará algunos años antes de que vea la luz… y puede que me distraiga si se produce algún que otro desastre ecológico.

Cómo superar el miedo de esta crisis con amor elhuffingtonpost

Necesitamos el contacto y por todos los medios de difusión nos llega el miedo al contacto.

Por 
José Zurita

NICOLETAIONESCU VIA GETTY IMAGES
Todavía estamos en estado de alarma, dicen los paneles informativos de las carreteras españolas. Primero fue la crisis sanitaria tras la aparición del coronavirus. Enseguida se comenzó a vaticinar la crisis económica que con toda seguridad vendría tras el parón de la economía. Hay más crisis, cada uno tiene las suyas particulares, además de las generales, pero hay algo común: Todas producen miedo. Lo malo es que el miedo, como el resto de las emociones, todos sabemos que existe, pero parece que nadie se ocupa de ayudar a afrontarlo.

El aislamiento ha traído muchas pérdidas. Y las pérdidas traen tristeza, miedo y rabia. Algunas muy graves, como las muertes de seres queridos, de los cuales muchos familiares no se han podido despedir adecuadamente. Otras resultan menores comparadas con la muerte, pero tremendamente importantes como la pérdida de dinero (menores o nulos ingresos), de negocios (cierres), del trabajo (despidos, ERTEs), de planes (por ejemplo, los atletas preparándose para las olimpiadas y otros muchos que han visto truncados sus objetivos), de libertad (de movimientos, de viajar, comprar), etc.
También están habiendo pérdidas de contacto con el teletrabajo, la formación a distancia, la separación de amigos. Aunque no se aprecie tanto, los contactos con compañeros de estudios y profesores, los compañeros de trabajo y jefes, la familia y amigos, nos aportan estímulos necesarios para nuestra salud psicoemocional. Tantas y tantas pérdidas que generan miedo…

Las noticias de los telediarios y otros medios de comunicación nos informan de lo que pasa en el mundo y lo que la gente siente cuando les llegan las imágenes y noticias, es miedo.

“Necesitamos el contacto y por todos los medios de difusión nos llega el miedo al contacto.”

El miedo provoca la secreción de dos hormonas, la adrenalina y el cortisol, que son las causantes de síntomas como el insomnio, la ansiedad, el deseo de quedarse arrugadito en casa, etc. Debemos contrarrestar hormonalmente el miedo con amor.

En estos días se está hablando del “hambre de piel”, de la necesidad de contacto que tenemos los seres humanos y que de forma masiva en el mundo hemos reducido drásticamente. Necesitamos el contacto y por todos los medios de difusión nos llega el miedo al contacto.

Con la experiencia del confinamiento ha sido general la aparición de ciertos síntomas relacionados con el miedo como el insomnio, que algunos afrontan con paciencia y otros con ayudas químicas.

A mis pacientes (online por supuesto) que me consultan sobre esto, les estoy “recetando” abrazos, caricias e incrementar los momentos de contacto e intimidad con sus parejas, padres, hijos y con quien compartan el confinamiento. Les explico que los abrazos de más de 20 segundos, las caricias físicas, el mirarse a los ojos, las confidencias … es decir, las expresiones de amor que provocan la secreción de ciertas hormonas sobre todo de oxitocina, y en menor proporción serotonina y dopamina. Las otras hormonas que forman el grupo de las “hormonas del bienestar” son las endorfinas que se segregan con el deporte fundamentalmente, aunque también bailando y haciendo el amor.

Desde que nos dieron permiso para hacer deporte, las calles a horas determinadas se han llenado literalmente de gente haciendo deporte como si no hubiera un mañana. Por pura necesidad. Las endorfinas tienen la culpa.

“Haz ejercicio, haz todo el amor que puedas, baila, muévete, ríete en cuanto tengas ocasión.”

Puedes superar el miedo con amor. Busca a tus seres queridos y profundiza en lo que realmente es importante, diles que les quieres, demuéstraselo a las claras, abrázalos si no hay riesgo, y si lo hubiera, protegeos y abrazaos. Haz ejercicio, haz todo el amor que puedas, baila, muévete, ríete en cuanto tengas ocasión.

Esta situación ha podido despertar a algunos fantasmas del pasado, conflictos no resueltos que cuando se conectan con los estímulos del presente, hacen que las emociones se desborden. Si te sientes desbordado o desbordada, puedes buscar un acompañamiento terapéutico profesional desde el amor. La psicoterapia o el counselling humanista integrativo te puede ofrecer una terapia enfocada en el amor.

Nosotros, desde el Instituto Galene en la primera semana de confinamiento, buscamos qué podíamos aportar frente al miedo y nos pusimos a trabajar. Preparamos un taller online que colgamos en nuestra web. Se llama Cómo hacer Terapia desde el amor y que hemos dejado gratuito para que así todo el mundo que quiera lo pueda realizar. En estas pocas semanas ya lo han realizado más de 500 personas. Le puede ser útil tanto a quien quiera aprender a hacer terapia como a quien quiera conocer nuestro enfoque de terapia basada en el amor. Unos y otros se pueden beneficiar de esta iniciativa que ofrecemos con mucho gusto y sobre todo con mucho amor.

sábado, 30 de mayo de 2020

Dos trucos infalibles para pelar huevos cocidos que tienes que conocer elhuffingtonpost

Ahora tiene cáscara... ahora no.

Redacción El HuffPost Life

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La fórmula que sigues para pelar huevos cocidos está a punto de pasar a la historia. Cuando veas estos dos trucos vas a cambiar de sistema seguro.

1. Un soplido y listo
El primero es fácil, sólo necesitas soplar, pero necesitas hacerlo con mucha fuerza. Este vídeo del usuario de TikTok @zachcreanofficial enseña los únicos tres pasos a seguir: dar un golpe en cada extremo del huevo para eliminar un poco de cáscara y soplar con fuerza a través de ese agujero para que salga el huevo perfectamente pelado por el otro.
El vaso de caña (o zurito) es perfecto para poner en práctica este método. Consiste en meter el huevo en él, echarle un chorro de agua fría y agitar. El huevo se desprenderá de la cáscara y sólo habrá que tirar de ella.

Seis razones (y seis rincones de España) para apostar por el turismo rural elhuffingtonpost

Tomates que saben a tomates, manzanas recién cogidas del árbol...

Por 
Expedia.es

Poco a poco las aguas van volviendo a su cauce y la idea de planificar unas vacaciones para 2020 pasa de ser algo que nos rondaba vagamente la cabeza a convertirse prácticamente en una necesidad.

Ya basta de viajar desde el sofá, ahora Expedia.es proponen volver al campo. Pueblos con encanto, entornos rurales y naturaleza, mucha naturaleza, son sus planes para este verano.

La nueva normalidad invita a bajar el ritmo y a disfrutar de las pequeñas cosas Sobran las razones para apostar por el turismo rural esta temporada.

1. Espacios amplios

El Caminito del Rey, en el desfiladero de los Gaitanes (Málaga).
Tras semanas de confinamiento encerrados en casa y muy poco margen de movimiento (literalmente), nada mejor que un viaje a un entorno rural para disponer de espacio suficiente para campar a nuestras anchas.

En la sierra malagueña, muy cerca de Antequera, se puede vivir una experiencia de alto impacto en el Caminito del Rey. En este paso histórico por el escarpadísimo desfiladero de los Gaitanes se cumplen todas las medidas de seguridad para disfrutar de unas vistas de escándalo a 400 metros de altura, y sin tener que preocuparse por el aforo.

Lo mejor es buscar un alojamiento en las proximidades, en un cortijo o una finca con vistas a la sierra. ¿Quién dijo vértigo?

2. Ejercicio divertido

Punta del Fangar, junto al Delta del Ebro (Tarragona).


Pan, tartas, bizcochos... La pandemia ha convertido a los españoles en cocineros y quien mejor lo sabe es la báscula. Ha llegado el momento de reconciliarse con ella.

Las vacaciones rurales son una buena formar de retomar la actividad física. Un buen sitio para probarlo es la zona que rodea el espectacular Delta del Ebro, en Tarragona. Con un sinfín de rutas para recorrer en bici entre kilómetros y kilómetros de campos de arroz, este es un gran escenario para empezar a moverse en compañía de flamencos y otras aves. Y no solo eso: al final del camino espera el Mediterráneo, donde practicar todo tipo de deportes acuáticos con la sierra del Montsià como magnífico telón de fondo.

Las localidades de Deltebre y Sant Jaume d’Enveja también son dos destinos perfectos para acabar con la vida sedentaria.

3. Comida de verdad

Cañones del Sil (Ourense).
Tomates que saben a tomates, manzanas recién cogidas del árbol... Los sabores del campo y sus productos de proximidad bien merecen un viaje. En España se come de vicio, aunque si hay un lugar que invita a sentase a la mesa y a disfrutar de lo mejor de la gastronomía es, sin duda, Galicia.

Los cañones del Sil, en la Ribeira Sacra, son un placer para la vista y el paladar. La singularidad de sus paisajes cautiva a cualquiera. Esta ruta pasa por miradores increíbles y monasterios de otro tiempo en una tierra que se llenó de viñedos cuando los romanos pusieran los pies en la región.

4. Calma y serenidad

Picos de Europa en Asturias.
Escuchar el repicar de las campanas mientras se camina entre las callejuelas de piedra es lo único que debe marcar ahora el paso del tiempo. Las bocinas de los coches no son bienvenidas, ni tampoco las prisas; de hecho, los paisajes propios de regiones como Picos de Europa no invitan a otra cosa que no sea disfrutar de la calma y de la serenidad.

Un hostal coqueto cerca de los lagos de Covadonga y a partir de ahí salir a descubrir lugares como Cangas de Onís, con su famoso puente de piedra; Covadonga, una pequeña parroquia con un santuario; o los lagos Enol y Ercina, de origen glaciar. Una dosis extra de paz.

5. Gente nueva

Las cuevas de Zugarramurdi en Navarra
¿Cuántas veces antes de visitar una gran ciudad alguien te ha avisado de la antipatía de sus lugareños? Que si no ayudan a los viajeros, que si hay que vigilar con las trampas para turistas, que si... Sin embargo, habitualmente todo el mundo se deshace en elogios al hacer referencia al carácter de las personas que viven en zonas más rurales y recónditas.

Un buen lugar para comprobarlo es Zugarramurdi, una pequeña localidad en Navarra que ha hallado su fama alrededor de cuentos de brujas y cuevas misteriosas en las que se dice que se celebraban aquelarres y misas negras. Actualmente, solo hay lugareños amables con muchas historias que contar, todas apasionantes.

6. Noches con colcha

Albarracín (Teruel)
Nada mejor en verano que poder echarse una chaqueta a los hombros al llegar la noche para asegurar un buen sueño. Los pueblos pequeños de interior son una garantía en este sentido.

En la provincia de Teruel se encuentra Albarracín, un coqueto pueblo en plena sierra que nos lleva directos a la Edad Media sin necesidad de una máquina del tiempo. A 1.182 metros de altitud, las noches fresquitas están aseguradas, aunque lo difícil es meterse en la cama: con un casco antiguo considerado como uno de los más bellos de España, lo que realmente apetece es recorrerlo una y otra vez bajo la luz de la luna.

Abuelos granadahoy.co

TRIBUNA

MANUEL BUSTOS RODRÍGUEZ
Catedrático de Historia Moderna de la UCA

Abuelos ROSELL
La masacre de ancianos de los dos últimos meses ha dejado al descubierto, para recordatorio de todos nosotros, tristes realidades que ya casi teníamos olvidadas. Por un tiempo hemos olvidado, afortunadamente, esos eufemismos tan reiterados hoy de Tercera Edad y de Mayores, con los cuales, engañosamente, solemos referirnos a los ancianos. En cambio, hemos vuelto a un apelativo, mucho más cariñoso y humano: los abuelos, nuestros abuelos, como debe corresponder a quienes ya peinan canas, tienen nietos, una vida llena de todo tipo de vicisitudes detrás y más de 70 años.
Me ha llamado la atención, aunque a estas alturas no debiera hacerlo, el alto número de abuelos que culminan el último periodo de su vida en residencias de diferentes tipos y calidades, de donde pasan directamente al cementerio o al crematorio. La visita a esos centros constituye con frecuencia un triste panorama por la concentración en ellos de personas en condiciones físicas y psíquicas muy precarias.
Es el tributo que pagamos a este modus vivendi en el que estamos instalados y del que, frecuentemente, nos sentimos tan orgullosos: hijos y nietos trabajando o estudiando para insertarse en la cadena productiva, huida generalizada del hogar familiar, de los trabajos domésticos y del cuidado de ancianos y niños, todos ellos tan nulamente valorados en la sociedad, frente a la tan cacareada autorrealización fuera de la casa de hombres y mujeres. Quienes dedican su tiempo, sus esfuerzos y sus días al cuidado gratuito de los ancianos son subrepticiamente estigmatizados y minusvalorados por el pensamiento dominante. Salvo que sean religiosos (que para eso están) o inmigrantes (que así obtienen su sueldo para poder vivir).
Me sorprende el caritativo engaño con que se trata a los abuelos. Frecuentemente se les anima, como si fueran a vivir siempre, con propuestas y distracciones vacías e insustanciales, sin apenas consideración a un horizonte que se va estrechando y a un post, por ley de vida, cercano. Comprendo que en una sociedad como la nuestra, donde Dios es el gran ausente, se pretenda vivir los últimos años como si no lo fueran. Comamos y bebamos, y cantemos y holguemos, que mañana ayunaremos, que decía la vieja canción.
Hace algunos años, cuando planteábamos en la Universidad un plan de estudios para mayores de 65 años, tuve la ocurrencia de proponer, lo cual suscitó sonrisas entre los colegas presentes, que, en medio de tanta asignatura de Informática para Mayores, Vida Sana, Historia de Cádiz o talleres de manualidades, se colocara alguna materia que ayudase a afrontar la muerte, tema para el que existen sin duda diferentes respuestas vitales. Por supuesto que del tiempo final, aunque próximos a él y pese a ser una incuestionable realidad, nadie se ocupa; antes bien, se juzga de mal gusto afrontarlo, incluso una crueldad. Pero esto no resta un ápice a su verdad, aunque nos sea más cómodo no verla.
En pleno encierro domiciliario, nos hemos entristecido al conocer la cantidad de abuelos fallecidos en las residencias en condiciones de soledad y abandono insólitas. Apenas se han mostrado imágenes, pero la realidad era la que era. Y sin duda, la responsabilidad de las muertes está repartida, aunque en grado desigual. Primero, en los diferentes gobiernos que no tomaron medidas a tiempo. También, en las residencias que se dejaron ir o no poseían de entrada los necesarios elementos protectores que instituciones al cuidado de ancianos deberían tener. Cómo no, el miedo, al ser libre, actuó con exceso y retrajo a las personas próximas a estos abuelos de prestarles la necesaria ayuda y compañía. Hubo casos, comprendo lo peliagudo del asunto, en que se llevó a cabo una selección de las personas necesitadas de ser atendidas en función de la edad, ante la falta de las necesarias unidades de atención sanitaria. Trágica anticipación de la eutanasia que se nos viene.
Ya nada, ni los crespones negros, ni los minutos de silencio, ni las banderas a media asta, podrá devolver la vida a tantos abuelos que se han ido en condiciones tan dramáticas. La muerte, como la enfermedad y los sufrimientos que provocan, es intransferible. Podemos solidarizarnos, pero nunca será igual que padecerlo en carne propia.
Ignoro si, cuando volvamos a esa normalidad prometida tras la pandemia, cambiarán las tornas y los abuelos volverán entre nosotros a recobrar la dignidad que merecen. No sé si el desarrollo del teletrabajo, una mayor permanencia en el hogar tras la experiencia de los días de confinamiento o la pérdida del puesto colaborarán a ello. Pero mucho me temo que, siendo quienes somos, las cosas no van a ser diferentes, máxime dominados como estamos por los conocimientos que vienen, no a través de la experiencia de los ancianos, sino de internet, y con una manifiesta prioridad del goce personal. Bienaventurados, pues, aquellos que encuentren en el cuidado y dignificación de los ancianos su razón de ser y de vivir.

Las playas abrirán si Granada pasa a fase 2 sin tener el plan de contingencia terminado ideal.es

´AVIER MARTÍN

La Junta de Andalucía aclara que su utilización «no está condicionada» a la finalización del protocolo y la Costa decide adelantar la temporada de baño

Las playas de los once municipios de la Costa de Granada tienen previsto abrir al baño el lunes si la provincia pasa a la fase 2. Lo harán sin haber finalizado el plan de contingencia que pidió la Junta de Andalucía a los ayuntamientos costeros después de que la administración aclarara en el último Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) que «la apertura de playas no está condicionada a la presentación del citado plan de contingencia», aunque pide que dichos protocolos estén listos para el 11 de junio, fecha límite de presentación «por razones de seguridad». Almuñécar ya adelantó a este medio que autorizarán el baño, ahora el resto de localidades mantiene que harán lo mismo a lo largo de esta fase 2.
«Acordamos que, en la medida de los posible, íbamos a abrir las playas en la fase 2, aunque los planes de contingencia no estuvieran listos hasta el día 11 de junio. Este fin de semana se adecentarán las playas y se comenzará a señalizarlas para que, en el caso de que sea posible, estén en su mejor situación el lunes», explica María José Sánchez, presidenta de la Mancomunidad de Municipios y alcaldesa de Albuñol. Sánchez mantiene que la mayoría de los municipios, que cerraron sus playas el pasado 14 de marzo, deberán emitir un nuevo bando que levante la prohibición del baño.
Los consistorios están preocupados por el presupuesto y el incremento que supone la adopción de medidas sanitarias para llegar a tiempo al verano. En el caso de Salobreña se ha incrementado cerca de 200.000 euros, mientras que Albuñol gastará de media 50.000 euros más. Los municipios han trabajado a «contrarreloj» para aprobar estos planes de playa y quedan pinceladas. Cada uno ha adaptado el plan a sus propios recursos.
Para vigilar aforos, adentrados en el mes de junio, se utilizarán desde socorristas a policía locales o agentes de Protección Civil. Esperan que se aclare la «fórmula» en la que se incorporarán los auxiliares de vigilancia que ha aprobado la Junta. La administración contratará 3.000 personas para que controlen las medidas de seguridad este año en las playas andaluzas a través de una bolsa única. De acuerdo con lo que ha trasladado la delegación a los alcaldes del litoral, el reparto de estos auxiliares se hará de acuerdo con la extensión de las playas y será la Junta de Andalucía la que elija directamente a los empleados.

viernes, 29 de mayo de 2020

El engaño de la etiqueta Covid Free de restaurantes y hoteles elhuffingtonpost

Por qué no se puede garantizar que un establecimiento esté libre de coronavirus.

Por 
Margarita Lázaro

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Mucho se ha hablado en las últimas semanas de la etiqueta Covid Free (Libre de Covid). El camino hacia la nueva normalidad tras la crisis del coronavirus supone la apertura paulatina del sector turístico. Hoteles, casas rurales, restaurantes y otros locales abren poco a poco sus puertas, mientras conviven con el miedo de los clientes a un posible contagio. Es ahí donde irrumpe esta supuesta garantía de higiene, que pretende certificar que el espacio es seguro y libre de contagios. Todo es un engaño.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha sido la última en alertar sobre el uso fraudulento de estos sellos: “No garantizan que una oficina o un establecimiento esté libre de coronavirus. Y lo que es peor, pueden crear una falsa y peligrosa percepción de seguridad que conduzca a una relajación de las medidas de seguridad”.

“Pueden crear una falsa y peligrosa percepción de seguridad que conduzca a una relajación”

- OCU

“Decir que algo es libre de Covid es vergonzoso. Es cierto justo antes de abrir ese establecimiento después de dos meses cerrado por el confinamiento, pero luego no se puede garantizar”, añade la farmacéutica Gemma del Caño.

Es una estrategia puramente comercial, escribe en Twitter su colega Marián García, más conocida como Boticaria García, que habla de “gran conocimiento de márketing y escaso de la ciencia”.
Ambas especialistas se muestran rotundas sobre esta etiqueta que cuelga desde hace días de un restaurante de Torremolinos (Málaga), convertido en el primero de Europa en obtener este sello creado por el Círculo de Empresarios de Torremolinos y la compañía Intedya. No sólo está ahí, en la Universidad Católica de Murcia (UCAM) trabajan en un Protocolo UCAM Covid Free, que sirva como garantía de que sus campus de Murcia y Cartagena son espacios libres de la enfermedad.

Un espacio en el que entran y salen personas constantemente y en el que, como pasa en los restaurantes, esas personas se sacan y ponen la mascarilla constantemente, no pueden garantizar que la asepsia total de sus superficies. ”Dado que las personas contagiadas pueden transmitir el virus incluso cuando están todavía libres de síntomas, desde el mismo momento en que entran en un local pueden estar propagándolo, por muchos tratamientos de desinfección que se hayan realizado antes”, denuncia la OCU, que ha pedido a Sanidad que prohíba a las empresas de limpieza comercializar y publicitar este tipo de sellos.

Su presencia no tiene lógica dado que se sabe que también hay enfermos asintomáticos, por lo que lo que medir la temperatura antes de que accedan al local tampoco sirve como garantía de que acceden sin Covid-19. Si no tienen síntomas, no tendrán fiebre.

El peligro de los de rayos UV

Pero no es la entrada y salida de clientes la única cuestión que llama la atención de Gemma del Caño. Las lámparas de rayos ultravioletas utilizados para liberar estos espacios de coronavirus tampoco convencen.

“Si son rayos UVA no funcionan. Tendrían que ser rayos UVC, pero hay que aplicarlos con cuidado porque pueden ser peligrosos”, explica sobre el uso de lámparas manuales para desinfectar superficies, cuyo funcionamiento se ve en un reportaje grabado en el establecimiento por Antena 3 Noticias.
Los rayos UVC, con longitud de onda más corta que los UVA y UVB, son peligrosos por su alta capacidad para destruir material genético, tanto en humanos como en partículas virales. Si esa letalidad no nos afecta es porque la capa de ozono los filtra antes de que lleguen a nuestra piel. Aún así se utilizan desde 1878 de manera artificial como método básico de esterilización en hospitales, aviones, oficinas y fábricas. Siempre con el equipo y la formación adecuada para evitar riesgos.
La neurobióloga Conchi Lillo advirtió sobre este peligro a mediados de abril al publicar un hilo en Twitter sobre el uso de estos rayos para combatir el coronavirus. “Una de las advertencias de la OMS es que no se empleen lámparas UV de uso doméstico para desinfectar, no son efectivas y pueden producirnos irritaciones en la piel y daño ocular. Lo más efectivo es seguir las recomendaciones oficiales”, dice la especialista en uno de los tuits del hilo.
No es tanto que estos rayos no maten organismos vivos, sino que no se pueden manejar alegremente para desinfectar los servicios en un restaurante. “La radiación UVC es altamente desagradable, no deberíamos estar expuestos a ella”, explica en un artículo de la BBC Dan Arnold, de la empresa UV Light Technology, encargada de proporcionar equipos de desinfección en Reino Unido. “Lo que los rayos UVB queman en horas, los UVC lo hacen en segundos”, añade.

De ahí que sea importante “que no haya personas alrededor y que sean aplicados por personal certificado y con equipos especiales”, explica el doctor Carlos Pérez, especialista en enfermedades infecciosas y decano de la facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián (Chile), en este mismo artículo. Pérez habla también la reciente labor de investigadores de la Universidad de Columbia (EEUU), que están trabajando en desarrollar un nuevo tipo de UVC menos peligroso de manejar. “Puede ser una buena medida si se aplica de manera eficiente, pero es complementaria porque no limpia. Es necesario continuar con el aseo directo con soluciones desinfectantes”, añade.

Máquinas de ozono y arcos desinfectantes

Las máquinas de ozono se han convertido en otro reclamo de estos y otros establecimientos para garantizar que no hay peligro de contagio. Algunos pequeños comercios, como las peluquerías, publicitan su uso, pero nada avala que estos sistemas tengan acción viricida.

La Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA) es contraria a estas máquinas y a las de dióxido de cloro. “Se están utilizando como viricidas, sin estar constatado que lo sean, lo que puede suponer una falsa sensación de seguridad a los ciudadanos, ya que en ambos casos no está demostrada esta acción”, apunta en un comunicado emitido a finales de abril.

“El ozono se encuentra en la actualidad en revisión por la Agencia Europea de Productos Químicos”, asegura el organismo, que insiste en que al no haber sido evaluado aún por la Unión Europea para su uso como desinfectante ambiental, “se desconocen la dosis necesarias para garantizar su eficacia como viricida y los efectos para la salud que estas concentraciones pueden desencadenar”.

También advierte sobre ello Comisiones Obreras en el documento El uso indiscriminado de ozono contra la Covid-19 nos puede constar la salud. “Desde CCOO queremos advertir de los daños a la salud que conlleva el uso del ozono, tanto a los trabajadores y las trabajadoras que lo están utilizando como aquellos que están en las zonas de trabajo donde se han utilizado, daños que se deben tener presente se cuando se aplica el ozono como desinfectante. A día de hoy se desconoce la cantidad de dosis necesarias para garantizar su eficacia frente la Covid-19 y los efectos que dichas dosis pueden tener sobre la salud”, dice el texto sobre estas máquinas que algunos también usan en casa, y sobre las que también ha advertido la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
El uso del dioxido de cloro es distinto. Si bien es bactericida y fungicida, no se puede decir que sea eficaz contra las virus. “No se encuentra en el listado de productos viricidas autorizados en España por el Ministerio de Sanidad y no puede utilizarse como tal”, señala la SESA en el comunicado, donde tampoco respalda el uso de túneles y arcos desinfectantes de ozono.
“El muy importante aclarar que actualmente no existe en España ningún producto biocida que esté autorizado por el Ministerio de Sanidad para su empleo mediante nebulización sobre las personas”, apunta SESA. El texto señala además que los profesionales que aplican cualquier producto biocida tienen que estar protegidos con los equipos de protección personal adecuados a la categoría de peligrosidad del producto.

La única garantía posible (aunque no sin polémica)

Sólo hay una garantía que se le puede dar al cliente en restaurantes, hoteles o cualquier otro establecimiento, y esta nunca puede llevar la palabra Free. Ya lo advirtió a principios de mes el Ministerio del Turismo que a través de su secretaria de Estado, Isabel Oliver, al asegurar que no existe ni puede existir este tipo de sellos.

Lo único que puede vender un local es que siguen las recomendaciones higiénicas y de distancia social para prevenir el contagio por coronavirus establecidas en los protocolos del Ministerio de Turismo. En eso se basa el sello Safe Tourism Certified, en cuyo lanzamiento trabaja el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE). “Nos hemos negado a llamarle Covid Free porque es imposible acreditarlo”, explica desde el organismo. Lo que se puede acreditar es que el establecimiento siga las medidas recomendadas de desinfección, los empleados usen mascarilla y haya la distancia requerida entre clientes, apuntan.

La polémica está en el precio de ese sello. Hay que pasar una auditoría, que podría llegar a costar 4.000 euros, depende del taño del local. El precio por hora de auditoria oscila entre los 90 y 125 euros. Luego habría que la cuota anual de entre 100 y 400 euros por poder colgar el certificado (no obligatorio) en la puerta.

La Junta de Andalucía ha sido la primera en alzarse contra esta acreditación creando una alternativa. La suya, gratuita. ¿El fallo? Otra vez el nombre. Su sello Covid Free gratuito ya ha recibido las críticas de la organización de consumidores Facua, que recordaba el día de su anuncio que “no se puede garantizar al 100%” que no tenga virus.

¿Pueden las ciudades españolas prescindir del coche? elhuffingtonpost

Varias ciudades europeas están ya dispuestas a prescindir del coche. Por ejemplo, Hamburgo prevé eliminar los automóviles en 2034.


EUROPA PRESS NEWS VIA GETTY IMAGES
La pandemia de COVID-19 ha afectado duramente a la sociedad y a las ciudades. En España se aplicaron algunas de las medidas más estrictas de confinamiento en el hogar y todavía se mantiene el distanciamiento físico (1,5 metros) durante la desescalada.
Las ciudades están repensando sus sistemas de transporte y están haciendo cambios. Algunas de ellas, como Barcelona, están ampliando el espacio público a peatones y ciclistas para fomentar estos modos de transporte y permitir una distancia suficiente entre las personas. Esto a menudo se produce a expensas de los automóviles.
Antes de la pandemia de COVID-19, en una ciudad como Barcelona, el 60 % del espacio público estaba ocupado por el coche. Si se reduce ese espacio y disminuye su uso, surge una pregunta importante: ¿pueden estas ciudades convertirse en ciudades sin coches?
Durante el confinamiento hemos visto grandes reducciones en el tráfico motorizado que causaron un caída en la contaminación atmosférica y los niveles de ruido urbano. Se podía respirar aire más fresco y se podían escuchar de nuevo pájaros.
Solo la contaminación del aire mata a 9 millones de personas al año. Sus niveles podrían reducirse significativamente, como ha demostrado la pandemia de COVID-19.
Un estudio  reciente de evaluación de impacto en la salud en Barcelona encontró que alrededor del 20 % de la mortalidad prematura se debe a factores relacionados con la planificación urbana y de transporte subóptima. Las ciudades también son grandes emisores de CO₂, uno de los principales factores detrás de la crisis climática.

Pasos en la buena dirección

Varias ciudades europeas están ya dispuestas a prescindir del coche. Por ejemplo, Hamburgo prevé eliminar los automóviles en 2034.
El motivo principal es la acción climática. Pero esta medida también puede tener beneficios considerables para la salud pública a través de la reducción de la contaminación del aire, el ruido y los efectos de las islas de calor, el aumento de la actividad física y de los espacios verdes.
Muchas ciudades como Helsinki y Oslo han intentado peatonalizar el centro o algún barrio. Un buen ejemplo de un vecindario bastante grande sin coches con viviendas sostenibles es Vauban en Friburgo. No se permiten automóviles y dispone de buenos enlaces de transporte público hacia el centro urbano, por ejemplo, en tranvía.
En España, los coches están prohibidos en el centro de la ciudad de Pontevedra, creando un modelo para un futuro amigable para los peatones. En la zona libre de automóviles, las emisiones de CO₂ se han reducido significativamente y los peatones tienen libertad para andar.

¿Qué implica una ciudad sin coches?

Por una ciudad sin coches no circulan automóviles privados, pero permite la circulación de una pequeña cantidad de vehículos como autobuses, camiones, taxis y ambulancias, según sea necesario para mover mercancías y personas.
La mayor parte de esa pequeña fracción corresponde al transporte público y activo. Este se sitúan en la parte superior de la jerarquía para la planificación e ingeniería del transporte urbano.
Además, los vehículos de motor que permanecen en las calzadas deben ser lo más sostenibles y saludables posible (por ejemplo, eléctricos). Tienen, además, restricciones de velocidad y otras limitaciones en términos de tiempo y paso a ciertas áreas de la ciudad.
Actualmente el transporte privado en Bilbao, Barcelona, Madrid, Sevilla y Valencia varía entre un 20 % y un 43 %. Las cifras sugieren que es posible un uso más reducido del coche en muchas de las ciudades (tabla 1) y que prescindir de él no es un escenario tan lejano como pudiera parecer.
Tabla 1. Porcentaje de modalidad de transporte en diferentes ciudades españolas. Guillem Vich/ISGlobal, Author provided

¿Podemos adaptar las ciudades?

Las ciudades compactas como las españolas pueden ser más fáciles de adaptar a un modelo sin coches que aquellas en expansión. Los principales desafíos son:
  • Transformar la infraestructura existente, diseñada principalmente para coches, en una infraestructura pensada para el transporte activo y público.
  • Cambiar las percepciones, actitudes y comportamientos de las personas.
Algunas ciudades han iniciado estrategias para crear espacios sin coches como las superilles o supermanzanas en Barcelona. Un reciente estudio de evaluación de impacto en la salud encontró que se podrían prevenir casi 700 muertes prematuras si se implementaban las 502 supermanzanas.
En la capital, se inició la implantación de Madrid Central, pero perdió impacto con el cambio en la gobernanza local. Durante la desescalada de la pandemia, el Ayuntamiento de Madrid cerró para paseantes algunos tramos de calzada durante algunas horas de los fines de semana, pero no ha hecho movimientos para favorecer el uso de la bicicleta.
Una gran cantidad de viajes en automóvil recorren menos de 7 kilómetros (o incluso la mitad) y podrían reemplazarse fácilmente por otros modos de transporte más sostenibles y saludables, como la bicicleta.
El ciclismo tiene muchos beneficios: aumenta la actividad física (aúna el transporte y el gimnasio) y reduce, por ejemplo, la mortalidad prematura. No causa contaminación del aire ni ruidos, emite casi cero CO₂, utiliza mucho menos espacio que el coche y los ciclistas tienden a ser más felices que otros usuarios de transporte.

Elementos que permiten el cambio

Hay una serie de factores importantes que se deben abordar para conseguir la implantación de un modelo sin coche:
  • Visión política y liderazgo.
  • Un cambio de paradigma en cuanto a accesibilidad.
  • Medios de transporte alternativos convenientes y de calidad.
  • Financiación.
  • Estrategia de medios y participación pública y aceptabilidad.
  • Recopilación y análisis intensivo de datos.
  • Evaluación del estado actual, escenarios alternativos y evaluación posterior de los impactos de las políticas.
  • Participación y apoyo de las partes interesadas.
  • Plan detallado alineado con otros objetivos y estrategias de alto nivel.

¿Pueden las ciudades españolas prescindir del coche?

Dada la relativamente pequeña proporción que suponen los coches en el transporte urbano (tabla 1), parece que las ciudades españolas avanzan hacia un modelo sin coche.
Sin embargo, a pesar de que la proporción de viajes es relativamente pequeña, todavía hay cientos de miles de coches en la carretera y cada uno ocupa una gran cantidad de espacio.
Además, las ciudades aún gastan demasiado dinero en mantener contentos a los conductores de automóviles y muy poco en otros usuarios de las calles.
Por lo tanto, se necesita un mayor esfuerzo para impulsar una reducción en el uso del automóvil y crear calles y vecindarios sin coches para lograr cambios.
Los nuevos desarrollos urbanos deberían eliminar los automóviles y ofrecer otras alternativas de calidad. Es esencial apoyar más la economía local y crear una ciudad de 15 minutos con uso mixto del suelo.

¿Cuáles son los principales impedimentos?

Décadas de planificación e inversiones en infraestructura automovilística han atraído los coches a las ciudades y tomará décadas revertir la tendencia.
Las grandes infraestructuras orientadas al automóvil continúan dominando el paisaje urbano. En la mayoría de regiones se dedica una proporción relativamente pequeña de los presupuestos y poco esfuerzo a la provisión de transporte público y activo de calidad.
Existe una necesidad urgente de reequilibrar y proporcionar infraestructuras mejores y más seguras y más apoyo político para los modos de transporte público y activo.
Para muchos, el coche sigue siendo un símbolo de estatus económico y la forma más rápida, fácil y cómoda de desplazarse. Los impactos negativos como la contaminación del aire, el ruido, los efectos de las islas de calor y las emisiones de CO₂ se ignoran con demasiada facilidad. Además, el interés de los agentes del sector del automóvil también figuran entre las mayores barreras a la eliminación del vehículo privado.
Una ciudad sin coches actuaría como un catalizador para una planificación urbana más eficiente al eliminar la necesidad de garantizar la movilidad de los automóviles. El objetivo es que las áreas urbanas se planifiquen en torno a las personas, la funcionalidad y unos espacios mejor construidos.