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martes, 30 de junio de 2020

¿Cuál es el límite energético de la actividad humana? elhuffingtonpost

Desde el punto de vista energético, una mujer embarazada y el feto viven al límite de lo que el sistema digestivo materno puede proporcionar.

Por 
The Conversation

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Por Juan Ignacio Pérez Iglesias, catedrático de Fisiología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

La intensidad del esfuerzo que puede hacer una persona depende de su duración. Cuanto más se prolongue, menor será su intensidad. Una forma útil de expresar el esfuerzo que se puede desarrollar haciendo algo es mediante el denominado “alcance metabólico”. Este hace referencia al cociente entre el gasto que se produce al realizar una determinada actividad y el gasto metabólico en reposo.

El equipo de Herman Pontzer, de la Universidad de Duke (EE UU) ha recopilado datos procedentes de numerosas pruebas deportivas en los que se ha medido el gasto metabólico de sus participantes. Han incluido carreras de fondo, maratones, ultramaratones de un día, pruebas ciclistas de tres semanas y travesías polares de tres meses. Para complementar esos datos, midieron el nivel de gasto metabólico de los participantes en la Carrera a Través de los Estados Unidos (Race Across USA), de 140 días de duración.

El alcance metabólico que corresponde a una ultramaratón de 25 horas es 9. Es decir, que en una de esas carreras se gasta una cantidad de energía que es nueve veces la que gasta un corredor en reposo. En una de 10 días de duración, es 6 o 7. El alcance metabólico del tour de Francia o cualquier otra vuelta ciclista de tres semanas es 5 o algo menor. En una travesía antártica de 3 meses, aproximadamente, se gasta 3,5 veces la energía que se utiliza en reposo.
En la Carrera a Través de los EE UU, ese valor se reduce a casi 3.

Bajo condiciones de actividad normal (de acuerdo con estándares occidentales actuales), nos movemos en unos niveles de gasto que se encuentran entre el mínimo, que corresponde al estado de reposo, y el doble del mínimo. En otras palabras, considerando el conjunto de actividades que desarrollamos en nuestra vida normal, no gastamos más del doble de la energía que nuestro organismo utiliza en reposo.

Por otro lado, el alcance metabólico que corresponde a tiempos indefinidamente largos es 2,5, con independencia del tipo de actividad de que se trate. Ese límite no depende del tipo de musculatura y tejidos implicados, ni de su capacidad para utilizar la energía. Tampoco depende de la temperatura, por lo que no parece estar condicionado por la capacidad para disipar el calor de origen metabólico.

Al parecer, el límite lo impone la capacidad para ingerir, digerir y asimilar alimento. Es decir, la razón por la que un organismo humano no puede sostener de manera indefinida un nivel de actividad que genere un gasto superior a 2,5 veces el de reposo es la incapacidad del sistema alimentario y digestivo para adquirir la energía que necesitaría para ello.

La especie humana es el primate mejor dotado anatómica y fisiológicamente para desarrollar una actividad intensa durante largos periodos de tiempo. Por comparación con los demás homínidos, somos diligentes y trabajadores. Lo somos hasta tal punto que los límites a la actividad los impone el sistema de adquisición de energía con que contamos, que no daría más de sí.

Esa limitación tiene una consecuencia quizás no tan inesperada (para las madres): desde el punto de vista energético, una mujer embarazada y el feto viven al límite de lo que el sistema digestivo materno puede proporcionar. Eso es así porque el alcance metabólico de una mujer embarazada es de aproximadamente 2, solo 0,5 inferior al máximo para actividades muy prolongadas en el tiempo.

Esa diferencia de 0,5 es la que permite que quede un excedente energético con el que nutrir al feto en desarrollo. Nacimos en el límite y así vivimos, hasta el final de nuestros días.

Seis plantas para alejar a mosquitos y otros insectos elhuffingtonpost

Además de altas temperaturas, el verano trae consigo sus incómodas picaduras.

Por 
Uxía Prieto

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Repelentes en spray, pulseras, velas, ambientadores... La cantidad de productos que hay en el mercado para intentar ahuyentar a los mosquitos es prácticamente inabarcable y, en algunos casos, insuficiente.

Las plantas pueden ser grandes aliadas para combatir a estos incómodos insectos ya que algunas emiten olores desagradables para ellos. Utilizadas como adornos o en aceites esenciales son un remedio natural apropiado para combinar con los clásicos repelentes.

Citronela

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Velas, pulseras, parches... La citronela está presente en multitud de productos para intentar alejar a los mosquitos. Lo que llevan todos ellos es un extracto de aceite de la planta, que es más efectivo que la planta en sí. Aún así, puede ser una aliada más para intentar librarse de estos insectos. Es imprescindible colocarla al aire libre o en un balcón, nunca en el interior de casa.

Lavanda

Parece que esta planta no solo es estética, sino que también puede ayudar a mantener la casa libre de insectos. La lavanda funciona para ahuyentar a mosquitos y otros artrópodos gracias a su olor, que es popular en cosmética por su efecto relajante. El científico Robert Pereira, de la Universidad Florida, explica que este aroma resulta desagradable para los insectos.

Albahaca

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Es un básico de la gastronomía y un efectivo repelente contra los mosquitos. A pesar de que sus propiedades aromáticas son muy veneradas, la planta de albahaca “produce un olor que no les gusta” a estos insectos. Además, según un estudio del Journal of Vector Ecology, el aceite esencial a base de esta hierba es capaz de ahuyentar e incluso matar a ciertos tipos de mosquitos.


Caléndula

La caléndula es un ingrediente muy utilizado en cosmética por sus propiedades calmantes en las pieles más sensibles. Los jardineros también utilizan esta planta para ahuyentar a mosquitos y pequeños gusanos, así que pueden servir para proteger algunas zonas de la casa de estos insectos. Los expertos recomiendan colocar la planta trazando una especie de barrera en porches y jardines, o ubicar macetas en puertas, ventanas y balcones.

Romero

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El aceite a base de romero es eficaz contra los mosquitos, las pulgas y algunos tipos de arañas. Un informe de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) lo comparó con otras once variedades de aceites esenciales, siendo la de romero la que tenía unos efectos repelentes más prolongados.


Menta

El aceite de menta no sirve solo para ahuyentar a los mosquitos. Según algunos estudios, también sería efectivo contra algunos tipos de arañas. Este tipo de aceites esenciales puede comprarse en farmacias y puede utilizarse tanto a través de difusores de aromaterapia como mediante un pulverizador.

¿Es habitable Júpiter? Nuevas evidencias científicas de la NASA granadahoy.com

  • Un nuevo modelo asegura que Europa, la luna del planeta Júpiter, podría ser habitable.
  • Luvias de estrellas en verano
¿Es habitable Júpiter?. Nuevas evidencias científicas ARCHIVO
¿Habrá vida en otros planetas? Esta es una pregunta que la población mundial y los científicos se llevan haciendo desde que habitamos el planeta Tierra. Son muchas las teorías e hipótesis de la vida en otros planetas, de no estar solos en una galaxia que parece no tener fin y que esconde apasionantes o, quién sabe, si terribles secretos. La realidad es que nadie a venido a visitarnos pero, si seguimos maltratando el ecosistema de esta manera, pronto seremos nosotros los que tendremos que ir a pedirles cobijo a ellos.
Los científicos no descansan buscando una aguja en un pajar interestelar que podamos habitar en el caso de que la Tierra diga basta. En este sentido, han aparecido nuevas pruebas que demostrarían que la luna Europa de Júpiter podría sostener vida. La vida podría ser viable en el satélite dentro de uno sus océanos interiores en los que los científicos creen que se pueden dar unas condiciones químicas y una temperatura estables.
La NASA está investigando, desarrollando y respaldando este nueva teoría que afirma que el océano interior en la luna Europa de Júpiter podría sostener la vida. Además, han calculado que esta agua, que se cree que es un océano debajo de la capa de hielo superficial, podría haberse formado por la descomposición de minerales que contienen agua debido a las fuerzas de las mareas o la desintegración radiactiva.
Desde 1989, en los tiempos de la misión Galileo de la NASA, ya se prestaba mucha atención a Europa, una de las lunas más grandes del sistema solar. Desde los sobrevuelos de las naves espaciales ‘Voyager’ y ’Galileo’, los científicos han sostenido que la corteza superficial flota en un océano subsuperficial. Sin embargo, los orígenes y la composición de este océano no han sido claros.
Aunque los detalles del nuevo modelo no están aún del todo esclarecidos, los científicos tienen esperanzas en poder sacar un resultado positivo de este estudio del planeta Júpiter y su luna Europa. El grupo de expertos comandados por el investigador Mohit Melwani Daswani, ha podido modelar la composición y las propiedades físicas del núcleo, la capa de silicato y el océano. “Encontramos que diferentes minerales pierden agua y volátiles a diferentes profundidades y temperaturas. Sumamos estos volátiles que se estiman se han perdido del interior y se han encontrado consistentes con la masa prevista del océano actual, lo que significa que probablemente estén presentes en el océano”, añadió.
Son muchos los tecnicismos y el modelo aún está madurando pero, su composición se parece más a los océanos de la Tierra. Por tanto, Daswani afirma que “Europa es una de nuestras mejores oportunidades de encontrar vida en nuestro sistema solar. Tendremos que seguir pendientes de los derroteros que toma la investigación, una investigación que puede arrojar mucha luz sobre el devenir de la humanidad.

lunes, 29 de junio de 2020

Las precauciones frente al coronavirus que debes tener en cuenta al viajar en coche elhuffingtonpost

El coche se ha erigido como la forma de transporte más segura frente al coronavirus.

Por 
Uxía Prieto

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El coche se ha convertido en el transporte más seguro para viajar mientras dure la pandemia por coronavirus. La razón es sencilla: permite controlar con quién viajamos y el número de personas en contacto es reducido.

Esto no quiere decir que no haya que seguir tomando las medidas necesarias para evitar contagios, aunque en la mayoría de ocasiones basta con utilizar el sentido común.

Andrea Burón, médica especialista en medicina preventiva y salud pública y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), apunta que antes de tomar medidas de prevención lo primero que hay que tener en cuenta es con quién viajamos.

¿Hay que llevar mascarilla?

“Si vamos a viajar con personas que son de la misma unidad familiar, con nuestra pareja o personas con las que tenemos un contacto estrecho, no tendría sentido usar mascarilla”, explica la doctora.

“Tendremos que tomar las mismas medidas que en casa”, añade Burón, que señala que tiene poca lógica llevar mascarilla en el coche con alguien con quien vamos a estar de vacaciones o a quedar habitualmente. “Como epidemiólogos, la salud mental de las personas también nos importa”, apunta.

La mascarilla sí es recomendable si viajamos “con alguien con el que tenemos contacto esporádico que no se va mantener” o con personas mayores. “Hay que tener más cuidado”, explica Burón, que en este caso recomienda llevar mascarilla y que viajen menos personas en el coche. “Si hay síntomas, evidentemente, no debemos viajar con nadie”.

Lo que sí es imprescindible es mantener la higiene de manos, aunque viajemos con contactos estrechos.

¿Ventanillas abiertas o aire acondicionado?

En las últimas semanas se ha debatido mucho sobre si el aire acondicionado contribuye a la propagación del virus. Aunque todavía no hay conclusiones claras, sí está claro que hay que utilizar aquellos que permitan la renovación del aire. También priorizar la ventilación natural en espacios cerrados como restaurantes.

En el caso del coche y con gran parte de España soportando altísimas temperaturas, también surge la duda. “En zonas con altas temperaturas o con contaminación lo mejor es dejar las ventanillas cerradas, hay que pensar en la salud del conductor”, explica la especialista en salud pública. La clave es la misma que con la mascarilla: si vamos a viajar con personas de contacto estrecho, no tendría por qué haber problema. Para Burón no hay duda: “Es mejor poner el aire acondicionado con renovación del aire”.

¿Es necesario desinfectar el coche?

Solo si hay cambio de conductor. En ese caso es conveniente desinfectar el volante y la palanca de cambios. “Si vamos a alquilar un coche, aunque las empresas han mejorado los protocolos de desinfección, no está de más llevar unas toallitas desinfectantes o un spray”, cuenta la experta.

Para la doctora Burón la clave es el “sentido común” y explica que, más que una guía sobre cómo vivir, los epidemiólogos buscan “dar a la gente unas pautas básicas para tomar sus propias decisiones”. “Es una realidad a la que tendremos que acostumbrarnos”, añade.

Para ella lo primordial es “reducir los contactos”. Por eso, el coche se ofrece como la mejor opción para los viajes largos en detrimento de tren o avión donde “hay que extremar las precauciones porque son muchas personas y desconocidas; y cuantas más personas y en según qué contextos, más riesgos asumimos”.

El experimento viral de una médico para demostrar que usar mascarilla no produce problemas de respiración elhuffingtonpost

Que no te vengan con excusas...

Por 
Margarita Lázaro

Dicen algunos que les cuesta respirar con mascarilla y utilizan este argumento para salir a la calle sin este sistema de protección obligatorio frente al coronavirus. Sólo es una excusa. El uso de mascarilla puede ser incómodo pero no dificulta la respiración y en ningún caso produce hipoxemia (disminunción de los niveles de oxígeno en sangre). Para demostrarlo, sólo hay que echar un vistazo a este experimento compartido en Facebook por la doctora Megan Hall.

“He oído a mucha gente quejándose de que ‘no pueden respirar con la mascarilla’ o que no la quieren llevar porque ‘sus niveles de oxígeno caen drásticamente mientras la llevan’. También dicen que ‘una mascarilla no protege de respirar el virus’ y en la misma frase dicen que no quieren llevarla porque están ‘volviendo a respirar el dióxido de carbono exhalado’. No entiendo esta teoría: si crees que el virus pasa a través de la mascarilla y lo estás respirando, ¿cómo crees a la vez que tu CO2 exhalado se queda dentro de la mascarilla?”.

Excusas. La prueba está en este combo de cuatro fotos protagonizado por la doctora Hall. “Usé cada mascarilla durante cinco minutos y comprobé mi saturación de oxígeno y la frecuencia cardíaca usando un pulsioxímetro. Hay que tener en cuenta que antes de hacerlo había estado cinco horas usando la mascarilla quirúrgica”, escribe en la publicación compartida por más de 38.000 personas en cinco días.
¿Alteraciones? Prácticamente ninguna. La saturación de oxígeno o nivel de oxígeno en sangre varía sólo un punto y en los cuatros casos está dentro de los niveles recomendados para una persona sana (95-100%). Por debajo del 90% sería cuando se podría producir lo que se llama hipoxemia.

La frecuencia cardiaca o pulso cambia un poco más, pero en ninguna circunstancia los valores son anormales. El pulso de una persona sana en reposo oscila en la horquilla que va de 60 a 100 pulsaciones por minuto.

“No hay un cambio significativo en mi saturación de oxígeno ni en mi frecuencia cardiaca en ningún escenario”, escribe. “Aunque puedas suponer un inconveniente para algunos, se puede respirar. Como médico, pido que se use la mascarilla para protegerse y proteger a aquellos que no la pueden usar. A menos que se esté boca abajo con una rodilla en el cuello, estoy segura de que siempre se puede respirar”.

“Los filólogos defendemos a escobazos que lenguas son patrias, no fronteras” granadahoy.com

La filóloga Lola Pons Rodríguez (Barcelona, 1976).
 
ARPA EDITORES
PABLO BUJALANCE

Catedrática de Lengua Española en la Universidad de Sevilla, Lola Pons Rodríguez (Barcelona, 1976) ha centrado su investigación en la historia del español y el cambio lingüístico, con especial atención a fenómenos de sintaxis. Ha editado el libro Virtuosas e claras mugeres de Álvaro de Luna y ha publicado libros como La lengua de ayer. Manual práctico de historia del español y Una lengua muy larga, además de numerosos artículos de prensa. Ahora reúne buena parte de ellos en El árbol de la lengua (Arpa), un alegato contra la pureza lingüística a prueba de prejuicios e inmovilismos.
-“La pureza lingüística es tan peligrosa como la pureza racial”. ¿El racismo empieza por la lengua?
-Hay una palabra que circula por los artículos de sociolingüística a menudo: acentismo, del inglés accentism. Implica la postergación de alguien por su acento y es una forma de racismo más, claro. La identidad se expresa de inmediata por nuestra apariencia física pero el siguiente indicio de identidad que mostramos a los demás es nuestra forma de hablar.
-¿Es más eficaz la lengua que la historia o los símbolos a la hora de aglutinar una determinada comunidad o forjar una identidad?
–“Yo hice el mundo en mi lengua castellana” dijo Dámaso Alonso en uno de sus poemas. ¡Dentro de esa frase se resume tanto! Precisamente por la sensibilidad que despiertan las lenguas es tentador politizarlas. Y ahí estamos los filólogos, defendiendo a escobazos que las lenguas son patrias pero no fronteras.
-¿Son las lenguas objetivo predominante de depuración en el siglo XXI?
-Más que las lenguas veo que se depuran y tergiversan conceptos. Yo veo una falsificación en el lenguaje político verdaderamente alarmante; me echo a temblar cuando escucho a responsables de nuestras administraciones hablar de reconsiderar, revisitar o replantear para no decir públicamente que van a hacer algo tan legítimo como decidir, con todas sus letras.
-A la hora de hablar, ¿el mejor antídoto contra la pedantería es la higiene?
-Esa higiene por la que me pregunta sería en la lengua el esmero, la compostura adecuada. No es el telegrafismo de la concisión sino la adecuación al contexto. Igual que al vestir ponemos distinto cuidado al ir a una boda o al ir a hacer deporte, en la lengua se ha de componer el texto de acuerdo a la situación. Me enfado mucho cuando se pasan por alto los errores ortográficos, los descuidos en la expresión... En la lengua las cosas no dan igual. Cuando nos vestimos usamos determinadas marcas y cuando hablamos tenemos la boca llena de marcas.
-¿Y no es pedante un anglicismo como webinar?
-Soy la de la generación que, sin dejar de salir a correr, ha llamado a ese deporte jogging en los ochenta, footing en los noventa y running hoy. Muchos de los anglicismos se perderán y otros quedarán por años. Hoy los percibimos como nuevos porque aún son neológicos, igual que nuestros antepasados sintieron como neológicos los galicismos o arabismos de otros tiempos.
"EL DESPRESTIGIO DEL ANDALUZ TIENE QUE VER CON CÓMO CONSENTIMOS QUE SE NOS REPRESENTE EN LA VIDA PÚBLICA"
-¿Confía en que alguien seguirá utilizando el subjuntivo en lengua castellana dentro de un siglo?
-Me sorprende la pregunta. Por supuesto, no creo que se pierda el subjuntivo (en esta frase ya estoy usando uno). En El árbol de la lengua explico cómo usamos el subjuntivo para expresar deseos (que te vaya bien), para las despedidas definitivas (descanse en paz)... Solo en la variedad de español de algunos de los hablantes estadounidenses se ha detectado cierta sustitución de subjuntivo por indicativo.
-¿A qué cree que obedece la resistencia a, por ejemplo, quitar la tilde a guión?
-Los hablantes son muy conservadores gráficamente. Y digo conscientemente son porque yo dejé de ponerle la tilde a solo o a guion. Ser historiadora de la lengua ayuda a ver el proceso con distancia: nuestros antepasados a partir del siglo XVIII se hicieron a dejar de usar la ç o a olvidar la ph.
-¿Comparte la idea de que el acento andaluz entraña una evolución lógica del habla castellana por su economía de medios?
-Es uno de los tópicos falsos que hay en torno al español que hablamos en Andalucía. El andaluz no es mejor ni peor, no es más rico ni más pobre lingüísticamente que el español general. Es una variedad geográfica más, muy representativa demográficamente y de gran peso histórico, pero una variedad más. Parece que por los prejuicios que hay sobre nuestra variedad reaccionamos a la defensiva, sacando el argumento de la riqueza. Ricos o pobres somos los hablantes según cómo usemos la lengua. Quien no la emplea para llevar su pensamiento a palabra es un hablante pobre, tenga la pronunciación que tenga.
-Respecto a los prejuicios, ¿señalaría otros motivos más allá de los económicos? ¿De género, tal vez?
-La próxima conferencia que voy a dar la imparto este mes de junio a la sección de traductores e intérpretes de español de la ONU y me piden justamente que les hable de la génesis andaluza de la pronunciación americana; en esa conferencia hablaré en mi variedad, con mi pronunciación, sin que esto me haya planteado rechazo. Las razones del desprestigio del español de Andalucía en la tribuna política tienen que ver con nuestra posición económica y también con la forma con que hemos consentido que se nos represente en la vida pública (el gracioso, el chistoso). Observe cómo la variedad canaria, hermana de la andaluza y de un territorio que también ha sido periferia económica, no ha sufrido tal discriminación.

Las edades del hombre granadahoy.com

TRIBUNA


CÉSAR ROMERO
Escritor

Los intelectuales, a derecha e izquierda, deberían usar su experiencia y poner cordura, mesura, donde sólo hay ladridos, ruido y exageración

Las edades del hombre ROSELL
Como Gregorio Marañón no tuvo enfrentamiento público con ningún gerifalte del franquismo, eso que antes se llamaba antiguo régimen, no correrá la ¿suerte? de Unamuno, ahora en parte resucitado en plataformas digitales y algunas librerías, aunque quizá poco o nada leído (salvo por obligados adolescentes a quienes su prosa les parecerá contemporánea de la de su tocayo Cervantes), y para la gran mayoría seguirá siendo sólo el nombre de un mamotrético hospital madrileño, ignorando a uno de los ensayistas más sabrosos de su época, como podrá comprobar quien lea alguno de los tomitos de la legendaria colección Austral que aún, de otoño en otoño, se saldan en muchas ferias de libro antiguo. Entre sus abundantes e iluminadoras ideas, Marañón señaló los deberes del hombre (era esa época en que diciendo hombre se decía ser humano) según sus edades: en la infancia, obediencia; en la juventud, rebeldía; en la madurez, austeridad; en la vejez, adaptación. Psicólogos, sociólogos, pedagogos y aun politólogos se sonreirán, con esa media sonrisa de sobrada autosuficiencia tan característica, ante esta clasificación, como diciendo "Qué cosa más antigua y superada", cómo despachar en una palabra algo para lo que ellos necesitan frases y frases, y algún anglicismo, aunque tengo para mí que esa idea del médico madrileño en lo sustancial sigue vigente. Y que tal vez el incumplimiento de esos deberes de las edades explique algunos de los males que nos aquejan.
Un ejemplo: cuando se habla de la educación de la infancia se suele poner el acento en que padres y maestros han perdido autoridad, menos en que a los niños no se les enseña a obedecer. La pedagogía de la razonabilidad, de la negociación, puso de moda que todo lo que un niño deba hacer le sea razonado, como si con dos o tres años tuviera ya uso de razón (¿usa alguien hoy en día esta expresión?). Claro que hay que ir razonándole, pero muchas cosas a esa edad se deben hacer por obligación, ¿Y por qué?, pregunta el niño. Explíquele el porqué. Y si no lo entiende, insista. Y si no quiere, pues toca hacerlo: es su deber. Punto.
La vejez debe adaptarse a un mundo que va dejando de ser el suyo, no empeñarse en creer que siguen vigente los usos de cuando era ella la que, aún en su madurez, gobernaba el rumbo de este mundo. Es el sentido que da Marañón a ese deber. Y quizá, en vez del empeño en mantenerse en un candelero que ya no los alumbra, la mayor aportación que los viejos puedan hacer sea el de su experiencia. Aunque, en esto de la experiencia, a veces, escuchando a algunas personas mayores, uno piensa si la vida les ha servido para algo, porque lejos de, tirando de experiencia, poner mesura y verdad en sus apreciaciones, en sus aportaciones, parecen ir con una llama buscando mechas para prender o avivar fuegos. Quien vio pasar mucha agua bajo el puente ya debería saber que conviene no inflamar las cosas, ponderarlas, que casi nada tiene tanta importancia como para andar rasgándose las vestiduras.
Uno no sabe si esta actitud extremada de demasiados viejos en la actualidad es porque la vida les trajo años aunque no experiencia o porque, dado que la edad estrella en el mundo occidental desde hace aproximadamente un siglo es la juventud, quieren mostrarse rebeldes para no perder comba, seguir pareciendo jóvenes, subirse a ese carro para no ir en las carrozas que les tocan. El joven tiene el deber de la rebeldía, no está maleado por la vida y cree que puede cambiar las cosas, quiere cambiarlas. El viejo que se apunta a esta rebeldía juvenil, más allá del deseo de maquillar las arrugas de la edad, de devolver a su almanaque hojas ya caducadas, revela algo atufadamente falso, poco creíble. Esos intelectuales nonagenarios, o casi, que cuando la derecha democrática llega al poder llaman a las barricadas y tocan a rebato, como si no supieran por experiencia propia cómo es la derecha no democrática, tienen un aroma falso. Igual que aquellos otros, menos (ya se sabe que la intelectualidad tiende más a la izquierda que a la derecha), que ante la coalición de un gobierno de izquierdas asustan a la gente con el advenimiento del apocalipsis. Tanto unos como otros deberían usar su experiencia y poner cordura, mesura, donde sólo hay ladridos, ruido y exageración. Quizá es lo que siempre debiera aportar quien ejercita su cabeza, como en teoría hacen los intelectuales, más aún si ya son viejos y la experiencia de la vida les vale para algo. Si no, descartando que sean tontos, que pudiera ser, pues de todo hay, es que no son de ley, sino falsa moneda, y mejor no echarles cuenta.

sábado, 27 de junio de 2020

Miedo al feminismo granadahoy.com

TRIBUNA


AMPARO RUBIALES
Doctora en Derecho

El feminismo ha conseguido mucho y le tienen miedo, de ahí que hayan intentado criminalizar la manifestación del 8 de marzo en Madrid

Miedo al feminismo ROSELL
Llevo desde 2009 escribiendo artículos: primero, semanalmente, y luego, mensualmente. Sólo en una ocasión, por motivos de enfermedad familiar, he dejado de hacerlo; siempre escribo sobre igualdad, sobre feminismo, porque así lo decidí desde el comienzo.
Cuando empezó el confinamiento en el mes de marzo, pensé no escribir; el desánimo, la angustia, el dolor de aquellos días, que no han pasado del todo, me hacían no tener ganas, pero el 31 de marzo, acabando el mes, deseché la idea cuando me tropiezo con la noticia de que un abogado, con oscuro currículum, provoca la apertura de diligencias contra el Gobierno por la celebración de la manifestación del 8-M en Madrid, y una jueza, ya tristemente famosa, abre la primera pieza penal de la historia por esa manifestación, olvidándose de las otras muchas manifestaciones y concentraciones que ese mismo día se produjeron en España y en el mundo entero.
Durante los meses de confinamiento y desescalada, el único procedimiento judicial realizado ha sido contra esa manifestación, un procedimiento kafkiano, que nos ha tenido ocupados/as haciendo que olvidemos otras cosas realmente graves. Un informe de la Guardia Civil ha provocado una crisis de credibilidad en una institución tan seria, y a la que tanto respetamos, con un informe incalificable.
¿Qué explicación tiene esta lamentable historia judicial, la única realizada en plena crisis, con el país casi cerrado? Pues la de siempre: el patriarcado, la organización social que tenemos, de la que participan hombres y mujeres -no basta ser mujer para no ser machista-, ha buscado el estado de alarma para condenar al feminismo.
El origen del 8-M se remonta al 8 de marzo de 1875 en el que se produce una marcha de mujeres trabajadoras textiles en Nueva York contra sus bajos salarios que terminó con 120 mujeres muertas; más tarde (1911), y en la misma ciudad, se produce un gran incendio en una fábrica textil en el que mueren asfixiadas otras 146. Es en 1910 cuando Clara Zetkin, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, propone el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Muchos años más tarde, la Asamblea General de la ONU invita a que se conmemore un día al año como "Día de las Naciones Unidas para los derechos de las mujeres y la paz internacional" (1977). El 8 de marzo se fue consolidando, en todos los países, en diferentes momentos de su historia, como un día reivindicativo que sirve de aldabonazo para seguir gritando que la mitad de la humanidad, que las mujeres queremos los mismos derechos reconocidos a los hombres.
Ha pasado, pues, más de un siglo, estamos mucho mejor, aunque nuestra vida siga siendo muy desigual. El patriarcado está muy enraizado, pero ya el 8 de marzo no tiene más definición que esa, 8-M, como ocurre con el 1 de mayo.
Por cierto, los orígenes del 1 de mayo son también de aquellos mismos años, 1875, "en homenaje a los mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en EEUU por participar en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de 8 horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886". A finales de ese año se consiguió la jornada de 8 horas, y se comenzó a rememorar el Primero de Mayo como día Internacional de los Trabajadores.
¿Y con las trabajadoras qué pasaba? ¿No había? ¿Por qué se pide un día propio para la mujer trabajadora? Las mujeres han trabajado desde que el mundo es mundo; no eran, inicialmente, asalariadas; trabajo siempre han tenido, empleo remunerado más tarde, sobre todo, con la industrialización, en los periodos de entreguerras, en los que disminuye la mano de obra masculina. En la mayoría de los países, las mujeres consiguen el derecho al voto después de las dos guerras mundiales. A la lucha por el voto, se une la reivindicación de acceso a la educación y la de mejorar sus condiciones de trabajo: brecha salarial, doble jornada y tantas otras cosas que todavía tenemos que reivindicar.
Sin embargo, el feminismo, el movimiento de liberación de la mujer, ha conseguido tanto que nos tienen miedo, y por eso, entre otras muchas cosas, han intentado criminalizar nada más y nada menos que la manifestación de Madrid del 8-M. No han podido, de momento, con nosotras, y no podrán. El año que viene, y el otro y el otro, mientras haga falta, estaremos en la calle como expresión del poder imparable de las mujeres. Por la igualdad y la no discriminación. Sin miedo.

viernes, 26 de junio de 2020

Frío y calor en el amor y la mentira elhuffingtonpost

La termografía infrarroja permite despejar ambas dudas. Es decir, saber quién nos miente y también quién nos ama.

Por 
The Conversation

VECTORIOS2016 VIA GETTY IMAGES
Por Emilio Gómez Milán, catedrático de universidad en Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, Universidad de Granada:

¿Cómo saber si alguien miente? El juicio humano es aleatorio, incluido el de policías expertos. Ni la conducta verbal -lo que alguien dice o cómo lo dice-, ni la conducta no verbal -los gestos- delatan de manera definitiva al mentiroso. El popular polígrafo sólo mide la activación fisiológica que se produce si alguien se pone nervioso, y con frecuencia comete el error de Otelo, que creía que su mujer era culpable de infidelidad cuando sólo tenía miedo.

Hay que decir que Otelo no sabía si su mujer mentía, pero tampoco sabía si ella lo amaba. Porque, ¿cómo saber si alguien nos ama? Decir “te quiero” no es una prueba de amor, si la necesitas.

La termografía infrarroja permite despejar ambas dudas. Es decir, saber quién nos miente y también quién nos ama. La técnica consiste en medir la radiación infrarroja reflejada por la piel humana, esto es, la temperatura de la piel. Más en concreto, los cambios de temperatura en determinadas zonas de la cara ante pruebas cognitivas y emocionales.
Estos cambios reflejan nuestros estados mentales y sentimientos, o lo que es lo mismo, la interacción entre el sistema nervioso central y el sistema nervioso autónomo. De hecho, ya en 1890, William James, en sus Principios de Psicología, mostraba evidencias de que pensar o calcular cambian la temperatura de la piel.

Las mentiras
Nuestro equipo de investigación del CIMCYC (Centro Mente, Cerebro y Comportamiento) de la Universidad de Granada, en el laboratorio termográfico, ha desarrollado el modelo trifactorial de detección de mentiras con cámaras de infrarrojos. El método ofrece un 80% de exactitud y menos del 20% de falsas alarmas.

Para entender cómo funciona hay que tener en cuenta que las mentiras son un fenómeno cognitivo con tres componentes. Por un lado está la carga mental, relacionada con el esfuerzo de elaboración y adaptación de la mentira. Por otra parte, sabemos que engañar activa sistema nervioso autónomo simpático, lo que popularmente conocemos como “nerviosismo”. En tercer lugar, las trolas se suelen acompañar del deseo de causar una impresión positiva (y falsa) al oyente, de convencerle.

Lo interesante del asunto es que la carga mental activa el lóbulo frontal, que es la base cerebral del control mental y la toma de decisiones. Y eso se asocia con subidas térmicas en la frente en el lado izquierdo y derecho de la cara. Que las cámaras de infrarrojos detectan.

Termografía que muestra como, cuando mentimos, la temperatura de la nariz cambia. Es lo que se conoce como efecto Pinocho. Universidad de Granada, Author provided
En cuanto al nerviosismo, está relacionado directamente con la respuesta de estrés o cascada de defensa y se mide con termografía de la temperatura de la punta de la nariz. Si domina la activación parasimpática (respuesta de congelación), la temperatura de la nariz se eleva. Por el contrario, cuando se impone la activación simpática (respuesta de lucha o huida) la temperatura de la punta nasal desciende. Es lo que se conoce como efecto Pinocho.

Por último, el interés por convencer se puede relacionar directamente con la subida térmica en los mofletes, como cuando nos ponemos rojos por un piropo o colorados de vergüenza al sentir rechazo social.

Si, ante una pregunta en un interrogatorio, una persona muestra al menos dos de estos tres efectos térmicos, concluimos que miente.

El amor
En el caso del amor, simplificando un poco podemos decir que sus componentes psicológicos son la pasión (el deseo), la intimidad (la ternura o empatía) y el compromiso social (expectativa de duración, a través del matrimonio o la hipoteca, de un contrato social). Estos tres ingredientes se combinan de distintas maneras en cada pareja, dando lugar a múltiples tipos de amor, como el amor vacío (fundado exclusivamente en el contrato social) o el amor pleno (con los tres ingredientes).

Usando termografía, en nuestro laboratorio hemos demostrado que la pasión eleva la activación fisiológica, desencadenando una subida térmica en cara, manos y pecho. Con la intimidad se produce además un efecto visceral, concretamente una bajada de temperatura en el torso, pecho y abdomen. En cuanto al compromiso, sólo produce un ligero enfriamiento en las manos.

Además obtuvimos el mapa térmico de la atracción sexual y de la amistad, que son radicalmente diferentes al de la pasión e intimidad. Asimismo hemos comprobado que el amor disminuye el dolor y acelera la recuperación térmica tras sumergir la mano en agua a 0ºC durante 2 minutos (prueba de estrés físico).

Otros ejemplos de termografía emocional
No acaba aquí la cosa. Como saca a relucir nuestro proyecto Thermography in Psychological processes, con la temperatura también podemos determinar con una exactitud significativa y de modo objetivo si una persona siente ansiedad o depresión, averiguar si una canción le gusta o le emociona, detectar su afinidad ideológica y conocer si siente culpa o frustración. Además, la termografía ayuda a detectar ciertos rasgos básicos de la personalidad de un sujeto (si es extrovertido o introvertido, su nivel de empatía y si es o no neurótico), así como si sus decisiones (económicas por ejemplo) son “calientes” -impulsivas- o “frías” -calculadas-. O si ante un dilema moral el sujeto actuará de modo egoísta o altruista.
Termografía de un chico antes y después de resolver de modo empático un dilema moral y sacrificarse para salvar a un bebe. Author provided
Incluso tenemos indicios de que podríamos identificar a una persona maltratada, a alguien que ha sufrido estrés postraumático, a un pederasta o a un sujeto afín al terrorismo islamista por su respuesta térmica ante el estímulo adecuado.
Termografía del ‘duende’ flamenco. UGR Divulga, Author provided
Las posibilidades que se abren en este campo de cara al futuro son infinitas. Desde detectar la fatiga o la distracción al conducir hasta diferenciar la huella térmica de diferentes tipos de danza, incluido el flamenco.

Otra opción interesante es recurrir a la termografía para analizar problemas de funcionamiento del sistema nervioso autónomo en enfermedades neurológicas como el párkinson o la esclerosis múltiple, u ofrecer un diagnóstico objetivo de los puntos de dolor en enfermos de fibromialgia.

Midiendo la temperatura corporal se puede saber también si un jugador de poker es experto o novato , así como medir el efecto de un beso o un piropo.

Muchas de estas lineas de investigación están en desarrollo actualmente.

No cabe duda de que estamos ante un campo psicosomático por explorar, con interesantes aplicaciones sociales, policiales, médicas y lúdicas.

Cómo la heroína, la cocaína y otras drogas comenzaron siendo medicamentos saludables elhuffingtonpost

Muchas de las actuales drogas de abuso iniciaron su carrera social como “utilísimos” y benéficos medicamentos.


MIKROMAN6 VIA GETTY IMAGES
Por Francisco López-Muñoz, profesor titular de Farmacología y Vicerrector de Investigación y Ciencia, Universidad Camilo José Cela; y Cecilio Álamo González, catedrático universitario de Farmacología, Universidad de Alcalá:

Muchas de las actuales drogas de abuso iniciaron su carrera social como “utilísimos” y benéficos medicamentos. Tal es el caso de la heroína, la cocaína, el cannabis o las anfetaminas, ente otras.
Aunque ampliamente utilizado desde la Antigüedad en numerosas culturas, el cannabis fue introducido en la medicina occidental por el médico irlandés William Brooke O’Shaughnessey, profesor del Colegio Médico de Calcuta, quien publicó, en 1839, sus propiedades anticonvulsivantes. Tras volver a Londres, en 1842, entró en contacto con el farmacéutico Peter Squire, consiguiendo producir el primer extracto comercial de cannabis; “Squire’s Extract”.
Bote de extracto de cannabis índica. Wikimedia Commons

Posteriormente, Sir John Russell Reynolds, médico personal de la Reina Victoria de Inglaterra, publicó en 1890, en The Lancet, un artículo donde resumía sus treinta años de experiencia clínica con el hachís en el tratamiento del insomnio, neuralgias, jaquecas, epilepsia o dismenorrea, entre otros trastornos.
A finales del siglo XIX, el cannabis o hachís, en diferentes presentaciones, era ampliamente utilizado en la práctica médica y se encontraba presente en todas las farmacopeas occidentales. Sin embargo, su uso terapéutico declinó tras su eliminación de la Farmacopea Británica, en 1932.

Freud, la coca y la depresión

La cocaína, un alcaloide de la planta de la coca (Erythroxylon coca) aislado en 1859 por el químico alemán Albert Niemann, fue comercializado como medicamento en Estados Unidos en 1882, fundamentalmente para el dolor odontológico en los niños y para el tratamiento de la gota.
Pero el verdadero descubridor de sus propiedades farmacológicas fue el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, quien en su juventud estaba más inclinado hacia la investigación que hacia el ejercicio práctico de la medicina, por la que parece que sentía verdadera aversión.
En 1884 llegó a sus manos un artículo de un médico militar alemán que llevaba por título “Importancia y efectos psicológicos de la cocaína”, y aunque nunca había oído hablar de esta sustancia, intuyó la posibilidad de que podría servir para el tratamiento de ciertas enfermedades mentales.
A partir de ese momento, Freud inició sus estudios sobre la cocaína. Inicialmente, la probó él mismo y comprobó una mejoría en su estado depresivo, además de una mayor seguridad y capacidad de trabajo. En el transcurso de sus ensayos, Freud comprobó que la lengua y los labios quedaban insensibilizados después de haber consumido cocaína, así como que calmaba los dolores de la mucosa bucal y los debidos a gingivitis
Über coca (Sigmund Freud, 1884).
En 1884, escribió su famoso trabajo Über Coca (“Sobre la coca”), en el que afirmaba que esta sustancia era un medicamento muy eficaz para combatir la depresión, eliminar molestias gástricas de tipo nervioso e incrementar la capacidad de rendimiento físico e intelectual. Afirmaba también que no producía hábito, ni efectos secundarios, ni vicio.
Tras cinco artículos de auténtico proselitismo sobre la cocaína, Freud abandonó su defensa y finalmente se negó a que éstos figurasen en sus obras completas, tras comprobar sus efectos indeseables, incluida la muerte de su amigo y colega Ernst Fleischl.
No obstante, recomendó la cocaína al oftalmólogo Carl Köller, quien confirmó su gran eficacia, diluida en forma de colirio, como anestésico en intervenciones quirúrgicas oculares, como las cataratas. Con este descubrimiento, la medicina dio un paso de gigante y nació la anestesia local.

Anuncio de Vino Mariani con la imagen del
papa León XIII. Wikimedia Commons
Sin embargo, el mayor éxito “terapéutico” de la cocaína surgió con su inclusión en multitud de “elixires milagrosos” que se vendían, en la época del cambio de siglo, por sus propiedades energizantes y vigorizantes. El más famoso de todos fue el desarrollado por el químico y farmacéutico corso Angelo Mariani, que elaboró un vino con extractos de hojas de coca patentado como “Vino Mariani”.
Mariani fundó, en 1863, la primera gran industria basada en la coca, e incluso recibió una condecoración por el Papa León XIII por sus méritos en pro de la Humanidad. En Estados Unidos, John Styth Pemberton formuló en 1885 un sucedáneo exento de alcohol de este vino, al que llamó “French Wine Coca”.

Coca…cola

En 1886, la publicidad de Coca-Cola se basaba en la promoción de sus ingredientes principales: los extractos de la hoja de coca y la nuez de cola. En 1903 la coca fue sustituida por cafeína. Wikimedia Commons
Este tónico y estimulante nervioso fue reformulado al año siguiente bajo el nombre de “Coca-Cola”. La compañía Coca-Cola  fue fundada en 1886 e inicialmente anunciaba su producto como remedio para el dolor de cabeza y como estimulante, además de como una agradable bebida: “bebida medicinal intelectual y para el temperamento”.
Aunque la compañía Coca-Cola eliminó la cocaína de su bebida en 1903, sustituyéndola por cafeína y hojas de coca descocainizadas como aromatizante, en 1909 había en Estados Unidos unas 69 bebidas que contenían cocaína como ingrediente.

La heroína, más segura que la morfina

Por su parte, la heroína nació en un intento de mejorar el perfil de seguridad de la morfina, un alcaloide del opio, aunque inicialmente no se desarrolló como un agente analgésico.
La diacetilmorfina, nombre técnico de esta droga, fue sintetizada en 1874 por el químico Alder Wright, en el St. Mary’s Hospital Medical School de Londres, al tratar la morfina con ácidos orgánicos, pero, a pesar de comprobar su capacidad para disminuir la presión arterial y la frecuencia respiratoria, este agente no despertó el suficiente interés clínico, ni cuando, en los siguientes años, se demostró, en pacientes tuberculosos, que calmaba la tos y facilitaba el sueño.
Anuncio de jarabe Bayer de Heroína publicado en la prensa española en 1912. Wikimedia Commons
Finalmente, Heinrich Dreser, investigador de la compañía farmacéutica Friedrich Bayer & Co., se interesó por la diacetilmorfina, a la que consideró más potente para el alivio del dolor y con un perfil de seguridad más aceptable que la morfina.
En 1895 logró su producción industrial, siendo comercializada en 1898 únicamente para calmar la tos. Dreser describió este fármaco como una “droga heroica”, por lo que el nombre comercial aportado por Bayer fue “Heroína”. Este fármaco adquirió un rápido éxito comercial, siendo utilizado ampliamente en todo el mundo, especialmente como antitusígeno.

La aparición de las anfetaminas para la congestión nasal

A finales de la década de 1920, la monopolización del comercio de la Ephedra vulgaris, planta a partir de la cual se obtenía la efedrina, determinó que este principio activo escaseara y se elevase de precio, lo que motivó el desarrollo de nuevas alternativas terapéuticas para el tratamiento del asma y la congestión de vías respiratorias. Así, se investigó la anfetamina, una sustancia sintetizada en 1887 por el químico japonés Nagayoshi Nagai, y los laboratorios Smith Kline and French la comercializaron para uso inhalatorio como descongestionante nasal.
El periodo de máximo esplendor en el uso médico de las anfetaminas fue la década de 1960. En Gran Bretaña, por ejemplo, el 2,5% de todas las prescripciones oficiales del año 1959 eran preparados que contenían anfetaminas, siendo recomendadas, además de como anorexígenos en la obesidad, para el tratamiento de la epilepsia, esquizofrenia, depresión, colon irritable, esclerosis múltiple, traumatismos cerebrales y disfunciones sexuales.

El éxtasis y la Armada norteamericana

El prototipo de “droga de diseño”, la metilendioximetaanfetamina, conocida popularmente como “éxtasis”, fue sintetizada en 1914 en los laboratorios alemanes Merck también como agente anorexígeno, aunque no llegó a ser comercializada.
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