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domingo, 27 de marzo de 2011

Un estudio propone un uso turístico para los invernaderos de Albuñol granadahoy.com

El proyecto, llevado a cabo por un grupo de la Universidad de Pennsylvania en EEUU, considera que estas estructuras tienen "cualidades estéticas" y crean un "paisaje único"

ROSA FERNÁNDEZ / ALBUÑOl

Proyecto para embellecer los invernaderos en el municipio

Los investigadores, en su visita al municipio.

Un mercado de fruta propuesto en el estudio.

El grupo de investigación de la Universidad de Pennsylvania (EEUU) que visitó en septiembre el municipio de Albuñol para realizar un estudio que proporcionara ideas arquitectónicas para atraer el turismo a la zona ha desvelado los resultados a los responsables municipales, empresarios y vecinos de la localidad. Las ocho propuestas presentadas se centran en integrar los recursos naturales locales y la agricultura intensiva de invernaderos con novedosas soluciones, como otorgar a estas construcciones interesantes formas arquitectónicas que proyecten sombras geométricas para visualizarlas desde miradores, rodear estas estructuras de zonas ajardinadas, montar un mercado donde comprar fruta fresca en la montaña u organizar rutas de agroturismo para visitar y conocer su realidad.

Para dar a conocer estas ideas que, sin duda, el Ayuntamiento agradeció y que esperan poder aplicar algunas de ellas a medio plazo, el pasado lunes tuvo lugar una presentación a cargo del arquitecto Valerio Morabito, profesor de Arquitectura del Paisaje en la Universidad Mediterránea de Reggio Calabria (Italia).

Una de las propuestas que más éxito cosechó fue la de unir Albuñol con La Rábita por medio de un bulevar peatonal y un carril bici. Según el concejal de Agricultura y Urbanismo, José Andrés Rodríguez, el Consistorio ya estaba detrás de la posibilidad de conectar ambos núcleos poblaciones y reconoce el potencial de La Rábita y El Pozuelo, donde incluso se han llegado proyectar un par de puertos deportivos.

La oferta de ocio y turismo de los investigadores americanos pasa por aprovechar la primera línea de playa, pero también la montaña, el lugar para ellos ideal para la apertura de restaurantes, que aprovecharían la afluencia de las visitas turísticas a invernaderos y un mercado de la fruta al aire libre. Además, propusieron disfrutar del paisaje por medio de rutas de miradores, pues para ellos los invernaderos no suponen una contaminación visual, sino que los contemplaron por primera vez (no habían visto nunca nada igual) como algo peculiar que, integrado en medio de zonas verdes y rodeados de flores supondrían una visión agradable desde las alturas.

Según Morabito, el equipo valoró "de forma muy positiva" la presencia de invernaderos "por su cualidad estética, su inserción en el territorio y la creación de un paisaje único, ya que también nos importa su alma".

José Andrés Rodríguez cree que estos expertos "nos han dado la oportunidad de contemplar con una mirada nueva los invernaderos, no sólo en su aplicación agrícola, sino también turística; ahora es preciso un cambio de mentalidad por parte de todos".

El proyecto formó 4 grupos de trabajo en el campo del diseño arquitectónico que tuvieron como destinos Ámsterdam, Barcelona, Las Vegas y Albuñol. En la exposición de las conclusiones que tuvo lugar en Philadelphia hace 2 meses, el mayor tiempo que se empleó fue en el municipio granadino, por suponer "el reto más difícil y en el que tuvieron que emplear más la imaginación".

Morabito lleva años desarrollando estos estudios. Ha intervenido en lugares como Barcelona, la Toscana o Túnez. Marruecos ha supuesto hasta ahora su reto más importante, donde, como en Albuñol, "la estrategia paisajista está íntimamente relacionada con las prácticas agrícolas", que dotan de "identidad las nuevas formas urbanas". Por ello, ha creado cinturones verdes alrededor de núcleos urbanos o espacios agrícolas dentro de las ciudades.

"La industria del turismo crece, pero es cada vez más exigente", afirma el profesor, quien opina que el "turismo de masas", de breves y aceleradas visitas no es el adecuado para este municipio, sino que lo ve más integrado en el turismo slow o lento, interesado integrarse en las localidades, "vinculado con los ciclos agrícolas, con las estaciones, implicándoles en las prácticas agrarias, en la cocina tradicional".

A los investigadores que procedían de Estados Unidos, Puerto Rico, Corea, China, Canadá, Israel y Japón les gustó tanto este destino que en vez de estar en septiembre los dos días previstos se quedaron uno más y prefirieron sacrificar su visita a Córdoba.

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