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sábado, 8 de octubre de 2011

El gran taller de la escultura barroca sur.es

ANTONIO JAVIER LÓPEZ ajlopez@diariosur.es | MÁLAGA.

En el Museo Nacional Colegio de San Gregorio, en Valladolid, puede contemplarse una 'Magdalena' realizada en 1664 y firmada así: 'Granatensis Malacae'; es decir, 'granadino en Málaga'. Se trata de una de las piezas más destacadas que Pedro de Mena realizó en su taller de la capital durante las últimas tres décadas de su vida. La obra ilustra, además, el papel de la provincia como centro de producción señero de la escultura barroca. Un periodo de esplendor que analiza el primer volumen de la 'Historia del Arte de Málaga' que SUR distribuye a partir de mañana y que cuenta con el patrocinio de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y la colaboración del Museo Picasso Málaga, FyM-Italcementi Group y la UMA.
Habla el autor de esta primera entrega, el historiador José Luis Romero Torres: «La escultura barroca de los talleres de Málaga y Antequera fue superior en calidad técnica y prestigio artístico a la pintura. Las esculturas de Pedro de Mena superaron las obras pictóricas de Juan Niño de Guevara, a pesar de que los dos partieron de la estética de Alonso Cano y crearon su propio estilo».
«Y ningún pintor del siglo XVIII -prosigue el especialista- recibió el reconocimiento artístico que disfrutó Fernando Ortiz con su trabajo temporal en el Palacio Real de Madrid, con su nombramiento de Académico de Mérito de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid por la sección de Escultura, ni por el nombramiento de inspector de las canteras de Andalucía para suministrar mármoles a la obra del palacio regio de la Corte. Sólo el pintor Miguel Manrique, del que conocemos pocas obras, pudo igualarse en su época al escultor José Micael Alfaro».
En la provincia instalaron su taller algunos de los escultores más notables de la época, cuya producción viajó a distintos puntos del mapa nacional. «Actualmente algunas esculturas creadas en Málaga en los siglos del Barroco forman parte del patrimonio de casi todas las provincias andaluzas (Cádiz, Córdoba, Huelva, Granada, Jaén y Sevilla), de algunas ciudades y pueblos de las dos Castillas, de Madrid, etc. Además, están en los fondos de varios museos españoles (Museo del Prado, Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid, Museo de Bellas Artes de Sevilla, además del Museo de Bellas Artes de Granada y el antiguo de Bellas Artes de Málaga)», acota.
«La conservación de estas esculturas nos permite conocer muchos rasgos artísticos del estilo de los escultores activos en Málaga, cuyas obras desaparecieron con motivo de las diversas desamortizaciones del siglo XIX y con las destrucciones y pérdidas producidas en las revueltas sociales y bélicas de la década de 1930. Muchas de aquellas obras las conocemos gracias a la iniciativa de Juan Temboury que las fotografió casualmente antes de su pérdida», añade el especialista.
De este modo, la primera entrega de la 'Historia del Arte de Málaga' repasa no sólo la amplia nómina de la escultura barroca malagueña que se ha conservado, sino que también rescata piezas que por diferentes avatares han desaparecido. «En este estudio incluimos obras que formaron parte del patrimonio artístico de la provincia y que por desgracia no se conservan, no obstante las reproducciones fotográficas antiguas nos permiten conocer su calidad plástica y valorar suficientemente a sus autores», especifica el experto.
Obras paradigmáticas
«Entre las esculturas exentas de madera tallada, dorada y policromada destacamos varias pérdidas. De Pedro de Mena, las magníficas esculturas del 'Cristo de la Buena Muerte' y la 'Virgen de Belén' de la iglesia de Santo Domingo en Málaga, dos paradigmas del Barroco español. De Fernando Ortiz, la imagen de 'Jesús orando en el Huerto', que era una espléndida escultura de talla completa, la 'Urna con el Cristo yacente' del antiguo Santo Sepulcro de la iglesia de San Agustín, ambas realizadas para Málaga, y el italianizante 'San Sebastián' de Teba, que durante décadas estuvo atribuida a Nicolás Salcillo», entre otras referencias analizadas por Romero Torres.
Pese a la pujanza de los autores radicados en la provincia en aquellos años, el especialista descarta la existencia de una 'escuela malagueña' de escultura barroca: «Debemos olvidarnos del concepto decimonónico de escuela artística de carácter territorial y valorar más la influencia de los maestros importantes en sus seguidores».
«En este sentido, podemos distinguir entre los maestros con estilo propio que influyeron en generaciones posteriores, como Pedro de Mena, y otros escultores que lograron su estilo personal y ofrecieron obras de gran calidad plástica, pero no tuvieron seguidores, como Andrés de Carvajal. Además de Pedro de Mena, de la nómina de escultores destacamos a Fernando Ortiz en Málaga; al malagueño José de Medina -natural de Alhaurín el Grande- que se estableció en Jaén desde donde se trasladó a Antequera y Lucena para trabajar; o los escultores activos en Antequera en el siglo XVIII, Andrés de Carvajal y Diego Márquez».
Serían algunas de las firmas más destacadas de este periodo. Pero, ¿y las obras? El autor de la primera entrega de la 'Historia del Arte de Málaga' desgrana algunas claves: «La obra escultórica más importante del patrimonio malagueño y uno de los paradigmas del arte Barroco español es, sin duda, la sillería del coro de la catedral de Málaga».
«Una obra -argumenta- en la que intervinieron el arquitecto-ensamblador Luis Ortiz de Vargas y varios escultores. A pesar de que el artista principal de las esculturas fue el granadino Pedro de Mena, quien se trasladó a nuestra ciudad para realizar las cuarenta imágenes que se le contrató, no obstante también fueron autores del magnífico repertorio de imágenes el escultor José Micael Alfaro, autor del expresivo apostolado, y un desconocido Diego Fernández. Aunque la mayor parte de las imágenes muestran una actitud erguida y serena, Mena compuso unas cuantas con gran dinamismo para las que se inspiró en obras clásicas griegas o romanos, como el San Sebastián, atado al árbol y saeteado, que está inspirado en la figura central del famoso grupo del Laocoonte».
«De las conservadas -prosigue Romero Torres- comenzamos con el 'Cristo del Mayor Dolor' de la iglesia de San Sebastián de Antequera que realizó el escultor Andrés de Carvajal, seguimos con el 'Cristo de la Sangre' de Ronda encargado a comienzos del siglo XVIII al escultor sevillano Pedro Duque Cornejo; continuamos con las obras de mármol esculpidas por Fernando Ortiz, como la 'Inmaculada' que perteneció al triunfo malagueño dedicado a esta advocación, propiedad del Ayuntamiento, y la 'Piedad' que preside la fachada del Palacio Episcopal; o las esculturas anónimas que decoran el panteón de los Condes de Buenavista, la escalera y el camarín del Santuario de Santa María de la Victoria en Málaga, una joya del arte Barroco español que deberían de conocer todos los malagueños».
A lo largo de su investigación, Romero Torres también se detiene en las creaciones instaladas en la provincia de Málaga y que fueron encargadas a escultores de Sevilla o Granada, así como importadas desde Italia. En este aparado, el historiador cita «los bustos genoveses, de mármol blanco, que decoran los jardines de la Finca El Retiro en Churriana; la pareja de la 'Inmaculada' y 'San José' de las carmelitas descalzas de Antequera, obras del napolitano Nicola Fumo o la 'Magdalena' y 'Santa Teresa', atribuidas al también napolitano Giacomo Colombo, que se conservan en la Catedral».
El peso de la imaginería
Y al volver la mirada sobre los talleres malagueños, Romero Torres enumera algunas de las referencias más relevantes. Comienza por cuatro tallas de Pedro de Mena: la 'Magdalena' conservada en el Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid, el 'San Francisco de Asís' de la Catedral de Toledo, la pareja de 'Ecce Homo y Dolorosa' y la 'Dolorosa de la Contemplación' del monasterio de las Descalzas Reales de Madrid.
No olvida José Luis Romero Torres las aportaciones del escultor Fernando Ortiz, de quien destaca el relieve de mármol esculpido a mediados del siglo XVIII «representando la Filosofía con destino al Palacio Real de Madrid, aunque actualmente se conserva en el Museo Nacional del Prado. A estas les seguirían las esculturas que José de Medina, Andrés de Carvajal y Diego Márquez realizaron para el pueblo de Estepa (Sevilla)», en palabras del autor de la primera entrega de la enciclopedia que SUR empieza a distribuir mañana.

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