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lunes, 3 de octubre de 2011

«No nos han enseñado a disfrutar del patrimonio, solo es una carga» LARIOJA.COM

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«No nos han enseñado a disfrutar del patrimonio, solo es una carga»

Juan Domingo Santos, apostado sobre uno de sus proyectos.:: J. ORTIZ



Su estudio de arquitectura está en la torre alcoholera de una antigua fábrica de azúcar en Granada. Eso podría definir el concepto y la labor arquitectónica de Juan Domingo Santos, profesor de Proyectos en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Granada. Con motivo de la celebración del Día de la Arquitectura, el Aula de Cultura de Diario LA RIOJA, la UNIR y el COAR organizan hoy, como inicio de curso, la charla 'Experiencias' de este arquitecto.
-¿Cómo vive un arquitecto el Día Mundial de la Arquitectura?
-Hoy en día se celebra todo... La mejor manera de celebrar este día sería hablar de arquitectura.
-¿Qué experiencias va a exponer hoy en su ponencia?
-Lo que quiero contar es que la arquitectura tiene que ver con mis experiencias personales, cómo un arquitecto se aproxima a un proyecto. En mi caso no quiero que se entienda como un ejercicio de especialista o de disciplina pura y dura; hacer arquitectura, para mí, es un acto vital y tiene que ver con la manera en la que una persona conoce el mundo. Los proyectos no salen de un armario ni son grandes procesos intelectuales, son sentimientos, encuentros con objetos de la vida cotidiana. Quiero reivindicar eso, el proyecto cotidiano.
-Algunos de sus proyectos son singulares desde su título: 'Casa para un mago', 'Museo del Agua'...
-Para mí es muy importante el nombre de los proyectos, la toponimia. La palabra tiene el poder de incitar a la acción. Por ejemplo, 'Casa para un mago' tenía un nombre anterior: 'Ilusiones urbanas'. Es una casa para un mago en el interior de Granada y casi consistía en convertir la arquitectura en magia. Intenté hacer con la arquitectura lo mismo que hace el mago con las cartas, representar a ese personaje. El Museo del Agua de Lanjarón se realizó a partir del encuentro con un antiguo molino abandonado y después de que un vendaval derribara unos árboles en un parque y dejara al descubierto una acequia. Con todos esos elementos realizamos el proyecto, a modo de serendipia. Así la arquitectura también se convierte en un juego.
-Y su propio estudio es una antigua fábrica de azúcar...
-Cuando acabé la escuela realicé el proyecto en Sevilla y viajaba siempre en tren. Cada día pasaba por esta antigua fábrica de azúcar, con su torre-destilería. Y, cuando acabé la carrera, decidí acudir allí y entrar. Creo que los proyectos también se sustentan con los sueños y la ilusión. Yo quería tener allí mi estudio; entonces, entré y lo ocupé. Desde hace veinticinco años estoy allí y lo he ido arreglando y recuperando. No sé si aquel lugar me estaba esperando o si hago la arquitectura de este modo por este sitio porque puedo reconocer mucho de mis proyectos en esta antigua fábrica.
-Esta historia incluso ha originado un cortometraje, ¿no es así?
-Sí, Juan Bollaín ha realizado 'Un encuentro', que ha ganado algunos premios de cine sobre patrimonio. Creo que es muy bonito, narra mi experiencia. La arquitectura tiene algo de narrativa y de experiencia. Yo necesito salir y buscar cosas, no puedo quedarme todo el tiempo en el estudio. Siempre ves algo o alguien te dice algo...
-Su arquitectura tiene un denominador común: la intervención sobre el patrimonio. ¿Por qué?
-Todo tiene un sentido patrimonial e histórico. Lo que distingue una cosa de otra es cómo lo reconoce la sociedad. Una piedra en el camino no tiene valor pero la Alhambra de Granada sí. En mis proyectos hay esfuerzo por reordenar, una revalorización. No nos han enseñado a disfrutar del patrimonio, parece que solo es una carga.
-Cada vez es más importante la arquitectura, las empresas (en La Rioja, sobre todo, las bodegas) desean un buen diseño para sus nuevas instalaciones.
-A través de la arquitectura también se produce la identificación de un producto. Por ejemplo, antes la gente solo conocía del vino el vino mismo, pero ahora se acerca a conocer las bodegas. Al final, el edificio identifica como una marca.
-¿Corren buenos tiempos para ser arquitecto?
-No. Ahora todo está en contra de la arquitectura. Se restringen sus funciones, se crean más especialidades... Y la sociedad cada vez respeta menos a los profesionales, y en la arquitectura especialmente.

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