Sus películas, precursoras del movimiento de la Nouvelle Vague, se proyectan desde este miércoles en el Palacio de los Condes de Gabia
El Festival de Cine Clásico Retroback prosigue su andadura con la proyección, a partir de miércoles, de cuatro películas del cineasta francés Jean Vigo en el Palacio de los Condes de Gabia, sede del área de Cultura de la Diputación Provincial de Granada. Las cintas suponen un recorrido por la filmografía de este director con una trayectoria y una vida breves pero muy influyentes en movimientos cinematográficos como la Nouvelle Vague.
Los títulos que los aficionados al cine podrán disfrutar en Condes de Gabia, en versión original subtitulada en español, son 'A propósito de Niza' (1930); 'La natación según Jean Taris' (1931); 'Cero en conducta' (1933); y 'L*Atlante' (1934). A excepción de esta última, de una duración de 85 minutos, son versiones digitales restauradas de películas todas ellas que no superan los 30 minutos de duración.
Todas las proyecciones son a partir de las seis de la tarde. Mañana miércoles 22 de febrero se pasarán 'A propósito de Niza' y 'La natación según Jean Taris', mientras que el jueves 23 será el día en que se podrá ver 'Cero en conducta', y 'L*Atlante' pondrá fin el viernes a este ciclo organizado por la Diputación Provincial de Granada con la colaboración de la 'Alliance Française'.
Nacido en París, aunque de padre español, Jean Vigo murió tempranamente antes de cumplir la treintena. A pesar de tan solo cuatro títulos en su haber, alrededor de doscientos minutos de proyección y un lustro de creación cinematográfica, Vigo ha pasado a ser uno de los más importantes nombres de la lírica cinematográfica. Su influencia, primero en la Nouvelle Vague y después en el dispositivo documental, le ha permitido ser una fuente de inspiración para muchas y vastas generaciones de cineastas.
Su infancia y pubertad las pasó en un internado y, debido a las malas condiciones de vida, contrajo tuberculosis en la adolescencia. Fue por su enfermedad que se instaló en Niza en donde fue ayudante en un estudio fotográfico y, posteriormente, parte muy activa del cineclub de Niza, lo que le procuró diversos contactos con experimentadores cinematográficos de todo el mundo.
Con veinticuatro años Jean Vigo invitó al director de fotografía Boris Kaufman a trabajar con él para hacer documentales. Kaufman, hermano del también cineasta Dziga Vertov, estaba influenciado por las teorías del cine-ojo o cine-verdad, provenientes de las corrientes bolcheviques que preconizaban el rodaje directo, sin actores y con cámara oculta para filmar. Este dispositivo fílmico pretendía un punto de vista inédito, documentado más que documental, que permitiese explorar una visión de la realidad sin fisuras: "una perspectiva sobre una sociedad superficial en proceso de putrefacción", en palabras de Vigo.
Por regla general, cuando trabajaban juntos, Kaufman filmaba y Vigo dirigía. Con frecuencia Vigo llevaba a Kaufman a pasear en silla de ruedas con la cámara escondida entre las piernas y tapada por una manta. Así, la cámara pasaba desapercibida y daba opción a rodar sin aprensiones de los protagonistas.
Vigo hizo apenas dos películas y dos documentales, pero se ha convertido, con el paso del tiempo, en uno de los directores más importantes e influyentes en la historia del cine. Su poética ha deslumbrado a cineastas de la talla de Truffaut, Godard, Linsay Anderson o José Luis Guerín. Su discurso fílmico ha sido analizado y revisado por publicaciones, filmotecas y festivales de todo el mundo a lo largo de los últimos cincuenta años. Su legado combina la ternura con el surrealismo, sostenido todo ello por una ideología libertaria.
En 1930, rueda su primer filme, 'A propósito de Niza', con el que Jean Vigo ofrece una mirada distante, subvertida y conmovedora de la ciudad francesa, explorando durante 23 minutos de metraje la atmósfera y el tipo de vida urbana como si fuera rodada por un turista convencional. Pero en vez de rodar vistas y paisajes, su cámara indaga el contraste entre los barrios pobres de Niza y las clases acomodadas. Según los críticos, Vigo se toma en este filme ciertas licencias artísticas con un montaje asociativo que imprime un ritmo impecable. Ciertos planos son especialmente llamativos para la época en que se filmaron. La música y la ambientación captada con la fotografía son también reseñables.
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