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jueves, 23 de febrero de 2012

“Los demonios traviesos no son malos” granadadigital.com


Foto: Álex Cámara

ENTREVISTA | Francisco Barajas

José Miguel Castillo Higueras, es un esteta que ama a los perros, a la lectura y a la cultura en general. Un granadino de pura cepa que también es arquitecto técnico y docente en la Escuela de Arte de Granada. Un ser humano que a la amistad le da el valor que otros se lo niegan. Un demonio travieso que no es malo, un “bad boy”, porque debe de matar moscas con el rabo. Lo de los cuernos mefistofélicos ni los mencionamos.

José Miguel Castillo Higueras, es uno de esos pocos políticos que han sido cargo público municipal con el PCE y con el PSOE. Y que ahora asesora al PP en las cuestiones de tierra, mar y aire de esa política que ni es terrosa, acuosa ni aérea, sino todo lo contrario. ¡Salud! Ínclito político que entiende de pajes, dulces conventuales, chocolates con leche y sin ella, perros fieros y mansos como leones, protocolos municipales, decoraciones de interiores en casas bailías, condecoraciones munícipes y nanopolíticas de ayuntamientos que no son mancos, tullidos y ciegos.

La intrahistoria de esta ciudad granatensis, eso, lo esperará en el Infierno. Y ya que él argumenta que allí irá por ser mucho más divertido y juvenil. ¡Ah!, que se me olvidaba… José Miguel Castillo Higueras, magistral en altos vuelos eclesiásticos y vaticanos, entiende de Papas, cardenales, obispos, arzobispos y curas rasos. Hay que hacerle justicia con todos sus méritos.

Pregunta.- Dicen que amarse a sí mismo es muy gratificante… ¿Usted ama la política, al mundo político, y ya que militó en el Partido Comunista de España (PCE), en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y ahora en la actualidad es asesor político del Partido Popular (PP) de Granada?

Respuesta.- En la lucha por la democracia, el protagonismo fue del Partido Comunista (PCE). Desde el X Congreso, que no aceptó el “eurocomunismo” (comunismo democrático), fui primero independiente en las listas del PSOE a las municipales y después militante. Recientemente se me pidió que asesorara al PP en temas de interés ciudadano o de Granada sin renunciar a mis ideales. Esto es tener una mentalidad abierta.

P.- Envejecer será abandonarse a sí mismo… ¿Y por qué es usted un “bad boy”, un chico malo, quizá por miedo a envejecer o porque realmente es un demonio juguetón?

R.- Siempre me he sentido joven, con los jóvenes. Y travieso y transgresor. Es una forma de progreso y no de retroceso. ¡Los demonios traviesos no son malos! Y, a veces, los “malos” son que se creen muy buenos… A mí me dan miedo.

P.- La Casa Bailía, el Ayuntamiento de Granada, es un antiguo convento… ¿Y qué aportó usted a este convento durante sus años políticos en él?

R.- Una restauración y enriquecimiento formal y arquitectónico, como responsable de una ciudad como Granada, y que es una capital artística y cultural. En que su Palacio Consistorial debía de acercarse a la gran categoría universal con la que se la reconoce. Había estado deteriorado, y ahora es una satisfacción por su restauración enriquecedora y su funcionalidad.

P.- Los alcaldes son políticos cercanos que nunca son muy cercanos a la ciudadanía… ¿Y qué pasó para que don Antonio Camacho dejara de ser alcalde y lo supliese don Antonio Jara, ambos del PSOE? ¿Algo raro políticamente hablando…?

R.- Antonio Camacho, una gran persona, sufrió mucho con el tema tan nefasto urbanista de Hipergranada. Antonio Jara, echó para delante a pesar de las amenazas…

P.- La economía, sobre todo por la caída del “ladrillazo”, ha dejado al ayuntamiento granadino tan pobre como las ratas… ¿En su tiempo político se tiraba con pólvora de rey o, en su defecto, con la pólvora de un duque postinero? ¿Se gastaba a troche y moche y sin sopesar en que el futuro se podía cambiar?

R.- Lo primero que se hizo, era yo teniente de alcalde delgado de Hacienda y Patrimonio, fue sanear la hacienda municipal y poner las bases de una Hacienda lógica. El Urbanismo, su Gerencia, era todo muy peligroso ante una posible “burbuja”, y que parecía no poder solucionarse en ningún sitio a tiempo.

P.- Los políticos corruptos son deleznables… ¿Cuando usted gobernaba, en el equipo de gobierno correspondiente, había políticos trincones y corruptos o entonces se hacían las cosas mucho mejor que ahora en la actualidad?

R.- Viví una época política de ideales e ilusiones en general, ahora lo es más de intereses. Siempre hay de todo, pero no es lo mismo. Ahora se exige unas medidas de control y no siempre factibles.

P.- Los colores políticos opuestos son antitéticos… ¿Si gobierna el PP en la Junta de Andalucía, previo ganar las elecciones autonómicas del 25-M, el ayuntamiento granadino podrá ver las cosas con mejor color político y con más desahogo económico? ¿Todo lo no realizado se realizará?

R.- No siempre. Hay que ir a sumar esfuerzos buscando coincidencias. Todo esto tiene inconvenientes y ventajas lógicas y evidentes. El tiempo nos los dará…

P.- Granada ciudad de la cultura supina… ¿Y de qué le viene a Granada eso de ser una ciudad cultural por antonomasia? ¿Será por el agua, el aire, o diga usted porqué será y según su criterio?

R.- Por su historia y protagonistas culturales. Pasado, próceres e incluso monumentos, la Alhambra; o protagonistas como Federico García Lorca, Manuel de Falla, Alonso Cano, José Guerrero o Enrique Morente. Hay tantos, que es imposible de enumerar en una lista.

P.- Los líos políticos también son líos… ¿Y qué no conoce la ciudadanía y que usted sí lo conoce en profundidad? ¿Sería muy poco político y conveniente que se supiese?

R.- Mejor que no… Yo creo que se intuyen, pero no es bueno ensanchar las heridas… Pidamos todos más sumar esfuerzos, no restar.

«No es bueno ensanchar las heridas»

P.- Lo cultural siempre será la manera de evadirse de un mundo comercializado y falaz… ¿Y además de la cultura, que cosas le merecen a usted la pena…?

R.- La mistad. Es otro valor que da sentido a nuestras vidas con cariño y amor. Compartir vivencias, conocimientos y acciones culturales y artísticas, esas que tanto nos enriquecen. Lo económico para lo otro, pero no debe de ser objeto primordial. ¡No nos vamos a llevar…!

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