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viernes, 30 de marzo de 2012
Trayectos por el arte elespectador.com
Liliana Vélez, Natalia Granada, Nohemí Pérez y una obra de Victoria Montoro Zamorano.
Un recorrido por las galerías en Bogotá
Cuatro propuestas de artistas que exponen actualmente sus obras
Geografía de la piel
Los videos a manera de autorretratos o performances filmados que presenta Liliana Vélez en la muestra Quehacer y placer pueden parecerles a muchos espectadores chocantes, e incluso grotescos.
En uno de ellos se ve su operación de reducción de senos; en otro, acurrucada y desnuda, se come una torre de cáscaras de huevo en alusión fálica. Una pantalla pequeña muestra una masturbación con un chorro de agua en una tina, y una mediana, su piel en detalle recorrida por chorros de tinta.
Son todos intentos de señalar la frontera entre lo público y lo privado. Las imágenes, arriesgadas, en las que lleva el cuerpo al límite, contrastan con la educación familiar católica y conservadora que recibió. Sus palabras, porque su arte también se presenta en forma de literatura donde el personaje de ficción se confunde con la persona real, son igual de retadoras y siempre con el cuerpo, la piel y la connotación sexual en el centro. Al final, son acciones que resultan liberadoras para la artista y transgresoras para el observador.
Valenzuela Klenner, carrera 5 Nº 26-28. Tel.: 243 7752. Hasta el 4 de abril.
De presagios y cataclismos
Siete toneladas de carbón forman una montaña, como si se tratara de los vestigios de un derrumbe. En este gran montículo se encuentran enterradas, desparramadas, 205 (número de países en el mundo) esculturas talladas en carbón que representan edificios emblemáticos del poder en el planeta, como la Pirámide Transamérica de San Francisco, el edificio Chrysler y el Empire State de Nueva York, y la Torre Coltejer en Medellín.
Esta instalación de Nohemí Pérez forma parte de un tema que la ha inquietado desde hace un tiempo y que corresponde al colapso de la economía y las dinámicas del capitalismo en el mundo. La pieza se titula El tiempo del lobo, haciendo referencia a los días y horas que preceden como negros presagios el fin del mundo en la mitología germana. Según el curador de la muestra, José Alejandro Restrepo, la pieza señala cómo el uso y el abuso de los recursos naturales de manera irresponsable y no sostenible ya no es una premonición, es (al menos) una admonición.
Además de la instalación, Pérez saca de los escombros esos edificios y los vuelve esculturas en sí, unas con el carbón pulido y otras en bruto. También presenta unos dibujos hechos en polvo de carbón que nombran diferentes minas en Colombia, como Catatumbo, Cimitarra, Tasajero, entre otras, para señalar el problema de los recursos naturales de la región, la violencia y el subdesarrollo que sostienen a los países del norte. El material adopta una voz conceptual.
Galería NC Arte, carrera 5 Nº 26B-76. Tel.: 282 1474. Hasta el 28 de abril.
Cuerpos del horror
Los dibujos con óleo de Natalia Granada son atroces y grotescos. Con la fuerza expresiva concentrada en el trazo, la artista colombiana crea un mundo del horror habitado por alimañas y cuerpos mutilados que parecen aullar de dolor. Su muestra Re-pulsión, compuesta por 32 dibujos de mediano y gran formato, indaga sobre la animalidad que perdura en el ser humano y la fuerza primitiva, demoledora y perturbadora del deseo.
“Mi trabajo gira en torno al cuerpo y a todo lo que lo constituye. La violencia, el deseo y la muerte también hacen parte de nosotros”, afirma Granada, quien se entregó a la plasticidad del dibujo para crear cuerpos que habitan los extremos: la vida y la muerte, el deseo y la ausencia, la sensualidad y el despojo, el amor y la guerra.
Para la escritora Piedad Bonnett, el misterio de estos dibujos nace “de la imprecisión de los límites: el vientre es boca, la lengua ,falo, las piernas, ancas, el gozo y el dolor se tocan, la vida contiene el germen de la muerte”. La desgarradora obra de Natalia Granada, dice Bonnett, no puede ser contenida por el pensamiento porque reside en la entraña humana.
Centro Cultural Gabriel García Márquez, calle 11 Nº 5-60. Tel.: 283 2200. Hasta el 15 de abril.
El abandono como imagen
Victoria Montoro Zamorano es fotógrafa autodidacta y eso le ha permitido conservar su imaginación intacta. “A lo mejor las cosas que me interesan a mí no le interesan a nadie más, pero me alegro de no haber ido a la escuela de fotografía”, dice esta cubana que se radicó en Estados Unidos luego de abandonar su país a los 12 años de edad. La fotografía, que empezó como una forma de escape a las largas jornadas laborales y las rutinas de madre soltera, se convirtió en su oficio cuando ya pasaba de los 50.
Desde entonces ha viajado alrededor del mundo capturando escenarios y personajes que le parecen intrigantes. Rumania ha sido su último destino. Allí recorrió los cientos de cementerios judíos y las sinagogas que se han ido consumiendo por el paso del tiempo. “El abandono es absoluto. Algunas las arriendan como mueblerías y mil cosas más. El único impedimento consiste en que no las pueden alquilar a una casa de prostitución o a una iglesia católica; vaya contraste”, dice Victoria Montoro.
Compuesta por 35 imágenes de gran formato, donde la luz y el color son los protagonistas, la muestra estará hasta el 4 de mayo en la galería La Cometa. Los registros arquitectónicos de Montoro no sólo hablan de historia y religión, están permeados por el mismo abandono que también acuna su mente. “Evidentemente sí tengo algún sentido de abandono: soy cubana, tuve que dejar mi casa, mi familia y hasta a mi madre cuando era niña”.
Galería La Cometa, carrera 10 Nº 94A-25. Tel.: 601 9494.
Liliana López Sorzano / Paula Santana
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