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jueves, 26 de abril de 2012

La verdad de Fernando Delgado ideal.es

Fernando Delgado, junto al periodista Alejandro V. García. :: GONZÁLEZ MOLERO

 El escritor presentó 'También la verdad se inventa', una novela de crítica social JUAN LUIS TAPIA | GRANADA.

 Tomando un verso de Antonio Machado, Fernando Delgado presenta 'También la verdad se inventa', donde la figuración y las medias verdades protagonizan una novela «reivindicativa» y «provocadora», que defiende los «distintos modos de vivir» y la responsabilidad de cada uno para intentar comprender el comportamiento del prójimo.

 Para ello, Fernando Delgado sitúa la acción en un programa radiofónico que cada noche acoge los testimonios de una colección de personajes que confían a la periodista conductora sus complejos y obsesiones. «La radio como confesionario es mejor que Internet», señaló el escritor y periodista, autor de novelas como 'La mirada del otro' (Premio Planeta 1995, llevada al cine por Vicente Aranda), 'No estabas en el cielo' o 'Isla sin mar'.

 La conductora de este 'confesionario' nocturno en las ondas radiofónicas es Almudena Farizo, una locutora que invita a los oyentes a compartir sus insatisfacciones en el programa 'Suya es la palabra'. Hasta que una noche, irrumpe en antena una oyente anónima (Alma) y desata un torrente de elucubraciones entre los participantes, que empiezan a especular en torno a su identidad sexual.

 «En la novela hay un retrato a la sociedad actual de las apariencias y una crítica a lo que tiene de impostora», comentó Fernando Delgado, quien presentó su novela en el marco de la Feria del Libro de Granada, en un acto que estuvo presentado por el periodista Alejandro V. García. «Es una novela sobre la otra verdad y que nos habla de la hipocresía y el engaño», añadió el escritor.

 Identidad sexual

'También la verdad se inventa' es una novela que aborda la identidad sexual de los seres humanos y el derecho a vivirla en plena libertad y a toda luz. «Critico -dijo- la falta de comprensión de la sociedad actual, la incapacidad para ponerse en el lugar del otro». En cuanto a la homosexualidad y esa ausencia de comprensión, Fernando Delgado reniega de la palabra «tolerancia, porque es concesiva y arrogante ante la admisión del otro, y en este sentido contrapongo la compasión, esa idea que hemos asociado a un concepto religioso y creo que es un sentimiento muy cívico».

 Fernando Delgado señaló que a pesar de la existencia del matrimonio de homosexuales y el intento de normalización, la sociedad española persiste en mantener «cierta doblez que existe en un lenguaje políticamente correcto en la superficie, pero en el fondo perviven las reticencias».

 La radio y su mundo, el de aquellos programas nocturnos, forma parte de la novela, «y al principio la radio me servía como procedimiento literario y después, una vez avanzaba, se convirtió en el escenario para acabar siendo un personaje». Fernando Delgado afirmó que se trata de «una radio desnuda y previa a Internet, pero hoy en día la radio sigue creciendo, porque no tienes que mirar una imagen y por eso nos acompaña».

 Delgado fue el rostro cultural de los telediarios, aquel que al finalizar un informativo recomendaba a los espectadores una lectura, pero en la actualidad la saturación informativa «ha provocado mucha confusión y se banaliza y trivializa sobre lo cultural, de ahí que todo llegue muy deteriorado al público».

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