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jueves, 24 de mayo de 2012

El arte de Lascaux, teñido de peligrosos hongos elmundo.es


Rosa M. Tristán.- Madrid



El interior de las cuevas rupestres son un nido de patógenos que proliferan en un ambiente frágil. Cuevas como las de Lascaux, con pinturas y grabados rupestres de hace más de 17.500 años, podrían destruirse si se continúa interviniendo en ellas como se ha hecho hasta ahora, según un nuevo estudio liderado por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Un equipo de investigadores españoles ha descubierto, en Lascaux, que en la década pasada sus responsables utilizaron unos biocidas para acabar con hongos que hicieron justo lo contrario: las bacterias proliferaron y hoy ponen en serio peligro su futuro. En concreto, han detectado que están apareciendo nuevos hongos, que tiñen peligrosamente muchas de las 19.000 figuras pintadas y grabadas en sus paredes y su techo.
Las cuevas de Lascaux fueron descubiertas en los años 40. Entre 1948 y 1963 estuvieron abiertas al público, recibiendo una media de 1.800 visitas diarias. Para el año 63, las luces habían generado tantas algas que las pareces se habían teñido de verde. Se cerraron, y así continúan.
Sin embargo, se siguió interviniendo dentro y en 2001 hubo un brote de manchas blancas, causadas por el hongo 'Fusarium solani'. Para acabar con él, se utilizó un agresivo biocida de cloruro de benzalconio, además de antibióticos y cal viva. A los pocos meses, ya había manchas negras en las paredes, como recuerda el investigador del CSIC Cesáreo Sáiz, que ha publicado su trabajo en la revista 'Environmental Science and Tecnhnology'.
Para 2006, las manchas negras se extendía por toda la cueva, una amenaza que aún continúa, según Sáiz, y por ello se aplicó en 2008 un nuevo tratamiento biocida que no hizo más que empeorar el panorama, dado que era muy similar al anterior. "Lo que se ha hecho es favorecer la diversidad de los hongos, que quedaran los más resistentes a los biocidas", apunta el experto a ELMUNDO.es.
Así, si en el pasado ya se habían detectado que las manchas negras las producían dos especies nuevas ('Ochroconis lascauxensis' y 'Ochroconis anomala'), ahora encuentra que los hongos que actualmente colonizan las paredes son levaduras negras de la familia 'Herpotrichiellaceae' y la especie 'Acremonium nepalense', diferentes a los de 2008 y 2011.

Conservación preventiva

El problema es que no hay solución fácil. "Las propuestas que les he hecho van en un sólo sentido: la prevención, que es lo que ha funcionado en Altamira", señala Sáiz. No se pueden usar biocidas, que generan nuevos problemas, sino limpiar las zonas exteriores de forma que no penetre materia orgánica dentro de la cueva, es decir, los nutrientes que sirven a los hongos.
Como en el exterior de Lascaux hay un bosque, habría que despejar exhaustivamente los sedimentos y, además, evitar entradas de elementos volátiles y, por supuesto, de personas sin un control sistemático. Sáiz recuerda que en Altamira se hace un exhaustivo seguimiento microclimático y microbiológico y la eliminación, se siega la vegetaación interior y se controla el agua que se filtra al interior.
Además, el investigador del CSIC recuerda que estos hongos no dejan de ser patógenos. En un trabajo publicado en la revista 'International Journal of Speleology' ya advertía de que las personas que visitan cuevas deben tener cuidado, especialmente los niños, los ancianos y aquellos con un sistema inmune debilitado. "Yo siempre entro con mascarilla", asegura.
En 2010, ya se habían descrito 34 nuevas bacterias patógenas en cuevas de todo el mundo.

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