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viernes, 4 de mayo de 2012

Ernesto Cardenal: «Nunca he sido político, he sido revolucionario» abc

AFP El poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

MANUEL M. CASCANTE / CORRESPONSAL EN CIUDAD DE MÉXICO





El nicaragüense, galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, confiesa a ABC que su mayor influencia ha sido Ezra Pound, pues le descubrió que «en la poesía cabe todo»


Sacerdote, revolucionario y, ante todo, poeta, Ernesto Cardenal(Granada, Nicaragua, 1925) recibe “muy sorprendido” la concesión delXXI Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. “No lo esperaba, no contaba con eso, ni siquiera sabía que era candidato: ha sido una sorpresa muy agradable”, comenta a ABC en entrevista telefónica.
“Es casi el primero que recibo –detalla el autor de “Hora cero”–; el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda era el único que había recibido. Cuando me lo entregaron en el Palacio de la Moneda, ante la presidenta de Chile, dije que yo me jactaba de ser el poeta menos premiado de la lengua castellana. Ahora ya no podré hacerlo”.
- ¿Servirá este premio para abrir su obra a nuevos públicos? Quizá su personalidad haya podido opacar su obra...
- No, no creo. Tengo muchos lectores, sobre todo entre los jóvenes. Pero un premio como este ayuda a que me lean muchos más.
- En las notas biográficas sobre su obra se menciona con insistencia a Ezra Pound. Quizá haya también mucho de T.S. Eliot en su poesía...
- Tambien me ha influido Eliot, pero porque él fue influido por Pound. Eliot dijo que muchos habían sido influidos por Pound, pero él más que todos. A mí sobre todo me ha influido Pound, que es el que me enseñó algo muy importante en la poesía: que en la poesía caben todos los temas, igual que en la prosa; que la poesía no es algo muy especial y exclusivo, sino que cualquier cosa puede ser incluida en un poema, desde datos biográficos hasta chistes, anécdotas, documentos, cifras..., todo puede caber en la poesía. Mi poesía está llena de todo.
- Su poesía está llena de referencias “pop”, tanto en el sentido de alusiones culturales mundanas (“Oración por Marilyn Monroe” es un claro ejemplo) como en el empleo de un lenguaje muy cercano y coloquial.
- Está llena de la realidad, muy objetiva: ésa es la poesía mía. Eso es lo único original: que lo abarca todo.
- Y está llena de compromiso político, algo que comparten su vida y su obra.
- Por supuesto. Con otro tipo de poesía no se puede hablar de esos temas, porque no caben en una poesía llamémosle “muy lírica”. En cambio, en esta clase de poesía cabe todo, igual que en la prosa.
- Y cabe Dios.
- También. Dios cabe en la otra, pero aquí se puede hablar con más libertad.
- ¿Cómo ve hoy a la Iglesia en el mundo, y más concretamente en América Latina?
- A la Iglesia la veo muy mal, muy alejada del Evangelio. Sobre todo el Vaticano, una caricatura del Cristianismo verdadero.
- ¿Hay algún cambio con el papado de Benedicto XVI, tras la muerte de Juan Pablo II [quien, en su visita a Nicaragua en 1983, amonestó en la misma pista del aeropuerto a Cardenal, arrodillado ante él, por formar parte del gobierno sandinista]?
- Yo creo que es igual que el otro, o tal vez peor.

Carrera «política»

Ernesto Cardenal se enfrentaría a la dictadura de los Somoza desde 1954, cuando tomó las armas para intentar el asalto al Palacio Presidencial. Después de viajar por Europa y Estados Unidos, y una vez ordenado sacerdote, varios jóvenes de la comunidad que él funda en el archipiélago de Solentiname asaltan el cuartel San Carlos, por lo que el monasterio fue destruido por la Guardia Nacional y Cardenal, condenado en rebeldía.
El 19 de julio de 1979, el mismo día del triunfo de la Revolución, es nombrado ministro de Cultura, cargo que ocupa hasta 1987. En 1994 abandona el Frente Sandenista de Liberación Naciaonal (FSLN) y se convierte en azote opositor de la que califica como “dictadura” de Daniel Ortega, a quien tacha de corrupto y ladrón.
- Es usted un desencantado de la política...
- Yo nunca he sido político, he sido revolucionario, y yo no estoy desencantado de la revolución, sólo que esto no es revolución. “La revolución perdida” la llamo yo en el título de un tomo de mis memorias; perdida, porque ya no la tenemos, pero fue una revolución muy bella.
- ¿Cabe aún una revolución en nuestro mundo, en nuestro días?
- Naturalmente que sí: las está habiendo en todas partes, hasta en Wall Street.
- Pero, ¿tienen algún futuro esas revoluciones?
- (Piensa sus palabras). Al menos, todas buscan un futuro mejor.
- ¿Cómo es un día normal en su vida, un día sin premios?
- Casi sin hacer nada. Paso casi todo el día leyendo en la hamaca, que es favorable para el dolor de mi columna. Y cuando tengo algo nuevo que decir, algo diferente, escribo, pero eso ya no es tan frecuente.

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