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martes, 22 de mayo de 2012

Un año sin sobresaltos en los gobiernos municipales de Granada granadadigital.com


                                                            Foto: Luis F. Ruiz

Solo contadas escisiones de ediles de sus respectivos partidos 'tambalean' las alcaldías de Loja o Santa Fe


Sin grandes sobresaltos. Así han llegado los ayuntamientos de la provincia al primer aniversario tras la convocatoria electoral del 22 de mayo de 2011, día en el que ante todo destacaron triunfos como el del PP, por tecera cita consecutiva, en el Ayuntamiento de Granada; su mayoría absoluta en Motril y Guadix, o el holgado triunfo de socialistas en Baza.

Pero si por algo será recordada esa fecha es por el vuelco histórico que se produjo en el seno de la Diputación Provincial de Granada, en donde el PP consiguió desbancar al PSOE por primera vez en la Democracia tras agarrarse a los buenos datos cosechados, principalmente, en el cinturón de la capital granadina, que, dos meses después, propiciaron la ansiada investidura de Sebastián Pérez como presidente provincial.

El primer año tras las elecciones llega sin grandes tambaleos en los gobiernos municipales de la provincia granadina, aunque suenen tambores de guerra que en las próximas semanas pueden romper con la aparente calma que se ha vivido en el último año.

Así, solo se ha producido un cambio de alcalde respecto al que fue investido tres semanas después de las elecciones. Se trata de Santiago Pérez, quien a comienzos de 2012 dejó la alcaldía de Guadix para dedicarse exclusivamente a la Subdelegación del Gobierno, dejando al frente a Francisco Alcalá, un veterano del partido y en el municipio que compagina sus tareas de regidor accitano con las de diputado provincial.

En el resto, poco o nada que contar. Pese a que la sombra de la moción de censura ha planeado en varios municipios de la provincia, de momento ningún partido de la oposición se ha atrevido a dar el importante paso para arrebatar la alcaldía a quienes, el 11 de junio, accedieron mediante el procedimiento de investidura. Y situaciones, como las meigas, haberlas haylas.

SOMBRA DE MOCIÓN DE CENSURA EN CÚLLAR

Es el caso de Cúllar, en donde el diputado y portavoz del PP en la institución provincial, José Torrente, podría ser el primero en caer en las próximas semana si los movimientos que planean sobre el ayuntamiento de este municipio del Norte de la provincia llegan a buen puerto. IU ya ha ofrecido toda opción de desbancar al popular de la alcaldía, así que todo hace pensar que el paso, cuando se dé, será porque así lo decida el PSOE, sobre cuyo candidato, presumiblemente, Pedro Garijo, recaería el bastón de mando del municipio.

Pese a que el socialista Gerardo Sánchez lo intentó, la moción de censura solo sobrevoló el cielo de Armilla unos días, los que tardó UPyD en aclarar que no iba a desbancar a Antonio Ayllón (PP) de la alcaldía. En la ciudad metropolitana, populares cogobiernan con el apoyo de un partido independiente del municipio (IDEA) y el respaldo de UPyD, que optó por votar a la lista menos votada después de que Sánchez estuviera imputado. Muerto el perro no se acabó la rabia, y la ‘marea’ magenta no ha cambiado de opinión semanas después.

En el resto de localidades, poco o nada han temblado los cimientos municipales, si acaso, en Santa Fe, en donde la ya exconcejal socialista Ana Bella se marchó al grupo de los no adscritos, dificultando la tarea de gobierno de Sergio Bueno, quien vio cómo el pleno aprobaba, por ejemplo, que se redujera su salario a límites insospechados.

EL AMAGO DE JUAN MARÍA RIVAS EN ALBUÑOL

Ha habido otros casos más llamativos durante este primer año de mandato municipal, como fue el caso de Juan María Rivas (PP), el alcalde de Albuñol, quien hizo el amago de marcharse tras romperse el pacto que lo mantenía de forma estable con Convergencia Andaluza.

La sangre no llegó al río y el regidor se mantuvo en el poder, aunque no sin facilidades para sacar adelante su ayuntamiento.

Son las mismas trabas, intencionadas o no, que encuentran a diario otros alcaldes de la provincia que gobiernan en minoría, como son el caso de Atarfe, en donde Tomás Ruiz (PSOE) gobierna a expensas de hacia dónde decanten su voto IU o PP; Alfacar, en el que Maria Josefa Pino (PP) tiene que negociar con la oposición para evitar rechazos en sus propuestas; u Ogíjares, en cuya localidad Francisco Plata ha regresado a la alcaldía bajo una inestable minoría.

SANTA FE, ATARFE Y LOJA: TRES EJEMPLOS DE NO ADSCRITOS

Lo que sí se ha producido en un año han sido momentos de división dentro de los propios partidos políticos y en este caso han pillado las tres grandes formaciones: PP, PSOE e IU.

En el caso de los ‘populares’, el caso más reciente se ha producido en Loja, en donde Antonio María Caro ha abandonado el PP para dejar muy tocado el gobierno local compuesto por el PP y Convocatoria por Loja, con Francisco Joaquín Camacho al frente. Las diferencias entre el regidor y el concejal han provocado un cisma incluso en la formación política del municipio, en el que varios militantes ya se han dado incluso de baja.

Los socialistas han vivido su caso particular con la ya mencionada Ana Bella, la primera en abandonar su acta como edil de una formación para pasar al no adscrito en el municipio de Santa Fe, en donde el pacto entre socialistas e IU queda a expensas de lo que decidan populares y esta concejal, que más que la llave tiene en su poder el gobierno al completo de la localidad.

No se quedan atrás los dos concejales de IU que en Atarfe decidieron abandonar la formación por diferencias con las decisiones que su partido había respaldado hacia Tomás Ruiz (PSOE). Pese a que no existe un pacto entre las formaciones de izquierdas, el apoyo de IU a algunas decisiones del alcalde ha generado algún quebradero que otro en las filas de IU, que vio como dos de sus concejales pasaron al no adscrito en cuestión de semanas. No obstante, si PSOE e IU quisieran llevar a buen puerto un pacto podrían hacerlo, pues la mayoría absoluta estaría garantizada.

Sea como fuere el año después de las elecciones no ha traido apenas tensión a los ayuntamientos, más centrados en ajustar sus cuentas que en pactos o gobiernos imposibles, aunque aún quedan tres años y aún no hay nada descartado.

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