Reciclar el aceite de cocinar y los medicamentos sigue siendo una asignatura pendiente para los españoles, según una encuesta realizada por Eroski Consumer.
Así, uno de cada tres encuestados reconoce no reciclar el aceite usado por "la incomodidad de almacenarlo" y por la "ausencia de un servicio de recogida de este tipo de residuos".
Algo parecido ocurre con las medicinas: más de uno de cada cinco de los encuestados confirmó que no lo hace pese a que tirarlas a la basura o al desagüe genera contaminación de ríos y que sus principios activos los absorban cultivos o animales.
En España, se calcula que cada consumidor genera al año unos cuatro litros de aceite doméstico usado y en total, se mueven 180 millones de litros de aceite vegetal usado anuales. Más de la mitad termina en las alcantarillas y contamina ríos y suelos.
La encuesta en la que han participado 1.000 personas revela que las mujeres de 55 años o más son las más preocupadas por sus hábitos de reciclaje, pero son los jóvenes quienes separan mejor los residuos en casa.
Los llamados puntos limpios es otro de los incovenientes a la hora de reciclar ya que sólo un 4% de los encuestados consideraba que tenía uno cerca.
Los aparatos eléctricos y electrónicos tampoco se separan tanto como se debería: uno de cada cinco entrevistados lo confesó así. Los motivos que esgrimen para no dividir del resto de la basura este tipo de residuos tienen que ver básicamente porque en su zona no hay un servicio de recogida o porque no generan suficiente como para reciclar.
La chatarra electrónica es un problema cada día mayor. El volumen de este tipo de residuo crece entre un 16% y un 28% cada cinco años, el triple que la basura domiciliaria. Cuando este tipo de aparatos se desechan, se convierten en residuos muy contaminantes porque contienen bromo, cadmio, fósforo o mercurio, muy dañinas para la salud y para el medio ambiente.
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