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sábado, 29 de diciembre de 2012

Naturaleza, aventura y estrellas a los pies del Pirineo GEO



Ermita de Mare de Déu de la Pertusa en la Sierra Montsec
La vertiente catalana de la cordillera del Montsec pasa desapercibida para muchos de los viajeros que la atraviesan para llegar a los Pirineos. Sin embargo, sus desfiladeros verticales reúnen las condiciones adecuadas para la práctica de actividades deportivas, son refugio para muchas especies de animales y ofrecen vistas impresionantes a todo aquél que decide detenerse a contemplarlos. Hacemos un recorrido por los lugares más interesantes de esta sierra que merece la pena descubrir.
La cordillera del Montsec discurre entre las provincias de Huesca (Aragón) y Lérida (Cataluña), paralela al macizo de los Pirineos, cuyas cumbres nevadas ofrecen una espectacular panorámica según uno se acerca a la sierra. El mirador de Ager, cerca del Monasterio de Santa Maria de Bellpuig de las Avellanes, es un buen sitio para detenerse y disfrutar de las vistas. El paisaje árido y con vegetación mediterránea, donde dominan las encinas y las plantas aromáticas, cambia completamente cuando cruzamos de la vertiente sur a la cara norte de la sierra. En la umbría crecen los pinos y los robles, y durante el otoño las condiciones de humedad convierten a sus bosques en paraísos micológicos: níscalos (Lactarius sp) y rebozuelos o camagroc (Cantharellus lutescens) son algunas de las especies de setas que se pueden recolectar. Por toda la sierra encontramos caminos señalizados para realizarrutas a pie o en bicicleta, dos maneras muy recomendables de conocer el Montsec a fondo.
El desfiladero de Mont-rebei es uno de los más famosos de la Sierra del Montsec
Toda la cordillera del Montsec está formada por materiales calcáreos, y esto ha permitido que los ríos que la atraviesan formen espectaculares cañones, entre los que destacan el desfiladero de Mont-rebei y el de Terradets. No es extraño ver a algún escalador colgado de sus paredes verticales, y las corrientes térmicas formadas hacen del lugar un entorno muy adecuado para los deportes de vuelo libre como el ala delta y elparapente. En el interior de las montañas, además, la acción del agua ha formado multitud de cuevas, algunas aptas para la práctica deespeleología.
Y no es el hombre el único que encuentra en los desfiladeros de Montsec un espacio perfecto para desarrollar sus actividades: si miramos al cielo descubriremos que los buitres y otras aves rupícolas también se refugian entre las rocas y, con mucha suerte, conseguiremos avistar a algún escurridizo quebrantahuesos.

Patrimonio artístico

Para los aficionados al arte, el Montsec posee un abundante patrimonio histórico y cultural: el castillo de Sant Pere en Ager, el monasterio de Santa Maria de Gualter o la ermita Mare de Déu de la Pertusa son solo algunos ejemplos de la lista. También merece la pena detenerse en alguna de las localidades por las que pasan las carreteras del Montsec: Llimiana, por ejemplo, es un pequeño pueblo de piedra cuyas casas parecen suspendidas de la montaña y desde el que se contemplan unas vistas espectaculares.
Para terminar la visita, ¿qué tal una noche de estrellas? Las condiciones de luminosidad y la baja contaminación hacen de este rincón de la península un lugar perfecto para la observación del cielo. El Parque Astronómico del Montsec, cerca del municipio de Ager, cuenta con un parque de telescopios para conocer la luna, los planetas y las estrellas; y ofrece talleres para escolares, exposiciones, visitas guiadas y muchas más actividades para no perder detalle de todo lo que sucede encima de nuestras cabezas.
El entorno es muy adecuado para la práctica de deportes de aventura
Y los visitantes más respetuosos con el medio ambiente pueden dejar el coche aparcado en el garaje y acercarse al Montsec en transporte público: el llamado “Tren de los Lagos”, que cubre el trayecto entre Lérida y La Pobla de Segur, atraviesa los desfiladeros de la sierra gracias a todo un entramado de trenes, túneles y viaductos, permitiéndonos disfrutar de vistas sin contaminar el entorno.

© Texto: Victoria González

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