BELÉN RICO GRANADA
Animados por el buen tiempo, miles de granadinos y de turistas se dieron cita ayer en el Sacromonte. La ciudad celebraba el día de su patrón, San Cecilio, con la tradicional romería hasta la Abadía. Sólo en la explanada de las pistas de fútbol que hay bajo el centenario monumento se dieron cita unas 2.000 personas, según cálculos de la Policía Local de Granada. Pero por todos los bares y restaurantes que hay por el camino y todas las plazas del Albaicín se notaba que era un día de fiesta, al menos en esta zona.
En las inmediaciones de la Abadía, el Ayuntamiento repartió 3.100 salaíllas, 100 kilos de bacalao troceado, 700 kilos de habas verdes y frescas, 3.300 botellas de agua y 3.100 bolsas rotuladas para echar los restos de una jornada festiva.
Como es tradicional, salvo en los años en los que hace mal tiempo y casi nadie sube a la romería, lo que es gratis se acabó pronto. Pero eso no significó el fin de la jornada, porque en la explanada y junto a la Abadía hay instaladas varias barras en las que se sirve comida con más sustancia y bebidas con graduación alcohólica.
Pero como la fiesta tiene un trasfondo religioso -muy perdido en apariencia en una ambiente pagano más bien tirando a hippy-, todas las barras están destinados a una buena causa. Tres de ellas pertenecen a la Cofradía de los Gitanos. Con los pinchitos, las migas, el arroz, el lomo con ajo y los bocadillos se sufragan buena parte de los gastos que soportan. Más de 40 hermanos trabajan desde primera hora de la mañana en esta actividad que es posible gracias al acuerdo que tienen desde hace años con la Abadía, que les cede el espacio de forma desinteresada, tal y como comentaba ayer María del Carmen Estévez, la vicesecretaria de la Cofradía, mientras se apresuraba sirviendo platos y bebidas.
La otra organización que puede poner barra en las inmadiaciones de la Abadía este día son los Misioneros Combonianos. En concreto, desde hace 27 años aprovechan la oportunidad para recaudar fondos para proyectos de ayuda humanitaria. En el caso de este año, para los que Laicos Misioneros Combonianos están desarrollando en Arequipa, Perú, tal y como explicaban ayer Juan Burgos y Emilio Martínez, dos jóvenes que trabajaban como voluntarios y quienes señalaban que "los días buenos se puede conseguir recaudar hasta 2.000 y pico euros de beneficios".
Y ayer fue un día bueno en cuanto a afluencia de público. La mayoría de los visitantes se congregaron en el hueco de las 13:00 a las 15:00 horas, según la vicesecretaria de Los Gitanos. En lo que no resultó tan bueno fue a la hora de hacer caja. Juan Moral, propietario de uno de los puestos de venta ambulante de chucherías, dice que este año la romería ha ido "mal", "pero como en todos los sitios donde vamos". "Gente ha habido a lo mejor más que ningún año, pero como nadie tiene dinero...", se lamentaba.
Los que sí hacen su particular agosto son los bares de todas las calles por las que hay que transitar para llegar a la Abadía del Sacromonte, desde la antigua carretera de Murcia, desde Plaza Nueva o desde el Fargue.
Además de comer y beber, los visitantes más inclinados a las costumbres tradicionales pudieron disfrutar con las actuaciones musicales típicas granadinas, que este año corrieron a cargo de los grupos de baile de las asociaciones de vecinos Realejo-San Matías y Casería de Montijo, el Grupo Municipal de Bailes Regionales y la Banda Municipal de Música.
Aunque la fiesta como tal comenzaba a las 13:30, los actos oficiales para conmemorar el día del patrón granadino empezaron a las doce del mediodía en la Abadía del Sacromonte, que el protocolo manda engalar con las banderas de España, Andalucía y Granada.
El programa oficial comenzaba a las once y cuarto cuando la corporación municipal se encontraba en la plaza del Carmen para su traslado a la Abadía del Sacromonte.
El ceremonial exige que los concejales del Ayuntamiento de Granada vayan de traje oscurocon sus insignias y medallas capitulares y que el alcalde lleve además su bastón de mando.
En cuanto al orden de la comitiva, en primer lugar va el pertiguero de la ciudad, vestido con ropas de damasco y terciopelo negro del siglo XVII. A continuación los cuatro porteros de la ciudad, cubiertos, con similar vestimenta y con las varas de plata que guardan las puertas de las estancias consistoriales; van escoltados por cuatro maceros, vestidos con ropas de damasco carmesí del siglo XIX, con las mazas de plata barrocas y con escolta posterior de cuatro policías locales de gala.
Diez minutos antes de las doce llegaban a las puertas de la Abadía donde se interpretaron los himnos de Granada, Andalucía y de España, por la Banda Municipal de Música.
Tras ser recibidos por los comisarios sacromontanos, en el interior de la Abadía, el arzobispo granadino, Francisco Javier Martínez, ofició una concurrida misa en honor al patrón granadino.
Finalizada la eucaristía, los asistentes depositaron una ofrenda floral en el altar mayor de la iglesia y se desplazaron hasta las cuevas del Sacromonte, donde dejaron flores en el Horno de San Cecilio y en la capilla de la Virgen de las Santas Cuevas.
Pero el Ayuntamiento de Granada llevaba ya varios días preparando esta efeméride, que culminó con la jornada festiva de ayer. La Oficina Municipal de Turismo ha estado decorada especialmente para la ocasión esta semana con una colección de cajitas de San Cecilio de diferentes años y procedentes de colecciones particulares y de la colección municipal. Estas cajas contienen estoraque, incienso en lágrimas. También hubo un portero de San Cecilio con vara de plaza y vestido a la usanza del siglo XVII, grímpolas que decoran la Abadía para la función religiosa y una réplica del antiguo escudo de la ciudad.
Aunque la efeméride de San Cecilio coincide con el primero de febrero, desde hace años el día del patrón granadino se celebra el primer domingo del mes con la romería a la Abadía, en cuyas catacumbas están guardadas las reliquias del santo, que pudieron visitarse durante toda la tarde.
En las inmediaciones de la Abadía, el Ayuntamiento repartió 3.100 salaíllas, 100 kilos de bacalao troceado, 700 kilos de habas verdes y frescas, 3.300 botellas de agua y 3.100 bolsas rotuladas para echar los restos de una jornada festiva.
Como es tradicional, salvo en los años en los que hace mal tiempo y casi nadie sube a la romería, lo que es gratis se acabó pronto. Pero eso no significó el fin de la jornada, porque en la explanada y junto a la Abadía hay instaladas varias barras en las que se sirve comida con más sustancia y bebidas con graduación alcohólica.
Pero como la fiesta tiene un trasfondo religioso -muy perdido en apariencia en una ambiente pagano más bien tirando a hippy-, todas las barras están destinados a una buena causa. Tres de ellas pertenecen a la Cofradía de los Gitanos. Con los pinchitos, las migas, el arroz, el lomo con ajo y los bocadillos se sufragan buena parte de los gastos que soportan. Más de 40 hermanos trabajan desde primera hora de la mañana en esta actividad que es posible gracias al acuerdo que tienen desde hace años con la Abadía, que les cede el espacio de forma desinteresada, tal y como comentaba ayer María del Carmen Estévez, la vicesecretaria de la Cofradía, mientras se apresuraba sirviendo platos y bebidas.
La otra organización que puede poner barra en las inmadiaciones de la Abadía este día son los Misioneros Combonianos. En concreto, desde hace 27 años aprovechan la oportunidad para recaudar fondos para proyectos de ayuda humanitaria. En el caso de este año, para los que Laicos Misioneros Combonianos están desarrollando en Arequipa, Perú, tal y como explicaban ayer Juan Burgos y Emilio Martínez, dos jóvenes que trabajaban como voluntarios y quienes señalaban que "los días buenos se puede conseguir recaudar hasta 2.000 y pico euros de beneficios".
Y ayer fue un día bueno en cuanto a afluencia de público. La mayoría de los visitantes se congregaron en el hueco de las 13:00 a las 15:00 horas, según la vicesecretaria de Los Gitanos. En lo que no resultó tan bueno fue a la hora de hacer caja. Juan Moral, propietario de uno de los puestos de venta ambulante de chucherías, dice que este año la romería ha ido "mal", "pero como en todos los sitios donde vamos". "Gente ha habido a lo mejor más que ningún año, pero como nadie tiene dinero...", se lamentaba.
Los que sí hacen su particular agosto son los bares de todas las calles por las que hay que transitar para llegar a la Abadía del Sacromonte, desde la antigua carretera de Murcia, desde Plaza Nueva o desde el Fargue.
Además de comer y beber, los visitantes más inclinados a las costumbres tradicionales pudieron disfrutar con las actuaciones musicales típicas granadinas, que este año corrieron a cargo de los grupos de baile de las asociaciones de vecinos Realejo-San Matías y Casería de Montijo, el Grupo Municipal de Bailes Regionales y la Banda Municipal de Música.
Aunque la fiesta como tal comenzaba a las 13:30, los actos oficiales para conmemorar el día del patrón granadino empezaron a las doce del mediodía en la Abadía del Sacromonte, que el protocolo manda engalar con las banderas de España, Andalucía y Granada.
El programa oficial comenzaba a las once y cuarto cuando la corporación municipal se encontraba en la plaza del Carmen para su traslado a la Abadía del Sacromonte.
El ceremonial exige que los concejales del Ayuntamiento de Granada vayan de traje oscurocon sus insignias y medallas capitulares y que el alcalde lleve además su bastón de mando.
En cuanto al orden de la comitiva, en primer lugar va el pertiguero de la ciudad, vestido con ropas de damasco y terciopelo negro del siglo XVII. A continuación los cuatro porteros de la ciudad, cubiertos, con similar vestimenta y con las varas de plata que guardan las puertas de las estancias consistoriales; van escoltados por cuatro maceros, vestidos con ropas de damasco carmesí del siglo XIX, con las mazas de plata barrocas y con escolta posterior de cuatro policías locales de gala.
Diez minutos antes de las doce llegaban a las puertas de la Abadía donde se interpretaron los himnos de Granada, Andalucía y de España, por la Banda Municipal de Música.
Tras ser recibidos por los comisarios sacromontanos, en el interior de la Abadía, el arzobispo granadino, Francisco Javier Martínez, ofició una concurrida misa en honor al patrón granadino.
Finalizada la eucaristía, los asistentes depositaron una ofrenda floral en el altar mayor de la iglesia y se desplazaron hasta las cuevas del Sacromonte, donde dejaron flores en el Horno de San Cecilio y en la capilla de la Virgen de las Santas Cuevas.
Pero el Ayuntamiento de Granada llevaba ya varios días preparando esta efeméride, que culminó con la jornada festiva de ayer. La Oficina Municipal de Turismo ha estado decorada especialmente para la ocasión esta semana con una colección de cajitas de San Cecilio de diferentes años y procedentes de colecciones particulares y de la colección municipal. Estas cajas contienen estoraque, incienso en lágrimas. También hubo un portero de San Cecilio con vara de plaza y vestido a la usanza del siglo XVII, grímpolas que decoran la Abadía para la función religiosa y una réplica del antiguo escudo de la ciudad.
Aunque la efeméride de San Cecilio coincide con el primero de febrero, desde hace años el día del patrón granadino se celebra el primer domingo del mes con la romería a la Abadía, en cuyas catacumbas están guardadas las reliquias del santo, que pudieron visitarse durante toda la tarde.
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