BELÉN RICO GRANADA
El Apeadero está a la espalda del Teatro Alhambra, en el Callejón de Ave María. Si el emblemático espacio de la Calle Molinos es un referente de la programación escénica más innovadora en la ciudad, la pequeña sala que está detrás es la alternativa a ese 'mainstream' más o menos vanguardista. Con capacidad para 80 espectadores, permite programar obras más arriesgadas o más minoritarias. Y no sólo hace posible un ejercicio más libre, también logra que ejerzan sus oficios los profesionales de las artes escénicas en unos tiempos en los que el teatro, un género en estado de sitio permanente ante el cine y la televisión, se ve golpeado por la crisis general y la subida del IVA.
Para los que no conozcan el Realejo, cuesta un poco dar con la discreta entrada de este espacio de exhibición de espectáculos y de formación que además de la sala principal cuenta con un bar-ambigú que sirva de lugar de encuentro a su aforo de 60 personas y de local de exposiciones. "De lunes a jueves es un lugar de ensayo para los socios y desde el jueves por la noche hasta el domingo programamos espectáculos", cuenta Borja López, el responsable de prensa de la sala y la asociación del mismo nombre.
Gestionado por profesionales de las artes escénicas, el Apeadero surge en septiembre del año 2000 con la intención de potenciar la actividad cultural de la ciudad, a través de innovadoras propuestas vinculadas a la creación escénica. "Somos una plataforma de artistas, lo que incluye tanto compañías como profesionales de forma individual", cuenta Borja López, quien explica que no cuentan con ninguna subvención. "Alguna vez en el pasado la asociación tuvo ayudas de las administraciones de forma puntual, por ejemplo, para arreglar la sala. Pero desde luego, desde que yo llegué hace tres años, no hemos recibido nada".
Pirómano, Stigma Teatro o Mago Migue son algunos de los 9 socios con los cuenta ahora El Apeadero, que también se mantiene a través del micromecenazgo, una fórmula ahora muy de moda en el panorama cultural actual para mantener los pequeños espacios independientes: los mecenas aportan lo que pueden para ayudar a mantener en pie el proyecto, desde cinco euros hasta cien. Así fue como se logró subvencionar la reciente reforma de la sala, a través de la campaña de recolección de ayudas Salvemos el Apeadero.
Desde el principio se presentó como un espacio polivalente que gira en torno a tres pilares: la exhibición y ensayo de espectáculos; la formación a través de cursos para el reciclaje de profesionales; y el estudio de las diversas disciplinas escénicas por medio de un laboratorio que facilita la fusión de artistas de distintos ámbitos de creación.
Las características de la sala -hasta hace cinco años el Apeadero estaba en un local más pequeño en la calle Almona del Boquerón- la definen como un lugar idóneo para el crecimiento artístico y el enriquecimiento cultural de los profesionales de las artes escénicas. "Contamos con un público fijo y aunque el trabajo no reporta dinero para vivir, sí nos permite mantener el espacio en funcionamiento y seguir siendo más o menos profesionales. Para mantenernos también programamos obras de otras compañías y nos quedamos con un porcentaje de la taquilla: el 40%. Pero sobre todo, el Apeadero sirve para hacer sinergias", una palabra que menciona López pero que repiten en casi todas las salas.
Prueba de ese meeting point de talentos fue el espectáculo dem este viernes, un montaje para revivir los grandes momentos de las compañías residentes del Apeadero en un recopilatorio de teatro, música y sorpresas. Con Pirómano Teatro, Estigma Teatro, La Palabra Teatro, Sinkin'Duo, Pelito y Papito, Jiribilla, Las X y Teatro por las nubes.
Otra de las salas del panorama escénico alternativo de Granada es la de Cabaret La Petite, que se mantiene con un sistema muy similar al del Apeadero. También se define como un espacio de formación, creación y encuentro de diversos artistas en relación a las artes escénicas.
Está ubicada en a la entrada de Armilla, en la calle Abu Said, en la antigua sala de conciertos la Telonera. "Nosotros nos quedamos con el local y lo reformamos para adaptarlo a un espectáculo de cabaret", cuenta Silvia López, una veterana de las tablas que dirige la compañía Cabaret la Petite, en la que trabajan 15 personas entre actores, músicos, bailarines... "Yo había hecho mucho café-teatro o el nuevo cabaret. En la ciudad empezamos de forma estable con funciones en Granada 10, pero tenía la necesidad de tener un espacio propio, de no viajar tanto, y así surgió la idea de crear La Petite", comenta Silvia López, que también subvenciona el proyecto abriendo la sala a todo tipo de espectáculos, "desde conciertos de jazz o rock a circenses", y con la Escuela La Petite, que se encuentra en una pequeña sala cerca del Palacio de Congresos.
Silvia López se muestra optimista y combativa con la situación actual del teatro independiente. "Ahora, como en casi todas las profesiones, hay que cambiar de mentalidad. Antes todo era muy fácil. Ahora es un momento de cambio, porque el sistema era inviable. Nos habíamos acostumbrado a lo público, a la cultura gratis y ahora hay que concienciar a la gente de otra cosa".
Ella sí ha conseguido vivir en exclusiva del teatro, "aunque en la compañía casi todos tienen que tener otros trabajos, porque ahora hay menos funciones". "La mitad tienen empleos vinculados a las artes escénicas, pero la otra mitad tienen otros trabajillos".
La última sala en sumarse al panorama escénico indie es La Expositiva, otro espacio cultural que se define como polivalente y multidisciplinar y que está situado en pleno centro de la ciudad de Granada. Multidisciplinar porque en él tienen cabida diversas disciplinas artísticas y creativas: las artes escénicas, la música, la imagen y el diseño, el cine y el audiovisual, el libro y la lectura… Y polivalente porque La Expositiva permite que convivan en un mismo lugar, actividades de formación y aprendizaje, espacio de coworking para emprendedores y empresas del sector creativo y cultural, exhibición de espectáculos y conciertos, librería especializada en contenido cultural, programación de eventos, charlas y conferencias, presentaciones de libros, de discos, de cortometrajes…
Aunque empezó su andadura en la Plaza de los Girones, en el Realejo, muy recientemente se ha trasladado a la calle Cárcel Alta (junto Plaza Nueva). "Como en los meses de verano todo se paraliza un poco, esperamos que todos nos hayamos trasladado ya en septiembre", explica Luis Fas, su director.
La asociación Diente de Oro, el Centro de Artes Urbanas (CAU), vinculado a la compañía Animasur o Utopi, una productora audiovisual, son algunas de las que tienen su sede en ese inmueble de Cárcel Alta. "La Expositiva es un nuevo concepto de espacio cultural para la ciudad de Granada. Un espacio integral, versátil, plural y colaborativo que busca conectar personas y sensibilidades", según su propia autodefinición, en la que vuelve a aparecer la palabra sinergia: "La Expositiva es un lugar sinérgico, abierto a todo y a todos: al público, a los profesionales, a los emprendedores, a colectivos y asociaciones, a centros educativos, a instituciones…".
También sigue la fórmula de abrir su sala de exhibiciones a todo tipo de espectáculos. La Expositiva ofrece una programación diversa, dinámica y plural: espectáculos de teatro y de danza, cabaret, circo, veladas literarias y m+úsica ara todo tipo de públicos: adultos, niños, jóvenes o familias.
El germen de esta salas son las las numerosas escuelas de artes escénicas de las que se nutren las pequeñas compañías granadinas, que también ayudan a mantener viva la pasión por el teatro y la creación. Por ejemplo, la Bombonera, Los Estupendos o Remiendo, la más popular, que comenzó su actividad en Granada en 2004 como un proyecto surgido de la compañía Remiendo Teatro.
En 2010 se produce la incorporación de nuevos socios, como la compañía granadina Histrión Teatro, el director y dramaturgo Juan Alberto Salvatierra, el actor Piñaki Gómez, el arquitecto Daniel Cano y la gestora cultural Irene Lombardo. "Contamos con numerosos talleres y cursos para profesionales, pero también de ocio para niños y jóvenes", cuenta Lombardo.
La Escuela de Teatro Remiendo aspira a convertirse "en el referente" de un teatro cuya principal seña de identidad es el compromiso del intérprete con la palabra y con la sociedad que le rodea.
Sinergia, multidisciplinar, colaboración, micromicenazgo o polivalente son algunas de las palabras que defienden estos nuevos espacios que son una muestra de las nuevas formas de la creación del panorama artístico actual.
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