ROSA FERNÁNDEZ
La afición de Mari Carmen, cocinera, comenzó durante un viaje al Caribe.
Un viaje al Caribe para celebrar sus bodas de plata hizo que Mari Carmen Ruiz descubriera en 2004 una afición a la que entregaría a su vuelta un buen número de horas: el mukimono o el arte de decorar frutas y verduras, que tiene su origen en Asia. En concreto, se inició en China con la Dinastía Tang, durante los siglos XVI y XVII y, luego se extendió a Corea, Tailandia, Japón o Filipinas.
Mari Carmen aún desconocía todo esto cuando vio en el buffett de aquel hotel esas esculturas culinarias realizadas con hortalizas, pero se marcó el reto de sorprender a sus familiares y amigos con estos adornos.
Por su oficio de cocinera estaba bastante familiarizada con el manejo de los cuchillos, así que se 'armó' de uno tipo tai y una gubia y se lanzó a tallar todas las hortalizas que encontró a su alrededor en un entrenamiento que le hizo descubrir que "unas dan más juego que otras".
El cuchillo alargado y rematado en punta, cual estilete, otorga la flexibilidad suficiente para dibujar las figuras, mientras que el mango es utilizado como marcador para delimitar la zona a trabajar. Entre las frutas tropicales -tan habituales en la Costa, ella destaca el mango o la papaya.
Desde aquel viaje, hace ya 9 años, Mari Carmen ha creado multitud de figuras y formas en sandías, melones, calabacines o berenjenas, pero también sobre tomates, pimientos o cebollas, "que permiten hacer flores, que suponen el 40% del mukimono".
El gran mérito de la experta en este efímero arte radica en que aprendió de manera autodidacta: "Aquí es imposible encontrar a alguien que te enseñe, así que a través de internet fui descubriendo y perfeccionando esta afición", confiesa.
Su fruta favorita es la sandía, "por su forma esférica, por su textura y, sobre todo, por su amplia gana de colores en los que se mezclan los rojos, amarillos y verdosos". Pero la habilidad de Mari Carmen permite conseguir figuras asombrosas, incluso con el alimento más suave y con forma más extraña. Las cebolletas se dividen y se rizan como la hierba, la pulpa suave del tomate se gira para hacer rosas e insectos alados y la piña se convierte en sus manos en alegres mariposas amarillas.
Esta semana ha querido sorprender a sus allegados y, con motivo de la celebración del día de la Cruz, ha elaborado una de sandía. El adorno gastronómico lo completa un calabacín en el que reproduce las letras: "cruz de mayo", pero lo que más destaca por su originalidad son los "calabacines más flamencos de toda Andalucía", como la propia 'escultora' explica. Y es que con una gran maestría ha dibujado un traje, a modo de frac, sobre unos pingüinos hechos de zanahoria en los que no faltan sus picos, pero también otros adornos, como volantes o faldas de sevillanas.
A sus sobrinos les ha encantado, y "han arrasado con la tropa de pingüinos". También ellos le han encargado 'fabricar' juguetes por medio de esta técnica, como un cochecito para el niño o una muñeca para la niña. "Con paciencia y arte se puede confeccionar de todo", comenta esta peculiar artista, aunque reconoce que la patata y los cítricos no son muy populares en esta técnica.
Para ella no sólo el resultado es importante, sino que esta afición le proporciona grandes momentos de relax y satisfacción durante su elaboración. "Cuando cojo el cuchillo, me evado y me paso horas y horas creando, y la gente me dice que qué hago con las obras, ¿qué voy a hacer?. Pues como son alimentos, comérmelos. También me preguntan si no me da pena después de dedicarle tanto tiempo, y les respondo que la satisfacción es doble: por lo que he elaborado y por poder degustarlo".
Una amiga le propuso crear una página en Facebook en la que subir todas sus creaciones, que hasta hace pocas semanas sólo conocía su entorno más cercano, y allí abrió sus obras al mundo: Sandías que se convierten en ramos de rosas, nabos que, como por arte de magia, se vuelven elegantes cisnes o cebollas que terminan simulando nenúfares. Esto propició que hace unos 15 días recibiera una carta firmada por el prestigioso chef William La Fortezza, en el que constata el trabajo que había tras esas creaciones y remitió un certificado en la que la nombra "embajadora internacional de España de la Asociación de Coreograhers-Draftsman-Carvers in Culinary Arts". Para ella, fue una alegría inmensa que este selecto club reconociera su trabajo y dedicación, y no cree que "en la provincia de Granada haya nadie con este galardón, mientras que en toda Andalucía y España son muy pocos".
El Ayuntamiento de Motril ha querido reconocer también su labor y le ha propuesto impartir el taller 'Arte en tu mesa', con el que extenderá sus conocimientos a otros interesados en el mukimono a partir de octubre y este mes realizará exhibiciones en el Centro Cívico de La Matraquilla.
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