Las reacciones alérgicas a las picaduras de abejas y avispas crecen año tras año En Granada, sólo tres especialistas están disponibles para cubrir los casos de toda la provincia
VÍCTOR OLIVENCIA GRANADA
Si tras la picadura de una abeja o avispa usted sufre dolor, picor, enrojecimiento o inflamación en la zona afectada, lo más probable es que sea alérgico al veneno de estos pequeños voladores. En ese caso, deberá dirigirse en el menor tiempo posible a su alergólogo habitual, si es que lo encuentra. Y todo porque, aunque casi el 30% de la población sufre algún tipo de enfermedad alérgica y esa cifra no hace más que aumentar cada año, en Granada hay menos de cinco especialistas para tratar todos los casos. En concreto, tres. Tres alergólogos para atender todos los síntomas de, aproximadamente, 800.000 personas.
"El volumen de especialistas es especialmente bajo en esta provincia, con un índice menor a la décima parte de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud", admite José María Olaguibel, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Según los cálculos de dicha institución, más de un millón de personas en España sienten grave rechazo al veneno de los himenópteros -denominación científica de este tipo de insectos. Es más, Andalucía, con 50.000 afectados, se sitúa a la cabeza de este índice, junto a Valencia, Galicia o Castilla y León.
Desde ayer y hasta el sábado, la capital acogerá el primer Simposio Internacional de Alergia a Himenópteros en el Palacio de Congresos. Una exposición repleta de mesas informativas que tienen como finalidad concienciar a la población sobre los peligros de esta enfermedad. También hará las veces de congreso y servirá como reunión para más de mil especialistas en la materia. "Aquí se explicarán las últimas novedades en el diagnóstico y el tratamiento de esta alergia", aclaró Olaguibel.
La principal amenaza de esta patología es que puede llegar a ser letal. De hecho, la tasa de mortalidad derivada de dicho trastorno se sitúa en el 0,4% en el país, por lo que entre 15 y 20 personas podrían llegar a fallecer al año por la picadura de una abeja o una avispa, como aseguró el alergólogo y coordinador del Comité Científico del Simposio, Lluís Marquès. Además, la afección también puede generar reacciones graves como hipotensión o pérdida de conciencia.
Entre los alérgicos, hay un dato aún más preocupante que expresó Fernando Florido, coordinador del comité organizador del simposio: "Sabemos que el 60% de los que ya han sido víctimas de una picadura, ante una segunda, sufrirán una nueva reacción de gravedad similar o superior a la anterior". Especial peligro corren los apicultores. "Queremos hacer hincapié en su caso ya que es una enfermedad que les puede invalidar para seguir con su trabajo", comentó el doctor Marquès.
Pero ante tanto pesimismo también hay lugar para la luz. Los avances en esta disciplina han permitido llegar a una cura con un 95% de efectividad: la inmunoterapia o vacuna alergénica. De acuerdo con lo que manifestó Lluís Marquès, se trata de una solución bastante práctica: "Es un tratamiento que consiste en la administración de varias dosis de forma periódica en un tiempo que oscila entre los tres y los cinco años y que desciende a un 5% la probabilidad de que una nueva picadura produzca reacción en los alérgicos".
Pese a que esa medicación es financiada en muchas comunidades a través de las farmacias de los hospitales, en los lugares en los que no sea así, el precio no es elevado, a juicio de José María Olaguibel: "Unos 200 euros anuales es lo que le cuesta a cada paciente la inmunoterapia, un coste muy bajo para un tratamiento de tipo biológico".
"El volumen de especialistas es especialmente bajo en esta provincia, con un índice menor a la décima parte de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud", admite José María Olaguibel, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Según los cálculos de dicha institución, más de un millón de personas en España sienten grave rechazo al veneno de los himenópteros -denominación científica de este tipo de insectos. Es más, Andalucía, con 50.000 afectados, se sitúa a la cabeza de este índice, junto a Valencia, Galicia o Castilla y León.
Desde ayer y hasta el sábado, la capital acogerá el primer Simposio Internacional de Alergia a Himenópteros en el Palacio de Congresos. Una exposición repleta de mesas informativas que tienen como finalidad concienciar a la población sobre los peligros de esta enfermedad. También hará las veces de congreso y servirá como reunión para más de mil especialistas en la materia. "Aquí se explicarán las últimas novedades en el diagnóstico y el tratamiento de esta alergia", aclaró Olaguibel.
La principal amenaza de esta patología es que puede llegar a ser letal. De hecho, la tasa de mortalidad derivada de dicho trastorno se sitúa en el 0,4% en el país, por lo que entre 15 y 20 personas podrían llegar a fallecer al año por la picadura de una abeja o una avispa, como aseguró el alergólogo y coordinador del Comité Científico del Simposio, Lluís Marquès. Además, la afección también puede generar reacciones graves como hipotensión o pérdida de conciencia.
Entre los alérgicos, hay un dato aún más preocupante que expresó Fernando Florido, coordinador del comité organizador del simposio: "Sabemos que el 60% de los que ya han sido víctimas de una picadura, ante una segunda, sufrirán una nueva reacción de gravedad similar o superior a la anterior". Especial peligro corren los apicultores. "Queremos hacer hincapié en su caso ya que es una enfermedad que les puede invalidar para seguir con su trabajo", comentó el doctor Marquès.
Pero ante tanto pesimismo también hay lugar para la luz. Los avances en esta disciplina han permitido llegar a una cura con un 95% de efectividad: la inmunoterapia o vacuna alergénica. De acuerdo con lo que manifestó Lluís Marquès, se trata de una solución bastante práctica: "Es un tratamiento que consiste en la administración de varias dosis de forma periódica en un tiempo que oscila entre los tres y los cinco años y que desciende a un 5% la probabilidad de que una nueva picadura produzca reacción en los alérgicos".
Pese a que esa medicación es financiada en muchas comunidades a través de las farmacias de los hospitales, en los lugares en los que no sea así, el precio no es elevado, a juicio de José María Olaguibel: "Unos 200 euros anuales es lo que le cuesta a cada paciente la inmunoterapia, un coste muy bajo para un tratamiento de tipo biológico".
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