Cáritas denuncia que la reforma sanitaria perjudicó al 60 % de los sintecho
SARA CARRETERA
Cáritas diocesana realizó una encuesta en sus centros sobre la salud de las personas sin hogar, ya que el próximo domingo se celebra el día dedicado a ellas, y alerta que la esperanza de vida de este colectivo es mucho más reducida que entre quienes tienen un entorno sociofamiliar que les ayuda: 20 años menos.
La encuesta -entre 35 Cáritas de todas las comunidades y comparada con los resultados de otra del 2007- es especialmente dura con la reforma sanitaria, que ha dejado sin tarjeta al 60 % de las personas sin hogar. Si a eso se le suma las peculiares condiciones de quienes carecen de espacio estable -dieta e higiene deficientes, exposición a las inclemencias, incorrecta acomodación para dormir, debilitamiento general y exposición a focos de infección-, se justifica la campaña Nadie sin salud. Nadie sin hogar.
Y es que los voluntarios y trabajadores de Cáritas entienden que el 80 % de los sintecho tienen dificultades para acceder a la salud, a pesar de que el 70 % sufre algún problema mental, el 58 % alguna adicción, el 60 % tiene enfermedades crónicas, y el 15 % alguna discapacidad.
Para los que conocen de cerca el terreno, la rigidez del sistema sanitario, unido a cierto rechazo de los profesionales hacia las personas que carecen de hogar y la propia desconfianza del colectivo son las causas principales de esta situación.
Prejuicios y rechazo mutuo
En general, los grandes problemas son administrativos: la falta de tarjeta sanitaria, por ejemplo; las barreras lingüísticas que se establecen con los usuarios extranjeros; o las discrepancias entre servicios sociales y sanidad sobre quién se encarga de cada caso. A eso hay que sumar las circunstancias especiales de los afectados: falta de dinero para comprar la medicación o para seguir la dieta recomendada, desconfianza o incluso rechazo al uso de los servicios sanitarios, e ignorancia (no saber adónde tiene que dirigirse, por ejemplo).
Por lo que respecta a la atención de los especialistas y en los hospitales, a todo lo anterior se suma la falta de personal y las listas de espera -la itinerancia de los sintecho complica su localización-, así como la escasez de recursos post-hospitalización (la campaña del 2007 hacía hincapié en eso, con el eslogan El alta médica es una mala noticia... si vives en la calle).
Para evitar todo esto, dice Cáritas, la Administración debe ser más flexible y contar con un acompañamiento integral al afectado porque, enfermos o pobres, son «personas plenamente dignas» y con los mismos derechos que el resto, y el Estado debe tener en cuenta sus circunstancias.
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