La ex pareja del taxista que vive en un altillo sospecha que tiene más recursos y que no roza la indigencia
Y. HUERTAS GRANADA
En todas las historias que acaban en los tribunales hay dos caras: la de quien gana y la de quien pierde; dos versiones bien distintas que por su diferente peso probatorio hacen que la balanza de la Justicia se incline hacia un lado u otro. En el caso de José López, su rostro -que escondió en un reportaje publicado recientemente por este diario por miedo a que le echaran del trastero de Arabial donde afirma vivir-, su cara es la de un litigante vencido. El hombre, alpujarreño y ex taxista, se considera víctima de una injusticia social por tener que pagar a un hijo extramatrimonial 210 euros de la ayuda de 433 euros que percibe. Hasta la fecha, todos los jueces que han examinado su caso le han dado la espalda porque no han creído que su situación sea tan delicada. Tampoco lo cree su contrario en la batalla judicial emprendida para conseguir una rebaja en la manutención: la madre del joven de 18 años a quien pasa el dinero todos los meses. Ella niega que el hombre esté siendo víctima de una injusticia social.
La mujer, de iniciales M.E.A., prefiere mantenerse en el anonimato para proteger al hijo de ambos. No cree que José esté atravesando una situación económica tan extrema como para vivir en el altillo de un trastero. De hecho, en declaraciones a este diario, la mujer se mostró convencida de que el granadino tiene más recursos de los que afirma tener, un extremo que éste niega.
La progenitora recuerda que en ninguno de los dos procedimientos judiciales iniciados por José para conseguir que le rebajen la manutención los jueces han atendido sus peticiones, "por la falta de acreditación de lo que dice y por no haberlo probado". Criticó además que por parte del abogado del anciano se hable de "una auténtica injusticia", pues se olvida -dice- de que existen cuatro sentencias desestimatorias -dos en cada proceso-, en las que se recuerda que "incumbe a quien los invoca la acreditación de los hechos en que basa su petición".
M.E.A. resaltó que José tuvo con su primera mujer otros tres hijos, ya adultos y que, tras sufrir un infarto, transmitió su licencia de taxi a uno de ellos, una transmisión que no deja de sorprenderle, "pues todo el mundo sabe el dinero que vale una licencia de taxi".
La mujer negó en este punto que ella tenga varios pisos alquilados, pues paga "una hipoteca como todo el mundo" y recordó que su hijo tiene que vestirse y estudiar.
M.E.A. contó a este diario además un episodio un tanto oscuro relacionado con las pruebas de paternidad que determinaron que José era el padre de su hijo en 2005. Él, según afirma, negaba serlo, y una vez realizadas las pruebas tuvieron que ser repetidas "al detectarse por los investigadores que existía una contaminación en la muestra de saliva obtenida de este señor". Y es que los investigadores manifestaron que la causa de contaminación de la saliva se debió a que "llevaba en la boca saliva de otra persona".
"Me dejó tirada a mí y a mi hijo", subrayó la mujer, al tiempo que opinó que lo único cierto de la versión de este granadino es que su cuarto vástago tiene 18 años y no lo reconocería si se lo cruzara por la calle, "pues nunca ha querido saber nada de él".
M.E.A. puso igualmente en tela de juicio que José no pueda pagar un recurso ante el Supremo por malvivir con los 233 euros que le quedan tras pagar la manutención, pues "hasta la presente esta persona ha interpuesto dos procedimientos con sus respectivos recursos mediante abogados y procuradores de libre designación, por lo que hay que preguntarse ¿de dónde pagaba?". Por último, recordó que en su día ella contrató un detective a través del que demostró que José no rozaba la indigencia y que mentía, algo que a su juicio sigue haciendo.
La mujer, de iniciales M.E.A., prefiere mantenerse en el anonimato para proteger al hijo de ambos. No cree que José esté atravesando una situación económica tan extrema como para vivir en el altillo de un trastero. De hecho, en declaraciones a este diario, la mujer se mostró convencida de que el granadino tiene más recursos de los que afirma tener, un extremo que éste niega.
La progenitora recuerda que en ninguno de los dos procedimientos judiciales iniciados por José para conseguir que le rebajen la manutención los jueces han atendido sus peticiones, "por la falta de acreditación de lo que dice y por no haberlo probado". Criticó además que por parte del abogado del anciano se hable de "una auténtica injusticia", pues se olvida -dice- de que existen cuatro sentencias desestimatorias -dos en cada proceso-, en las que se recuerda que "incumbe a quien los invoca la acreditación de los hechos en que basa su petición".
M.E.A. resaltó que José tuvo con su primera mujer otros tres hijos, ya adultos y que, tras sufrir un infarto, transmitió su licencia de taxi a uno de ellos, una transmisión que no deja de sorprenderle, "pues todo el mundo sabe el dinero que vale una licencia de taxi".
La mujer negó en este punto que ella tenga varios pisos alquilados, pues paga "una hipoteca como todo el mundo" y recordó que su hijo tiene que vestirse y estudiar.
M.E.A. contó a este diario además un episodio un tanto oscuro relacionado con las pruebas de paternidad que determinaron que José era el padre de su hijo en 2005. Él, según afirma, negaba serlo, y una vez realizadas las pruebas tuvieron que ser repetidas "al detectarse por los investigadores que existía una contaminación en la muestra de saliva obtenida de este señor". Y es que los investigadores manifestaron que la causa de contaminación de la saliva se debió a que "llevaba en la boca saliva de otra persona".
"Me dejó tirada a mí y a mi hijo", subrayó la mujer, al tiempo que opinó que lo único cierto de la versión de este granadino es que su cuarto vástago tiene 18 años y no lo reconocería si se lo cruzara por la calle, "pues nunca ha querido saber nada de él".
M.E.A. puso igualmente en tela de juicio que José no pueda pagar un recurso ante el Supremo por malvivir con los 233 euros que le quedan tras pagar la manutención, pues "hasta la presente esta persona ha interpuesto dos procedimientos con sus respectivos recursos mediante abogados y procuradores de libre designación, por lo que hay que preguntarse ¿de dónde pagaba?". Por último, recordó que en su día ella contrató un detective a través del que demostró que José no rozaba la indigencia y que mentía, algo que a su juicio sigue haciendo.
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