La carencias asistenciales de los cerca de 26 millones de pacientes con esta enfermedad, recogidas en un informe enviado al Parlamento Europeo
P. MANZANARES | Madrid
La agresividad es uno de los posibles síntomas del paciente con esquizofrenia no tratado adecuadamente
¿Qué es la esquizofrenia?
Esta enfermedad mental, cuyos síntomas se dividen en dos grupos: positivos y negativos, se caracteriza por un conjunto de afecciones en el funcionamiento psicológico de la persona y en su contacto con la realidad.
Se trata de una enfermedad crónica aunque esto no significa que haya un deterioro progresivo o una evolución negativa que con el tratamiento y el apoyo aecuado puede permitir llevar una vida normalizada y autónoma.
De los síntomas llamamos positivos a los que, haciendo una comparación con alguien que no tiene esquizofrenia, suponen un exceso de algo, y negativos a los que se manifiestan en forma de carencia.
En el primero de los casos, los síntomas afectan al pensamiento (como el deliriro de grandeza), la percecpión (aluciones que afectan a todos os sentidos), el comportamiento (agresividad, conducta repetitivas…).
Los negativos sin embargo afectan a las capacidades cognitivas ( parones en el discurso, pobreza en el lenguaje…), pueden aparecer la abulia y la apatía que llevan a una falta de higiene o de inercia, y se da una pobreza afectiva quedando reducidas las expresiones faciales, con poco contacto visual, etcétera.
Es importante recordar lo que en otras enfermedades se hace evidente: los síntomas pueden, en mayor o menor medida, controlarse.
Para más información y ayuda:www.amafe.org
El informe internacional ‘Esquizofrenia. Llamada a la acción a los responsables políticos’ ha sido presentado en Bruselas ante el Grupo de Interés en Salud Mental, Bienestar y Trastornos Cerebrales del Parlamento Europeo.
En él se incluyen las opiniones de renombrados expertos internacionales, entre los que se encuentran psiquiatras, investigadores, asesores políticos, enfermeros, pacientes, cuidadores y grupos de apoyo que instan a las autoridades a tener en cuenta las recomendaciones recogidas en este trabajo para su difusión e implementación por gobiernos locales, regionales y nacionales.
Según se puso de manifiesto en el encuentro de presentación del informe, muchos pacientes con esquizofrenia viven al borde de la exclusión social, sin empleo ni hogar, y esta situación deriva, en un 10 por ciento de los casos, en suicidio.
Además, se acorta la esperanza de vida de los pacientes con respecto a la población general entre 15 y 20 años.
Posibles soluciones
Sin embargo, con una adecuada gestión, muchos afectados pueden llegar a disfrutar de cierta calidad de vida y vuelven de nuevo a la vida laboral y a la sociedad, como parte activa de la misma.
Para el profesor Celso Arango, único investigador español entre el grupo de autores del informe, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y miembro del Consejo Europeo del Cerebro, «uno de los motivos que nos ha llevado a escribir este documento es la percepción de que no se están destinando todos los recursos necesarios para la prevención y el tratamiento de los trastornos psicóticos, la esquizofrenia entre ellos, en el territorio de la Unión Europea».
La realidad, tal y como señala el experto, es que las enfermedades mentales tienen una prevalencia y una discapacidad asociadas iguales a las de otras muchas dolencias médicas crónicas. Por ello, invertir en estos pacientes «es fundamental, ya que estamos viendo que se puede retrasar la edad de inicio del primer episodio psicótico y eso tiene consecuencias importantes en el pronóstico a largo plazo de la persona».
Gastos derivados de esta enfermedad
Entre otros temas, el infome señala los gastos derivados de la asistencia sanitaria de esta enfermedad. En 2012, según estimaciones de la Unión Europea, los trastornos psicóticos ocasionaron un gasto aproximado de 29 billones de euros. Es decir, unos 5.805 euros anuales en el seguimiento de cada paciente, en los que se contemplan tanto los costes directos -medicamentos, atención en centros de día, hospitalización y cuidados prolongados- como los indirectos -bajas laborales, reducción de la productividad en el trabajo, sobrecarga del cuidador y muerte prematura-.
Por todo los expertos hacen un llamamiento a la acción de los responsables políticos y reclaman una atención integral a los pacientes con esquizofrenia, en la que se tengan en cuenta tanto los aspectos físicos como mentales de la persona.
Asimismo, solicitan más apoyo para que se integren en la comunidad con posibilidad de permanencia, así como el desarrollo de mecanismos de orientación que ayuden al paciente a guiarse a través de los sistemas de empleo y prestaciones socio-sanitarias, a menudo complejas, pero esenciales para promover su recuperación.
Esto se podría llevar a cabo, según apuntan los expertos, con la puesta en marcha de campañas periódicas de concienciación para mejorar el conocimiento de la esquizofrenia en la población general.
En materia legislativa, proponen consultar a los profesionales sanitarios y a otras entidades directamente implicadas en el manejo de las esquizofrenia, con el fin de revisar, actualizar y mejorar periódicamente las políticas de gestión de la enfermedad.
También reclaman un mayor apoyo a la labor investigadora, en vías de desarrollar nuevos tratamientos que tengan en cuenta todos los aspectos de la patología y afrontar el reto actual en el tratamiento de estos pacientes, que es abordar de forma global la esquizofrenia, tratando los síntomas positivos, los negativos y los déficits cognitivos.
«Hasta ahora, sólo contamos con fármacos eficaces para parte de los síntomas del trastorno, como los delirios o las alucinaciones, pero no para otros tan importantes como la apatía, la asociabilidad o los problemas cognitivos», señala el doctor Arango.
No hay comentarios:
Publicar un comentario