Empezó a encontrarse mal el pasado miércoles, por lo que fue ingresada en el hospital Santa Ana de la localidad
R. FERNÁNDEZ MOTRIL
"Debería estar prohibido que una persona tan joven pudiese morir", decía el director del instituto de Bachillerato Francisco Javier de Burgos de Motril, Mariano Guirao, roto de dolor, al igual que el resto de las personas -familiares, amigos y compañeros- que ayer asistieron al entierro de Cristina I. G., que falleció el pasado sábado en el Hospital Santa Ana por culpa de una meningitis, una enfermedad que en la costa resulta ser mortal.
La menor, de 17 años, empezó a encontrarse mal el pasado miércoles, por lo que fue ingresada en el centro hospitalario, aunque el personal sanitario no pudo hacer nada por salvar su vida. Tras permanecer varios días en la UCI, el pasado sábado falleció y ayer, a las siete de la tarde, fue enterrada en el cementerio motrileño, donde se congregaron unas 300 personas.
La Delegación de Salud y Bienestar Social de la Junta en Granada activó como medida preventiva un protocolo de actuación consistente en dispensar quimioprofilaxis a los compañeros del instituto que se sentaban cerca de ella en el aula, así como a su entorno más cercano.
Sin embargo, el Ejecutivo autonómico afirmó que no se trata de un brote sino de un caso aislado.
Cristina tenía tan sólo 17 años y, según se esperaba, una vida por delante. Además, prometía que sería de lo más brillante, pues decían ayer las personas que la conocieron que tenía una mente privilegiada, además de ser una chica guapa, cariñosa y conciliadora. También era una alumna ejemplar, estudiosa, interesada en aprender, que un día soñaba con ser médico. De momento, entre sus planes más inmediatos estaba ir de viaje a Francia el mes que viene.
Y es que apenas hace tres semanas, una veintena de alumnos de Secundaria del instituto Henri Meck, de la localidad francesa de Molsheim, visitaron Motril para realizar un intercambio con otras tantas familias de la localidad.
Así, estaba previsto que los alumnos anfitriones -entre los que se encontraba Cristina- vivieran la misma experiencia durante la primera semana de abril, cuando viajaran a la región francesa de Alsacia. Su destino, Molsheim, es una ciudad que tiene unos 89.000 habitantes, ubicada muy cerca de Estrasburgo, por lo que una de las visitas que más ilusión hacía a los participantes era ir a ver la sede del Parlamento Europeo.
Pero esta semana sus compañeros de clase se han quedado tan destrozados que en lo que menos piensan es ya en este viaje. Los adolescentes están tan afectados por la pérdida que los profesores incluso están pensando en aplazar los exámenes que estaban previstos para dentro de dos semanas.
La menor, de 17 años, empezó a encontrarse mal el pasado miércoles, por lo que fue ingresada en el centro hospitalario, aunque el personal sanitario no pudo hacer nada por salvar su vida. Tras permanecer varios días en la UCI, el pasado sábado falleció y ayer, a las siete de la tarde, fue enterrada en el cementerio motrileño, donde se congregaron unas 300 personas.
La Delegación de Salud y Bienestar Social de la Junta en Granada activó como medida preventiva un protocolo de actuación consistente en dispensar quimioprofilaxis a los compañeros del instituto que se sentaban cerca de ella en el aula, así como a su entorno más cercano.
Sin embargo, el Ejecutivo autonómico afirmó que no se trata de un brote sino de un caso aislado.
Cristina tenía tan sólo 17 años y, según se esperaba, una vida por delante. Además, prometía que sería de lo más brillante, pues decían ayer las personas que la conocieron que tenía una mente privilegiada, además de ser una chica guapa, cariñosa y conciliadora. También era una alumna ejemplar, estudiosa, interesada en aprender, que un día soñaba con ser médico. De momento, entre sus planes más inmediatos estaba ir de viaje a Francia el mes que viene.
Y es que apenas hace tres semanas, una veintena de alumnos de Secundaria del instituto Henri Meck, de la localidad francesa de Molsheim, visitaron Motril para realizar un intercambio con otras tantas familias de la localidad.
Así, estaba previsto que los alumnos anfitriones -entre los que se encontraba Cristina- vivieran la misma experiencia durante la primera semana de abril, cuando viajaran a la región francesa de Alsacia. Su destino, Molsheim, es una ciudad que tiene unos 89.000 habitantes, ubicada muy cerca de Estrasburgo, por lo que una de las visitas que más ilusión hacía a los participantes era ir a ver la sede del Parlamento Europeo.
Pero esta semana sus compañeros de clase se han quedado tan destrozados que en lo que menos piensan es ya en este viaje. Los adolescentes están tan afectados por la pérdida que los profesores incluso están pensando en aplazar los exámenes que estaban previstos para dentro de dos semanas.
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