Barcelona.- Los cuidadores no profesionales, habitualmente mujeres de la familia, de personas dependientes han visto deteriorada su salud física y psíquica con los recortes sociales, lo que ha agravado su calidad de vida, afectada ya por renuncias sociales, al ocio y por pérdidas económicas.
Ésta es una de las conclusiones del informe "Los cuidadores familiares. Reto pendiente del sistema de la dependencia", que ha presentado hoy la Mesa del Tercer Sector Social de Cataluña y en el que también se indica que un 18 % de las personas cuidadoras no profesionales están deprimidas y un 14 % presentan abusos de sustancias, como consecuencia de la sobrecarga física y emocional.
El informe, elaborado por el psicopedagogo y experto en dependencia de la Fundación Pere Tarrés, Marc Cadafalch, alerta que este fenómeno social se agravará a medio y largo plazo, y propone al tercer sector que se replantee servicios para ofrecer a estas personas formación y ayudas que minimicen su situación.
El estudio constata que "algunas familias que tenían el familiar dependiente en un centro residencial han perdido el trabajo y ante esta situación la familia ha optado por dejar la plaza de la residencia y cuidar a la persona dependiente en casa".
"Este hecho podrá producir a largo plazo consecuencias sobre la salud del cuidador", advierte el informe, que destaca que la aportación actual del Estado a la ley de la dependencia es de 1.317 millones de euros, mientras que las CCAA aportan 3.837 millones.
"Si el Estado aportase 2.634 millones se podría incrementar el número de beneficiarios que se encuentran en espera de recibir las prestaciones y tendría un efecto sobre el empleo con la creación de 30.000 puestos de trabajo", señala el informe.
La presidenta de la Mesa del Tercer Sector, Àngels Guiteras, ha resaltado durante la presentación del estudio que "los recortes y el colapso del sistema de dependencia están sobrecargando a los cuidadores familiares", que es "el colectivo femenino e invisible más castigado por la crisis".
Pese a que el 91 % de las prestaciones de la dependencia se destina a los cuidadores familiares, el recorte del 15 % de sus ayudas y la supresión de las cotizaciones les han situado en una situación precaria, que se suma "a la sobrecarga psicológica".
El informe, que recomienda más servicios de ayuda a los cuidadores, como el programa "Respir", denuncia que el Servicio de Atención Domiciliaria (SAD) perdió en 2013 en España 4.333 beneficiarios y 1.500 puestos de trabajo.
"La aprobación del decreto que disminuye la intensidad del SAD con las consecuencias en la atención de las personas en situación de dependencia, el copago que produce un impacto muy importante en las familias más vulnerables y los efectos de la reforma local que podría considerar el SAD como un servicio ajeno en las competencias municipales", son las amenazas que advierte el estudio.
El informe, que recuerda que en Cataluña hay actualmente 150.342 personas beneficiarias de la ley de la dependencia, señala que 115.273, el 77% del total, son personas mayores de 65 años y que hay 80.438 beneficiarios que tienen más de 80 años.
La persona cuidadora no profesional es mayoritariamente una mujer en un 83 % de los casos, suele ser un hijo o una hija en el 57 % de las ocasiones, un cónyuge en el 17 % o un nieto o nieta en el 17 %.
Las personas cuidadoras tienen una edad media de 52,9 años, el 76,2 % están casadas y el nivel de estudios de las cuidadoras son primarios en el 43 % de los casos.
Cuanto más elevado es el nivel de estudios más preferencia hay por un uso de servicios profesionales para cuidar a familiares, mientras que en el 73 % de los casos los cuidadores están desempleados, un 44 % se dedican a las tareas del hogar y un 20 % son pensionistas.
La media de tiempo que hace que los cuidadores de personas mayores realizan esta labor es de 6,5 años, con una dedicación media de 10,6 horas diarias, y el 15,4 % de las personas cuidadoras no profesionales cuidan a más de una persona.
El estudio recuerda que en el caso de las mujeres el efecto sobre la salud psicológica aparece a partir de las 25 horas semanales para las personas mayores de 74 años.
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