Una investigación de la Facultad de Psicología de Granada estudia el impacto de los desahucios en las familias afectadas
ALEJANDRA RAMÍREZ GRANADA 
La crisis económica ha acaparado en infinidad de ocasiones gran parte de las informaciones desde que explotó la burbuja inmobiliaria en 2007. Últimamente las noticias acerca de familias desahuciadas, personas que pierden su casa, desempleados que no pueden pagar la hipoteca o un alquiler superior a los salarios han sido las noticias más destacadas, comprobando incluso su efecto en las familias afectadas. La situación tan vulnerable a la que se enfrentan tras perder una casa cambió (y cambia) la actitud de miles de personas. Tanto, que la Facultad de Psicología, la Escuela Andaluza de Salud Pública y Stop Desahucios Granada 15-M presentaron ayer un proyecto de investigación sobre el Impacto del Desahucio en la Salud de los Afectados, en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Políticas.
Con una muestra de 205 personas en diferentes situaciones de desahucio, el equipo estudió cómo afectaba este problema a la salud de estas personas. Comprobaron que un 67% de los participantes tienen una salud deficiente, y el 45% de ellos además acarrea hipertensión, trastornos cardiovasculares, insomnio y otros problemas mentales. Destaca la depresión en un 92% y ansiedad en el 88%. A esto se le suma que el 33,8% del total tiene un riesgo importante de suicidio, y el 66,3% prevalencia de ideas de suicidio. La situación se agrava más cuando el resultado de intento o planeamiento de suicidio en el último mes es del 39,8%.
Durante el estudio pudieron percibir que la situación era de mayor riesgo a medida que avanzaba el proceso de desahucio, siendo los niveles de suicidio del doble en las fases finales del proceso con respecto al principio. Además, este riesgo aumenta cuanta más avanzada es la edad.
En cuanto a los hábitos de salud, la investigación aseguró que las personas en desahucio no consumen más fármacos que la población general, pero un 48% toma tranquilizantes, antidepresivos y otros medicamentos para la salud mental; acuden algo más frecuentemente a urgencias; y consumen más alcohol en proporción al resto de la población. Asimismo, hacen menos actividad física, y consumen menos frutas y verduras en las cantidades recomendadas.
La situación que viven los afectados perjudica emocionalmente a las personas y empeora los síntomas de trastornos físicos que puedan sufrir. El estrés presenta niveles muy altos entre los desahuciados, sobre todo de sintomatología postraumática, ya que dos tercios de la muestra presenta este síntoma, algo que consideran "muy preocupante".
El proyecto se realizó durante los años 2013 y 2014, seleccionando personas adultas en proceso de desahucio y asistentes a las asambleas semanales organizadas por Stop Desahucios en Granada y su Área Metropolitana, con un total de 205 personas (83 hombres y 122 mujeres). De ellos, un 90% es de origen español, y el 59% están en desempleo. Los datos son un reflejo de la situación de estos últimos años, ya que los resultados obtenidos entre las personas afectadas por el proceso de desahucio se compararon con una muestra de 6.507 personas adultas de la población general andaluza.
Cada una de estas personas vivió una situación diferente para acabar en un proceso de desahucio. El 56% fue a causa de la pérdida de empleo, un 16% debido a una disminución considerable de ingresos, y el 12% por grandes cambios familiares (divorcios, fallecimientos). La hipoteca ha sido una lucha diaria para todos ellos, donde para el 90% comenzó en 2009 o años posteriores.
Según afirmaron la organización Stop Desahucios, los resultados de esta investigación demuestran "sin ambigüedad el dramático impacto que los desalojos tienen sobre las familias que han padecido este drama: suicidios, trastornos físicos y psíquicos, y con frecuencia llegan a ser insuperables".
Con una muestra de 205 personas en diferentes situaciones de desahucio, el equipo estudió cómo afectaba este problema a la salud de estas personas. Comprobaron que un 67% de los participantes tienen una salud deficiente, y el 45% de ellos además acarrea hipertensión, trastornos cardiovasculares, insomnio y otros problemas mentales. Destaca la depresión en un 92% y ansiedad en el 88%. A esto se le suma que el 33,8% del total tiene un riesgo importante de suicidio, y el 66,3% prevalencia de ideas de suicidio. La situación se agrava más cuando el resultado de intento o planeamiento de suicidio en el último mes es del 39,8%.
Durante el estudio pudieron percibir que la situación era de mayor riesgo a medida que avanzaba el proceso de desahucio, siendo los niveles de suicidio del doble en las fases finales del proceso con respecto al principio. Además, este riesgo aumenta cuanta más avanzada es la edad.
En cuanto a los hábitos de salud, la investigación aseguró que las personas en desahucio no consumen más fármacos que la población general, pero un 48% toma tranquilizantes, antidepresivos y otros medicamentos para la salud mental; acuden algo más frecuentemente a urgencias; y consumen más alcohol en proporción al resto de la población. Asimismo, hacen menos actividad física, y consumen menos frutas y verduras en las cantidades recomendadas.
La situación que viven los afectados perjudica emocionalmente a las personas y empeora los síntomas de trastornos físicos que puedan sufrir. El estrés presenta niveles muy altos entre los desahuciados, sobre todo de sintomatología postraumática, ya que dos tercios de la muestra presenta este síntoma, algo que consideran "muy preocupante".
El proyecto se realizó durante los años 2013 y 2014, seleccionando personas adultas en proceso de desahucio y asistentes a las asambleas semanales organizadas por Stop Desahucios en Granada y su Área Metropolitana, con un total de 205 personas (83 hombres y 122 mujeres). De ellos, un 90% es de origen español, y el 59% están en desempleo. Los datos son un reflejo de la situación de estos últimos años, ya que los resultados obtenidos entre las personas afectadas por el proceso de desahucio se compararon con una muestra de 6.507 personas adultas de la población general andaluza.
Cada una de estas personas vivió una situación diferente para acabar en un proceso de desahucio. El 56% fue a causa de la pérdida de empleo, un 16% debido a una disminución considerable de ingresos, y el 12% por grandes cambios familiares (divorcios, fallecimientos). La hipoteca ha sido una lucha diaria para todos ellos, donde para el 90% comenzó en 2009 o años posteriores.
Según afirmaron la organización Stop Desahucios, los resultados de esta investigación demuestran "sin ambigüedad el dramático impacto que los desalojos tienen sobre las familias que han padecido este drama: suicidios, trastornos físicos y psíquicos, y con frecuencia llegan a ser insuperables".
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