El tabaquismo y los hábitos de vida provocan un cambio del tumor con más mortalidad entre el colectivo femenino La detección precoz, la clave para reducir la incidencia de la enfermedad
S. VALLEJO - G. N. JIMÉNEZ
Uno de cada dos varones y una de cada tres mujeres van a ser diagnosticados de cáncer a lo largo de su vida. Esta enfermedad es en la actualidad la segunda causa de muerte entre los granadinos después de las enfermedades del sistema circulatorio. Y todo a pesar de que, según los expertos, muchos tipos de cáncer se podrían prevenir evitando la exposición a factores de riesgo comunes y llevando una vida sana. Son los malos hábitos, como el tabaquismo, los que han llevado a un cambio de tendencia en los últimos años.
Son las mujeres las que más preocupan a los facultativos. El cáncer de pulmón ha desbancado por primera vez al de mama como la primera causa de muerte oncológica en la población femenina, aunque el que tiene más incidencia sigue siendo el de mama. Tras este cambio de tendencia está la incorporación más tarde al tabaquismo como hábito de vida entre las mujeres que entre los hombres. Así se advierte en las estadísticas realizadas sobre el cáncer y su incidencia.
El número total de defunciones por todas las causas de muerte que han mostrado relación con el tabaquismo es un indicador utilizado por la OMS para monitorizar las muertes relaciones con el consumo de tabaco. De acuerdo con este indicador, en 2011 (último año actualizado en las estadísticas del Ministerio de Sanidad), se produjeron en España 106.409 defunciones relacionadas con el tabaquismo y la tasa de mortalidad ajustada por edad por estas causas de muerte experimentó una reducción del 25,5% en hombres y del 30,8% en mujeres entre 2001 y 2011. Sin embargo, en 2011 se produjeron 21.097 defunciones por cáncer de pulmón (el 90% se deben al tabaquismo), lo que supone 342 más que en 2010. La evolución de las tasas de mortalidad por esta causa de muerte atribuible al tabaquismo ha descendido un 12,5% en hombres, mientras que resulta alarmante que haya aumentado un 57,1% en mujeres.
Este incremento en la mortalidad por cáncer de pulmón en mujeres es un reflejo de su incorporación tardía al consumo de tabaco, mientras que en hombres el descenso en el consumo observado desde hace tiempo se ha traducido ya en un descenso en la mortalidad por cáncer de pulmón. Como consecuencia de esta tendencia, la tasa de mortalidad por edad pasó de ser 10 veces más alta en hombres que en mujeres en 2001 a 5,6 veces más alta en 2011.
En el caso de Granada, según los últimos datos del Registro de Cáncer de Granada que lleva la Escuela Andaluza de Salud Pública, y que corresponde al periodo 2009-2011, en esos años se registró un total de 15.009 casos en la provincia (8.578 en hombres y 6.431 en mujeres) diagnosticados por primera vez, lo que supone una media de 5.003 casos nuevos al año. Una incidencia que deja una tasa bruta de 629 y 464 casos por 100.000 habitantes en hombres y mujeres, respectivamente.
La incidencia en Granada es más elevada en los hombres que en las mujeres y según las tasas acumulativas, si las tendencias no se modifican casi uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres residentes en la provincia desarrollarán un cáncer antes de los 75 años.
El cáncer, según los datos de este registro, es una enfermedad que afecta fundamentalmente a adultos de edad avanzada. En ambos sexos, las tasas específicas de incidencia son más elevadas a medida que aumenta la edad, siguiendo un patrón diferente en hombres y mujeres y produciéndose un brusco aumento a partir de los 50 años. El 60% de los casos se presenta en personas de 65 años o más en ambos sexos. Sólo el 0,5% se da en menores de 15 años.
Por tipos, durante el periodo 2009 a 2011 en Granada el mayor número de casos de cáncer por órganos y aparatos correspondió, en ambos sexos, a la piel, seguida por el aparato digestivo en hombres y la mama en mujeres. Los cánceres más frecuentes fueron los de piel no melanoma, próstata y pulmón en los hombres y piel no melanoma, mama y colon en las mujeres.
A lo largo de las dos décadas de funcionamiento del Registro de Cáncer de Granada (comenzó su actividad en 1985), se ha observado un cambio del orden de frecuencia, con un progresivo alejamiento de los primeros lugares del cáncer de estómago y la incorporación a los primeros puestos del de próstata.
En cuanto a la mortalidad (con datos del INE de 2007), en la provincia el cáncer representa un 23,5% de las defunciones, igual que en el conjunto de Andalucía. Esto significa que aproximadamente una de cada cuatro defunciones es consecuencia del cáncer, con una media de 1.700 defunciones al año por esta patología, con una tasa más elevada en hombres que en mujeres.
Por sexos, el cáncer representa un 27,5% de la mortalidad total en hombres y un 19,2% en mujeres. Del total de las defunciones, el 74% se produjeron en personas de 65 años o más, en ambos sexos.
La mayor tasa de mortalidad por cáncer fueron pulmón, colon-recto, próstata, vejiga, estómago e hígado en los hombres, y mama, colon-recto, útero, pulmón, ovario e hígado en las mujeres.
Pero también es importante hablar de supervivencia, cada vez mayor. Entre los que tienen menos supervivencia están el de páncreas y el de pulmón, y entre los que más, el de mama, testículo, tiroides o piel, cuya supervivencia es de un 90 a 100%.
Precisamente la supervivencia, según recoge el registro, es uno de los indicadores de mayor interés para la vigilancia y el control del cáncer ya que en una población los resultados en supervivencia reflejan fundamentalmente dos aspectos: la eficacia de la prevención y la eficacia del tratamiento. La mejor organización y dotación de recursos de los servicios sanitarios, junto con la educación sanitaria de la población contribuyen al diagnóstico en estadios más precoces y, por tanto, a un mejor pronóstico de la enfermedad. Además, la utilización del tratamiento más adecuado para cada tipo de cáncer mejorará los resultados.
Los últimos datos de supervivencia muestran que la tasa actualmente en España es del 49,5% para hombres y del 59% para mujeres, cuando hace cinco años era de 43% y 55%, respectivamente.
En este dato influyen, por ejemplo, las estrategias de prevención puestas en marcha por la Junta para evitar conductas de riesgo como la adicción al tabaco o el consumo abusivo de alcohol, así como la progresiva incorporación de hábitos de vida saludables que incluyen la realización de ejercicio físico con mayor frecuencia o llevar una dieta equilibrada
Son las mujeres las que más preocupan a los facultativos. El cáncer de pulmón ha desbancado por primera vez al de mama como la primera causa de muerte oncológica en la población femenina, aunque el que tiene más incidencia sigue siendo el de mama. Tras este cambio de tendencia está la incorporación más tarde al tabaquismo como hábito de vida entre las mujeres que entre los hombres. Así se advierte en las estadísticas realizadas sobre el cáncer y su incidencia.
El número total de defunciones por todas las causas de muerte que han mostrado relación con el tabaquismo es un indicador utilizado por la OMS para monitorizar las muertes relaciones con el consumo de tabaco. De acuerdo con este indicador, en 2011 (último año actualizado en las estadísticas del Ministerio de Sanidad), se produjeron en España 106.409 defunciones relacionadas con el tabaquismo y la tasa de mortalidad ajustada por edad por estas causas de muerte experimentó una reducción del 25,5% en hombres y del 30,8% en mujeres entre 2001 y 2011. Sin embargo, en 2011 se produjeron 21.097 defunciones por cáncer de pulmón (el 90% se deben al tabaquismo), lo que supone 342 más que en 2010. La evolución de las tasas de mortalidad por esta causa de muerte atribuible al tabaquismo ha descendido un 12,5% en hombres, mientras que resulta alarmante que haya aumentado un 57,1% en mujeres.
Este incremento en la mortalidad por cáncer de pulmón en mujeres es un reflejo de su incorporación tardía al consumo de tabaco, mientras que en hombres el descenso en el consumo observado desde hace tiempo se ha traducido ya en un descenso en la mortalidad por cáncer de pulmón. Como consecuencia de esta tendencia, la tasa de mortalidad por edad pasó de ser 10 veces más alta en hombres que en mujeres en 2001 a 5,6 veces más alta en 2011.
En el caso de Granada, según los últimos datos del Registro de Cáncer de Granada que lleva la Escuela Andaluza de Salud Pública, y que corresponde al periodo 2009-2011, en esos años se registró un total de 15.009 casos en la provincia (8.578 en hombres y 6.431 en mujeres) diagnosticados por primera vez, lo que supone una media de 5.003 casos nuevos al año. Una incidencia que deja una tasa bruta de 629 y 464 casos por 100.000 habitantes en hombres y mujeres, respectivamente.
La incidencia en Granada es más elevada en los hombres que en las mujeres y según las tasas acumulativas, si las tendencias no se modifican casi uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres residentes en la provincia desarrollarán un cáncer antes de los 75 años.
El cáncer, según los datos de este registro, es una enfermedad que afecta fundamentalmente a adultos de edad avanzada. En ambos sexos, las tasas específicas de incidencia son más elevadas a medida que aumenta la edad, siguiendo un patrón diferente en hombres y mujeres y produciéndose un brusco aumento a partir de los 50 años. El 60% de los casos se presenta en personas de 65 años o más en ambos sexos. Sólo el 0,5% se da en menores de 15 años.
Por tipos, durante el periodo 2009 a 2011 en Granada el mayor número de casos de cáncer por órganos y aparatos correspondió, en ambos sexos, a la piel, seguida por el aparato digestivo en hombres y la mama en mujeres. Los cánceres más frecuentes fueron los de piel no melanoma, próstata y pulmón en los hombres y piel no melanoma, mama y colon en las mujeres.
A lo largo de las dos décadas de funcionamiento del Registro de Cáncer de Granada (comenzó su actividad en 1985), se ha observado un cambio del orden de frecuencia, con un progresivo alejamiento de los primeros lugares del cáncer de estómago y la incorporación a los primeros puestos del de próstata.
En cuanto a la mortalidad (con datos del INE de 2007), en la provincia el cáncer representa un 23,5% de las defunciones, igual que en el conjunto de Andalucía. Esto significa que aproximadamente una de cada cuatro defunciones es consecuencia del cáncer, con una media de 1.700 defunciones al año por esta patología, con una tasa más elevada en hombres que en mujeres.
Por sexos, el cáncer representa un 27,5% de la mortalidad total en hombres y un 19,2% en mujeres. Del total de las defunciones, el 74% se produjeron en personas de 65 años o más, en ambos sexos.
La mayor tasa de mortalidad por cáncer fueron pulmón, colon-recto, próstata, vejiga, estómago e hígado en los hombres, y mama, colon-recto, útero, pulmón, ovario e hígado en las mujeres.
Pero también es importante hablar de supervivencia, cada vez mayor. Entre los que tienen menos supervivencia están el de páncreas y el de pulmón, y entre los que más, el de mama, testículo, tiroides o piel, cuya supervivencia es de un 90 a 100%.
Precisamente la supervivencia, según recoge el registro, es uno de los indicadores de mayor interés para la vigilancia y el control del cáncer ya que en una población los resultados en supervivencia reflejan fundamentalmente dos aspectos: la eficacia de la prevención y la eficacia del tratamiento. La mejor organización y dotación de recursos de los servicios sanitarios, junto con la educación sanitaria de la población contribuyen al diagnóstico en estadios más precoces y, por tanto, a un mejor pronóstico de la enfermedad. Además, la utilización del tratamiento más adecuado para cada tipo de cáncer mejorará los resultados.
Los últimos datos de supervivencia muestran que la tasa actualmente en España es del 49,5% para hombres y del 59% para mujeres, cuando hace cinco años era de 43% y 55%, respectivamente.
En este dato influyen, por ejemplo, las estrategias de prevención puestas en marcha por la Junta para evitar conductas de riesgo como la adicción al tabaco o el consumo abusivo de alcohol, así como la progresiva incorporación de hábitos de vida saludables que incluyen la realización de ejercicio físico con mayor frecuencia o llevar una dieta equilibrada
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