La buena asistencia de público a los recintos de la competición augura un fin de semana con lleno en las instalaciones. La segunda plaza de Sara Hurtado y Adrià Díaz, y el triunfo del curling masculino, lo mejor.
JUAN JOSÉ MEDINA GRANADA
El viernes fue el día en el Granada se dio cuenta de que existía la Universiada. Ya era hora. Después del frío acogimiento de los días previos, el primer arreón del fin de semana iba a resultar decisivo para conocer el grado de impacto del evento en la ciudadanía. Y tras la respuesta de ayer, se espera que hoy y mañana la capital vibre con los juegos universitarios.
Los que más disfrutaron fueron los que acudieron al Granada Iglú, donde compareció la pareja española formada por Sara Hurtado y Adrià Díaz, los principales aspirantes a medalla para el país organizador de esta Universiada junto a la snowboarder Queralt Castellet. Una semana después de proclamarse quintos en el Campeonato de Europa de Estocolmo, la madrileña y el barcelonés (ahí queda) dieron un paso más en su carrera. El público, enfervorizado, fue poco a poco metiéndose en la coreografía. Como anillo al dedo le ha venido a la Universiada que la ISU (Federación Internacional de Patinaje) pusiera como melodías para el programa corto los pasodobles y el flamenco... Justo el año que España es sede de dos grandes competiciones de este deporte (Universiada y finales del Grand Prix). Así fue fácil que todos los concursantes conquistaran al respetable. Sara y Adrià, en un ejercicio lleno de intensidad y pasión, aunque con leves fallos de patinaje acabaron la jornada en segundo lugar. Hoy le pueden dar la delegación nacional su primera presea, eso sin que antes Queralt Castellet la logre en halfpipe, donde es la actual subcampeona del mundo.
La jornada había arrancando con el esquí alpino, donde se estrenó la difícil pista Universiada. La emoción y la alta competición volvió a la zona de meta de la pista del Río, ahí donde en 1996 se coronaron Pernilla Wiberg, Marc Girardelli y un tal Alberto Tomba. Italia siempre tendrá un buen recuerdo del macizo granadino. 19 años después de que la 'bomba Tomba' lograse dos oros en los Mundiales de esquí alpino, su compatriota Michelangelo Tentori le arrebató por sólo una centésima el título de campeón universitario a Marc Oliveras, un andorrano que se quedó cerquísima de darle una alegría al país de los Pirineos y que guarda detrás una verdadera historia de superación personal. Emoción, y no sólo en lo deportivo, en el corazón de la estación de Sierra Nevada. En chicas, más fácil lo tuvo la noruega Aasberg. Más de medio segundo sobre la que fue medalla de plata es una distancia a tener en cuenta en un deporte que deciden milésimas.
El día de ayer también es historia para el curling español, que por fin ganó un partido en una Universiada. Fue en la última sesión del día. El equipo capitaneado por Sergio Vez doblegó a todo un país experto en este deporte y en las disciplinas de hielo como Suiza por un rotundo 12-6. El esfuerzo tuvo su recompensa. Sólo les queda crecer. De paso vengaron al equipo femenino, que cayó con el helvético antes por 14-1. A todo esto, Canadá, la catedral del curling, no da pie con bola. Ayer le ganó Gran Bretaña. Fuentenueva estuvo casi lleno todo el día.
Lo que más está llamando la atención el Granada es el hockey sobre hielo. Quizás por eso de que para ganar hay que marcar más goles que el contrario... Casi 2.000 personas hicieron acto de presencia en el Palacio de Deportes para ver cómo España perdía ante la República Checa, una de las grandes potencias del deporte de la pastilla y el stick.
Y luego, el snowboard cross, que por las dificultades para acceder a la zona del Snowpark Sulayr, no es que tuviera mucha gente pero sí que los que estuvieron gozaron de la calidad de los ganadores, casi todos con bagaje olímpico a sus espaldas.
Que la ciudad y la provincia miren a la Universiada es más que positivo. Eso es cultura deportiva y olímpica. Con que a un niño o niña de los que en estos días le da un pinchazo el estómago viendo el hockey, el patinaje o el curling y quieran practicar esos deportes, alejados de los convencionalismos no es más que enriquecer la ya depauperada tradición deportiva de este país. Porque en el fondo, lo dice la propia expresión, esto es cultura.
Los que más disfrutaron fueron los que acudieron al Granada Iglú, donde compareció la pareja española formada por Sara Hurtado y Adrià Díaz, los principales aspirantes a medalla para el país organizador de esta Universiada junto a la snowboarder Queralt Castellet. Una semana después de proclamarse quintos en el Campeonato de Europa de Estocolmo, la madrileña y el barcelonés (ahí queda) dieron un paso más en su carrera. El público, enfervorizado, fue poco a poco metiéndose en la coreografía. Como anillo al dedo le ha venido a la Universiada que la ISU (Federación Internacional de Patinaje) pusiera como melodías para el programa corto los pasodobles y el flamenco... Justo el año que España es sede de dos grandes competiciones de este deporte (Universiada y finales del Grand Prix). Así fue fácil que todos los concursantes conquistaran al respetable. Sara y Adrià, en un ejercicio lleno de intensidad y pasión, aunque con leves fallos de patinaje acabaron la jornada en segundo lugar. Hoy le pueden dar la delegación nacional su primera presea, eso sin que antes Queralt Castellet la logre en halfpipe, donde es la actual subcampeona del mundo.
La jornada había arrancando con el esquí alpino, donde se estrenó la difícil pista Universiada. La emoción y la alta competición volvió a la zona de meta de la pista del Río, ahí donde en 1996 se coronaron Pernilla Wiberg, Marc Girardelli y un tal Alberto Tomba. Italia siempre tendrá un buen recuerdo del macizo granadino. 19 años después de que la 'bomba Tomba' lograse dos oros en los Mundiales de esquí alpino, su compatriota Michelangelo Tentori le arrebató por sólo una centésima el título de campeón universitario a Marc Oliveras, un andorrano que se quedó cerquísima de darle una alegría al país de los Pirineos y que guarda detrás una verdadera historia de superación personal. Emoción, y no sólo en lo deportivo, en el corazón de la estación de Sierra Nevada. En chicas, más fácil lo tuvo la noruega Aasberg. Más de medio segundo sobre la que fue medalla de plata es una distancia a tener en cuenta en un deporte que deciden milésimas.
El día de ayer también es historia para el curling español, que por fin ganó un partido en una Universiada. Fue en la última sesión del día. El equipo capitaneado por Sergio Vez doblegó a todo un país experto en este deporte y en las disciplinas de hielo como Suiza por un rotundo 12-6. El esfuerzo tuvo su recompensa. Sólo les queda crecer. De paso vengaron al equipo femenino, que cayó con el helvético antes por 14-1. A todo esto, Canadá, la catedral del curling, no da pie con bola. Ayer le ganó Gran Bretaña. Fuentenueva estuvo casi lleno todo el día.
Lo que más está llamando la atención el Granada es el hockey sobre hielo. Quizás por eso de que para ganar hay que marcar más goles que el contrario... Casi 2.000 personas hicieron acto de presencia en el Palacio de Deportes para ver cómo España perdía ante la República Checa, una de las grandes potencias del deporte de la pastilla y el stick.
Y luego, el snowboard cross, que por las dificultades para acceder a la zona del Snowpark Sulayr, no es que tuviera mucha gente pero sí que los que estuvieron gozaron de la calidad de los ganadores, casi todos con bagaje olímpico a sus espaldas.
Que la ciudad y la provincia miren a la Universiada es más que positivo. Eso es cultura deportiva y olímpica. Con que a un niño o niña de los que en estos días le da un pinchazo el estómago viendo el hockey, el patinaje o el curling y quieran practicar esos deportes, alejados de los convencionalismos no es más que enriquecer la ya depauperada tradición deportiva de este país. Porque en el fondo, lo dice la propia expresión, esto es cultura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario