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miércoles, 4 de febrero de 2015

Seis lagunas andaluzas salen del olvido saberuniversidad

Especialistas en hidrogeología estudian los humedales de Antequera, Archidona, Taraje, Jarales, El Muerto y Brujuelo para desarrollar un modelo de gestión de estos espacios que aglutine la hidrología, geología y diversidad biológica.
ENCARNA MALDONADO

Martín Mudarra, Bartolomé Andreo y José Manuel Gil, en las instalaciones de Cehiuma recién estrenadas. / YHASMINA GARCÍA.

El Centro de Hidrogeología de la Universidad de Málaga (Cehiuma) ha abordado el estudio de seis humedales de las provincias de Málaga, Jaén y Córdoba con la finalidad no solo de caracterizar su funcionamiento, origen y destino del agua o su composición, sino también de contemplarlos como un foco de diversidad geológica, hidrogeológica y biológica.

El catedrático Bartolomé Andreo, director del Centro de Hidrogeología, subraya el deficiente conocimiento científico que existe en torno a la mayor parte de estos parajes naturales. Reconoce que algunos espacios son objeto de una gran atención científica, mientras otros viven en el más absoluto olvido. “Es cierto que ya no se les arañan metros para plantar un olivo más, pero el desconocimiento es grande y la sensibilidad a veces insuficiente”. Ese es el contexto en el que plantean el estudio de las lagunas de Antequera y Archidona en Málaga, Taraje, Jarales y Laguna del Muerto (Córdoba), y las lagunas de Brujuelo, junto a las salinas asociadas, en Jaén, como un proyecto que dé lugar a un modelo de gestión del conjunto de los humedales andaluces.

El estudio de las lagunas se ha planteado históricamente desde la perspectiva de la biodiversidad, centrado en la flora y la fauna. “Sin embargo, se desentendían del agua y de las singularidades geológicas y eso es lo primero que hay que estudiar”, porque son estos rasgos, precisamente, los que determinan la riqueza de la vida vegetal y animal del entorno.

La investigación de los seis humedales andaluces que emprende el equipo de Cehiuma aborda las particularidades de esos suelos y su hidrogeología. Determina si se trata de aguas superficiales o subterráneas, porque de ello depende que el agua sea permanente o efímera, su mineralización, vinculada al camino que recorre, y la interacción posterior con los seres vivos. El propósito último es diseñar un modelo de gestión que no solo gire en torno al agua, sino que contemple el conjunto de los parajes sin perderle la pista a su riqueza geológica y biológica, de modo que se puedan convertir en un atractivo turístico y en un recurso económico sin caer en la sobre explotación o degradación.

El estudio de los humedales de las tres provincias se desarrolla gracias a dos proyectos de excelencia de la Junta de Andalucía que les proporcionan 300.000 euros para llevar a cabo este trabajo. Además, el equipo tiene en marcha otro proyecto, financiado por el Ministerio de Economía Ciencia y Competitividad con 120.000 euros, para avanzar en el conocimiento de los acuíferos, su funcionamiento, gestión y protección. En este caso el proyecto gira en torno a losacuíferos carbonatados que se localizan en la Costa del Sol, el río Genal. Al amparo de esta investigación se están realizando tres tesis doctorales en el centro.

El Centro de Hidrogeología de la Universidad de Málaga tiene en marcha cerca de una decena de proyectos adjudicados en los últimos cinco años por un importe global de 1,5 millones de euros que comprenden estudios locales, como cuestiones hidrogeológicas del entorno de la Costa del Sol o de la Cueva de Nerja, hasta grandes proyectos internacionales desde los Balcanes hasta China, Estados Unidos o México financiados por la ONU, la Agencia Internacional de la Energía Atómica o el Gobierno mexicano.

En el apartado internacional, Andreo colidera un proyecto financiado por la Unesco en Guilin (China), uno de los parajes kársticos más excelsos del mundo. En este caso, se pretende determinar, entre otros aspectos científicos, la capacidad que tienen las rocas calizas como sumidero de dióxido de carbono. El proyecto, que también incluye estudios sobre la contaminación de las aguas y su turbidez, involucra a 30 investigadores de todo el mundo que mantienen ensayos piloto tanto en Guilin como en Kentucky (Estados Unidos) y en la sierra de Jarastepar (Málaga).

En el caso de México el proyecto comprende tanto la formación como la investigación. La Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología, por una parte, ha becado a un estudiante para que realice la tesis doctoral en la Universidad de Málaga en el ámbito de la contaminación de las aguas subterráneas y, por otra parte, financia una investigación en la cuenca del río Santiago, cuyo cauce sufre los efectos de su proximidad a a la ciudad de Guadalajara, con sus 4,5 millones de habitantes y su populoso extraradio. En este caso se están caracterizando los principales problemas y las posibles soluciones.

Una de los descubrimientos más singulares que se han realizado tiene que ver con la capacidad natural del río para liberarse de la contaminación. Aunque en el entorno urbano la polución del Santiago es intensa, a medida que desciende, gracias a la oxigenación que implica la bajada, las lluvias intensas de la zona y la retención de contaminantes en las presas que halla a su paso, se depura hasta el punto de que las aguas alcanzan el Pacífico “casi limpias”, indica Bartolomé Andreo. 

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