No es casual entonces que el próximo 7 de abril, Día Mundial de la Salud, esté dedicado precisamente a alertar a gobiernos, campesinos, fabricantes, minoristas, profesionales sanitarios y a los consumidores, de la importancia de la inocuidad de los alimentos; y sobre todo hacer un llamado a la toma de conciencia sobre el papel que cada uno puede desempeñar.
“Es este tema una prioridad para los sistemas de salud pública, pues está asociado directamente a las enfermedades transmitidas por alimentos, que constituyen una importante causa de morbilidad y mortalidad”, señaló en conferencia de prensa el doctor José Luis Di Fabio, representante en Cuba de la Organización Panamericana-Mundial de la Salud (OPS/OMS).
De acuerdo con Di Fabio, los alimentos insalubres están relacionados con la muerte de unos dos millones de personas al año, en su mayoría niños. “Cuando contienen bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas nocivas causan más de 200 enfermedades que van desde la diarrea, hasta el cáncer. Hay que tener en cuenta además los contaminantes químicos y biotóxicos, que con el tiempo se están usando cada vez más en los cultivos y la agricultura, así como pesticidas para el control de vectores con los consecuentes riesgos que implican para la salud”.
Del sistema de alerta de la OMS —refirió— alrededor del 10 % de los casos reportados se deben a enfermedades por transmisión alimentaria, los cual incide además en la economía de las naciones, su exportación de alimentos y sectores de desarrollo como el turismo.
“En 1992 una declaración mundial de nutrición de la OMS planteó que el acceso a una alimentación nutricionalmente adecuada y sana, es un derecho individual básico, por lo cual los gobiernos deben garantizar los marcos legislativos para garantizar la inocuidad y calidad de los alimentos”, comentó Di Fabio.
La mayoría de estas enfermedades son perfectamente prevenibles si la manipulación es apropiada. Basta respetar las cinco claves que recomienda la OMS: mantener la limpieza, separar los alimentos crudos de los cocinados, cocinarlos completamente, conservarlos a temperaturas seguras y utilizar agua y materias primas inocuas.
Para Ana Lucía D'Emilio, representante de Unicef en Cuba, teniendo en cuenta que “la salud es un derecho de todos, no se trata solo de curar sino de prevenir; y en ello una sana alimentación es fundamental”.
D'Emilio explicó que la educación y cultura alimentaria y nutricional deben ser parte esencial de cualquier estrategia en este sentido. Comentó que la Unicef ha desarrollado proyectos con el propósito de poner al alcance de la familia guías nutricionales para la alimentación de los niños hasta los dos años de vida; para el manejo alimentario nutricional en situaciones de emergencia, así como consejos útiles para la alimentación nutricional de las mujeres embarazadas.
La doctora Blanca Terry, directora del Centro de Nutrición e Higiene de los alimentos, del Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología (Inhem) del Ministerio de Salud Pública, puntualizó la importancia de este tema en un contexto como el que vive Cuba hoy. “Como parte de la propia actualización del modelo económico y social del país, hoy la oferta de alimentos tiene un gran peso en los trabajadores por cuenta propia, por lo cual es necesario enfatizar en la necesaria inocuidad para preservar la salud”.
Estadísticas sobre el comportamiento del trabajo por cuenta propia en el país, dan cuenta de que la actividad de elaborador vendedor de alimentos es una de las que mayor número de personas tiene adscritas. De ahí que según la doctora Rosaida Ochoa Soto, directora de la Unidad de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades, se implementen programas para capacitar a los manipuladores de alimentos que tienen licencia sanitaria.
La doctora Mayra Martí Pérez, jefa del Departamento de Higiene de los Alimentos y Nutrición del Minsap, se refirió al uso de los maduradores de las frutas, una de las inquietudes recurrentes en la población cuando se aborda este tema.
Al respecto, comentó que existe un grupo de trabajo integrado por el Registro Central de Plaguicidas, el Instituto Nacional de Investigaciones de Sanidad Vegetal, el Ministerio de Agricultura, el grupo empresarial Azcuba, el Ingem y el Minsap, con el objetivo de estudiar e identificar todos los elementos vinculados a esta práctica en el país.
“Los maduradores en sentido general son sustancias que están autorizadas y que se usan internacionalmente. Pero, al igual que los medicamentos, tienen su modo de uso y una dosis estipulada; y es cuando se incumplen estos requisitos cuando pudiese existir alguna afectación”.
“En Cuba no existe ninguna sustancia registrada con el fin de madurador, pero sabemos que es una necesidad estudiar e identificar qué sustancia se pudiese registrar, para poder controlar adecuadamente su uso. Muchas veces cuando se usan estos productos la fruta no está cosechada en el momento ideal, por lo cual esa maduración fisiológica se afecta, al aplicársele una sustancia, cuya acción fue desverdizar la fruta, no madurarla. De ahí que no tendrá nutrientes y azúcares necesarios al consumirla, ese es el mayor daño a la salud”, dijo la especialista.
De acuerdo con Mayra Martí Pérez, este grupo de trabajo está enfrascado en vigilar y determinar cuáles son los productos que inadecuada e inescrupulosamente se pudiesen estar utilizando, para profundizar y tomar medidas correctivas.
En ese sentido, mencionó que hoy está en proceso la actualización de la Legislación Sanitaria, lo cual permitirá responder con rigor a las violaciones que se detecten.
La inocuidad de los alimentos es por tanto una responsabilidad compartida, donde cada uno de nosotros tiene mucho que hacer.
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