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sábado, 28 de marzo de 2015

El cáncer de mama no sabe de clases sociales granadahoy.com

Investigadores de la UGR y de la Universidad de Jaén analizan el hallazgo del esqueleto de una mujer de entre 30 y 40 años que murió por esta enfermedad en torno al 2.200 a. C.
R. CASTRO GRANADA 
Alejandro Jiménez y Miguel Botella, durante la presentación de los hallazgos.

El hallazgo en la necrópolis de Qubbet el-Hawa, en la región egipcia de Asuán, del caso del cáncer de mama más antiguo que se conoce ha puesto de manifiesto la igualdad de las clases sociales en el antiguo Egipto ante la enfermedad, que afectaba a todos sin diferencias, y la apenas variación de las características de este tumor en los últimos 4.000 años. 

Han sido investigadores de las universidades de Granada y Jaén los responsables de este hallazgo, que ha sido posible tras el descubrimiento del esqueleto de una mujer de entre 30 y 40 años, perteneciente a la clase dirigente de la antigua ciudad de Elefantina, que murió por esta enfermedad en torno al 2.200 a.C. 

El cuerpo momificado de esta mujer, de 1,62 metros de altura, estaba en un ataúd comido por las termitas dentro de una tumba excavada en la roca en una zona donde solo se enterraba a la clase dirigente del lugar, que en esa época y en aquella ciudad estaría conformada por no más de 150 personas de cuatro o cinco o familias, explicó ayer en rueda de prensa el doctor en Historia Antigua de la Universidad de Jaén Alejandro Jiménez, director de este proyecto que suma siete años de excavaciones (el último de investigación). 

El análisis de los huesos evidencia que la mujer estaba afectada por metástasis, que sufría además una importante osteoporosis y que permaneció en cama durante más de uno o dos años, por lo que tuvo que contar con la continua ayuda de un grupo humano para sobrellevar su incapacidad debido a la enfermedad, según el director del laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada, Miguel Botella, que extrae de este dato otra conclusión sociológica. 

"La gente vivía mal, en el límite de la supervivencia, pero ante la enfermedad, su grupo humano los ayudaba hasta que morían", explica Botella sobre la sociedad de una época y un espacio, el antiguo Egipto, en el que la supervivencia "era la misma en unos que en otros", con independencia de la clase social a la que pertenecieran. 

Y esto último era así porque la contaminación del agua, del Nilo, era el origen de muchas de las enfermedades de la época, fundamentalmente infecciosas, como la brucelosis o la fiebre de Malta, además de tumores y otras degenerativas como la artrosis. 

De hecho, la mitad de la población egipcia moría antes de cumplir los cinco años, según Botella, que para reforzar la idea de que no por pertenecer a la clase social alta se vivía más aludió a casos como el del faraón Tutankamón, que murió a los 19 años, o al de otros conocidos gobernadores que no superaron los 25 años. 

Todo esto evidencia que los habitantes del antiguo Egipto vivían "mucho peor" de lo que podrían indicar sus grandes monumentos. 

El hallazgo también ha puesto de manifiesto que las características del cáncer de mama son "exactamente las mismas" que las que presenta la población actual afectada por este tumor. 

"En los últimos 4.000 años esta enfermedad ha cambiado muy poco", según Botella, uno de los antropólogos de este proyecto arqueológico multidisciplinar llevado a cabo en la necrópolis de Qubbet el-Hawa que, en opinión de su director, solo ha mostrado hasta ahora "la punta del iceberg". 

Hasta ahora, la noticia más antigua de cáncer de mama databa del año 1.600 a.C. (600 años después del hallado en esta excavación). Además, según Botella esta enfermedad aparecía descrita en el conocido Papiro Smith, pero hasta ahora no se disponía de la evidencia. 

Botella lleva siete años trabajando en este proyecto andaluz que se desarrolla en la tumba 33 de la necrópolis de Qubbet el-Hawa, el lugar elegido por los gobernadores del sur del país de los faraones para pasar la eternidad. La tumba ya estaba saqueada cuando los investigadores entraron en ella, a pesar de lo cual se han encontrado cerca de 150 restos humanos.

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