El equipo de Miguel Urrestarazu desarrolla un prototipo de cubierta vegetal para carreteras con plantas autóctonas cultivadas por sistemas hidropónicos y regadas con agua de lluvia · Este sistema proporciona mejor aislamiento que las alternativas clásicas de pantallas o taludes.
RAFAEL ESPINo
La selva del Amazonas sería más ruidosa que Tokio en hora punta de no ser porque las plantas absorben gran parte del barullo originado por animales, árboles y agua. Hasta el momento se había probado que los vegetales contribuían a reducir la contaminación en las ciudades y a enfriar los edificios, sin embargo, se ha constatado que también son capaces de reducir la contaminación acústica, de acuerdo con la investigación que desarrolla en la Universidad de Almería Miguel Urrestarazu, profesor titular del Departamento de Agronomía y experto en temas vegetales.
Su grupo de investigación propone reducir la contaminación acústica de calles y carreteras mediante muros de plantas. "Hay muchos estudios que proponen la reducción del ruido en carretera con diques de tierra, pantallas acústica, cubriciones parciales o totales de la calzada, construcciones mixtas, tratamientos absorbentes o dispositivos especiales, pero ninguno ha tenido en cuenta la jardinería vegetal como solución para reducir el impacto del sonido en los ciudadanos y los perjuicios que ello supone para la vida diaria". Después de los trabajos que han venido realizado durante los últimos meses, la investigación ha concluido que estos muros naturales son capaces de reducir hasta un 50% el ruido.
Este es un estudio pionero que asume la responsabilidad de medir la influencia del nivel de ruido en las carreteras. En el proceso de elaboración de este proyecto, los investigadores han comparado las cubiertas vegetales con los tradicionales materiales de construcción de los paneles que se instalan en las autovías para suavizar el ruido, como son el vidrio, el cemento o el hormigón. Han podido demostrar que los muros de plantas reducen el sonido hasta un 50%y, al mismo tiempo, su capacidad de absorción del ruido alcanza el 20%.
Para ello, los expertos construyeron un prototipo de pared verde de 2,5 metros por 2,5 metros, similar a la que, a modo de envoltorio, se colocaría sobre un muro convencional de los que se encuentran en las márgenes de las autovías. Esta cubierta vegetal, anclada al muro, está compuesta por distintos módulos o unidades de cultivo hidropónico, es decir, cajitas de plástico transportables en las que la planta crece sin necesidad de suelo y con los nutrientes incorporados en el agua de riego. Con ayuda de instrumentos de medición del sonido (micrófonos, amplificadores, fuentes de sonido, medidores o sonómetros) los investigadores reprodujeron y analizaron los niveles de ruido que se producen en las carreteras.
A partir de ahí, analizaron la eficacia de la cubierta vegetal como aislante acústico, comparándola con otros materiales utilizados para amortiguar el ruido en autovías (hormigón, cemento o vidrio). En primer lugar, se estableció el índice de reducción del sonido para lo cual resulta necesario considerar las distintas frecuencias sonoras (ultrasonidos, infrasonidos, sonidos perceptibles por el oído humano…). De esta forma, los expertos determinaron que, en algunas frecuencias, la disminución del ruido es nula y en otras del 60%. Por ello, establecieron el valor medio de reducción en el 50%. Respecto a la absorción, los investigadores comprobaron que, frente a otros muros de cristal o cemento, la cubierta vegetal no refleja el sonido. "La reflexión funciona como un espejo que rebota el sonido y lo desvía hacia otro lado", comenta el profesor Urrestarazu.
En el caso de las paredes verdes, este efecto no se produce ya que las plantas absorben parte del ruido, concretamente un 20% del que se produce en una autovía. Esta cualidad supone, además, una ventaja añadida: evita que el sonido se refleje y, por tanto, perjudique a otros entornos, como edificios adyacentes. Junto a estos aspectos técnicos, los investigadores tuvieron en cuenta otros, como la sostenibilidad, a la hora de diseñar el muro vegetal.
"Ubicar una pared verde en carreteras supone prestar atención a factores como la selección de plantas, la eficiencia en la toma de CO2 o el consumo mínimo de agua,. Todo tiene que contribuir al equilibrio entre eficiencia y mínimo mantenimiento", afirma el experto. Por este motivo, desarrollaron un sistema de jardinería específico, especialmente pensado para aprovechar con eficiencia el agua de lluvia. "La idea es que el agua sobrante de los módulos de cultivo situados en la parte superior del muro caiga sobre la superficie recolectora de los inferiores" y así, sucesivamente, hasta llegar a las unidades inferiores", indica . En cuanto a los materiales, tanto el plástico con el que se fabrican los módulos como los sustratos para el cultivo, son reciclados y reciclables. Además, las plantas son autóctonas, adaptadas a las condiciones climáticas de cada zona y, en consecuencia, más resistentes.
Su grupo de investigación propone reducir la contaminación acústica de calles y carreteras mediante muros de plantas. "Hay muchos estudios que proponen la reducción del ruido en carretera con diques de tierra, pantallas acústica, cubriciones parciales o totales de la calzada, construcciones mixtas, tratamientos absorbentes o dispositivos especiales, pero ninguno ha tenido en cuenta la jardinería vegetal como solución para reducir el impacto del sonido en los ciudadanos y los perjuicios que ello supone para la vida diaria". Después de los trabajos que han venido realizado durante los últimos meses, la investigación ha concluido que estos muros naturales son capaces de reducir hasta un 50% el ruido.
Este es un estudio pionero que asume la responsabilidad de medir la influencia del nivel de ruido en las carreteras. En el proceso de elaboración de este proyecto, los investigadores han comparado las cubiertas vegetales con los tradicionales materiales de construcción de los paneles que se instalan en las autovías para suavizar el ruido, como son el vidrio, el cemento o el hormigón. Han podido demostrar que los muros de plantas reducen el sonido hasta un 50%y, al mismo tiempo, su capacidad de absorción del ruido alcanza el 20%.
Para ello, los expertos construyeron un prototipo de pared verde de 2,5 metros por 2,5 metros, similar a la que, a modo de envoltorio, se colocaría sobre un muro convencional de los que se encuentran en las márgenes de las autovías. Esta cubierta vegetal, anclada al muro, está compuesta por distintos módulos o unidades de cultivo hidropónico, es decir, cajitas de plástico transportables en las que la planta crece sin necesidad de suelo y con los nutrientes incorporados en el agua de riego. Con ayuda de instrumentos de medición del sonido (micrófonos, amplificadores, fuentes de sonido, medidores o sonómetros) los investigadores reprodujeron y analizaron los niveles de ruido que se producen en las carreteras.
A partir de ahí, analizaron la eficacia de la cubierta vegetal como aislante acústico, comparándola con otros materiales utilizados para amortiguar el ruido en autovías (hormigón, cemento o vidrio). En primer lugar, se estableció el índice de reducción del sonido para lo cual resulta necesario considerar las distintas frecuencias sonoras (ultrasonidos, infrasonidos, sonidos perceptibles por el oído humano…). De esta forma, los expertos determinaron que, en algunas frecuencias, la disminución del ruido es nula y en otras del 60%. Por ello, establecieron el valor medio de reducción en el 50%. Respecto a la absorción, los investigadores comprobaron que, frente a otros muros de cristal o cemento, la cubierta vegetal no refleja el sonido. "La reflexión funciona como un espejo que rebota el sonido y lo desvía hacia otro lado", comenta el profesor Urrestarazu.
En el caso de las paredes verdes, este efecto no se produce ya que las plantas absorben parte del ruido, concretamente un 20% del que se produce en una autovía. Esta cualidad supone, además, una ventaja añadida: evita que el sonido se refleje y, por tanto, perjudique a otros entornos, como edificios adyacentes. Junto a estos aspectos técnicos, los investigadores tuvieron en cuenta otros, como la sostenibilidad, a la hora de diseñar el muro vegetal.
"Ubicar una pared verde en carreteras supone prestar atención a factores como la selección de plantas, la eficiencia en la toma de CO2 o el consumo mínimo de agua,. Todo tiene que contribuir al equilibrio entre eficiencia y mínimo mantenimiento", afirma el experto. Por este motivo, desarrollaron un sistema de jardinería específico, especialmente pensado para aprovechar con eficiencia el agua de lluvia. "La idea es que el agua sobrante de los módulos de cultivo situados en la parte superior del muro caiga sobre la superficie recolectora de los inferiores" y así, sucesivamente, hasta llegar a las unidades inferiores", indica . En cuanto a los materiales, tanto el plástico con el que se fabrican los módulos como los sustratos para el cultivo, son reciclados y reciclables. Además, las plantas son autóctonas, adaptadas a las condiciones climáticas de cada zona y, en consecuencia, más resistentes.
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