La Fiscalía de Menores aprecia un aumento de los quebrantamientos de condena, sobre todo en las medidas de libertad vigilada El robo continúa siendo el delito más cometido por los jóvenes
Y. HUERTAS
Insultos, gritos, empujones, amenazas... Hay hogares en Granada en los que el ambiente es irrespirable por culpa de la violencia que ejercen los hijos contra quienes les dieron la vida. Son familias en las que todos sufren, tanto agresores como víctimas, y que necesitan de una intervención urgente y especializada. Algunos de esos episodios violentos protagonizados por menores transcurren con una espeluznante normalidad y se quedan, por desgracia, en la intimidad maltrecha de quienes los sufren, pero la mayoría de estos comportamientos terminan en manos de los fiscales de Menores y obtienen la debida respuesta judicial.
El año pasado, aunque este fenómeno delictivo experimentó un descenso en la provincia, siguió ocupando uno de los primeros puestos en el ranking de los delitos que más preocupan a la Fiscalía de Menores, junto a la violencia de género. Esta, por contra, sí ha experimentado un "repunte" en las relaciones de noviazgo, según confirma el teniente fiscal de la Fiscalía Superior de Andalucía, Rogelio Muñoz Oya, que ha sido hasta hace unos días el coordinador autonómico de las Fiscalías de Menores en Andalucía.
Al margen de estas variaciones, en líneas generales la delincuencia juvenil en Granada no ha experimentado cambios especialmente relevantes y sigue descendiendo. "La radiografía es similar a la del año anterior; no ha habido alteraciones grandes", confirma Muñoz. De hecho, se siguen manteniendo los delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico "como los más importantes cualitativamente hablando".
En las cifras de delincuencia juvenil que ha facilitado a Granada Hoy la Consejería de Justicia e Interior de la Junta de Andalucía, figuran en 2014 un total de 316 faltas y delitos contra el patrimonio en Granada cometidos por menores y castigados con medidas de medio abierto, así como otras 130 infracciones de esta naturaleza sancionadas con medidas de internamiento. En este 'saco' de ilicitudes entrarían desde el robo con fuerza o con violencia hasta el hurto o el delito de daños.
Sobre el delito de maltrato intrafamiliar, el fiscal advierte de que la pérdida de autoridad de los progenitores y la permisividad están detrás de muchos de los casos. "Es un fenómeno que ocupa y preocupa. El delito de maltrato tiene unas características muy específicas y está claro que lo primero que hay es una ruptura en las relaciones paterno-filiales, una falta de entendimiento entre padres e hijos, y por eso se consideró que la mejor medida para tratar de luchar contra estos delitos era la convivencia en grupo educativo", explica. Esta medida procura que el menor esté inserto en la sociedad pero lo aparta durante un tiempo del núcleo familiar, trabajando en ese período sus relaciones con su entorno y sus padres. "En el maltrato, si desde el principio -agrega- no se trabajan las relaciones paterno-filiales no se consigue nada".
Los datos que maneja el departamento que dirige Emilio de Llera revelan que en 2014 los dos juzgados de Menores de Granada recibieron un total de 212 casos de maltrato. En 154 de ellos (102 protagonizados por niños y 52 por niñas) se adoptaron medidas de medio abierto, mientras que en 58 casos se ordenó internamiento.
El resto de manifestaciones de la criminalidad se mantuvo en niveles similares a los de años anteriores, incluso los delitos que se sirven de las nuevas tecnologías, como son el acoso escolar, las injurias, las amenazas o las coacciones. Hubo, por ejemplo, una docena de causas por infracciones contra la integridad moral.
Sí ha apreciado la Fiscalía un aumento "considerable" en el quebrantamiento de medidas y, en particular, de las medidas de libertad vigilada y prestación en beneficio de la comunidad, que son los castigos que más se imponen. Estos quebrantamientos están muchas veces relacionados con los delitos de maltrato, "donde se comienza acordando medidas de libertad vigilada y se termina imponiendo convivencia en grupo educativo, internamiento en centro abierto o internamiento en régimen semiabierto".
Para frenar esos quebrantamientos, Rogelio Muñoz considera que lo primero es realizar "un buen diagnóstico de la medida aplicable", es decir, valorar adecuadamente el hecho y las circunstancias personales, familiares y educativas del menor a la hora de imponerle el castigo. En segundo lugar, sería necesario "un mayor control de las medidas de medio abierto por parte de los equipos técnicos" y, en tercer lugar, si el quebrantamiento es algo inevitable, habría que optar por medidas privativas de libertad, como puede ser el internamiento en centro abierto o en régimen semiabierto.
Otra realidad destacable en el análisis de la delincuencia juvenil local que realiza Muñoz es un leve aumento de internamientos terapéuticos debido al consumo de estupefacientes o de bebidas alcohólicas, sustancias que, como recuerda, pueden influir en la aparición de trastornos de tipo psicológico y psiquiátrico. Para estos supuestos, existen dos medidas. Por un lado está el tratamiento ambulatorio, "que es una medida de régimen abierto, en la que somete al menor a un tratamiento de desintoxicación y de asistencia a unidades de salud mental". Por otro, para los casos más graves, está el internamiento terapéutico, "que es una medida privativa de libertad, y se cumple en centro abierto, semiabierto o cerrado".
Aunque todos los delitos preocupan a los fiscales de Menores, las infracciones que les tienen especialmente en alerta y donde más consideran que hay que hacer hincapié son, como reconoce el ahora teniente fiscal, "los delitos de maltrato, los de violencia de género y los cometidos a través de las nuevas tecnologías". Estos últimos presentan unas características muy distintas a otros, como pueden ser los delitos contra la propiedad. Porque evidentemente no es lo mismo robar un bolso al descuido que amenazar o injuriar en una red social. En la prevención de este tipo de conductas es fundamental el papel que juega la familia y el sistema educativo. "Hay que enseñar -sentencia Muñoz- que las nuevas tecnologías son un instrumento que puede ser útil si se utiliza adecuadamente, pero si no se hace ese uso adecuado puede hacer mucho daño". El año pasado se investigaron en Granada 28 infracciones contra el honor cometidas por adolescentes.
El año pasado, aunque este fenómeno delictivo experimentó un descenso en la provincia, siguió ocupando uno de los primeros puestos en el ranking de los delitos que más preocupan a la Fiscalía de Menores, junto a la violencia de género. Esta, por contra, sí ha experimentado un "repunte" en las relaciones de noviazgo, según confirma el teniente fiscal de la Fiscalía Superior de Andalucía, Rogelio Muñoz Oya, que ha sido hasta hace unos días el coordinador autonómico de las Fiscalías de Menores en Andalucía.
Al margen de estas variaciones, en líneas generales la delincuencia juvenil en Granada no ha experimentado cambios especialmente relevantes y sigue descendiendo. "La radiografía es similar a la del año anterior; no ha habido alteraciones grandes", confirma Muñoz. De hecho, se siguen manteniendo los delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico "como los más importantes cualitativamente hablando".
En las cifras de delincuencia juvenil que ha facilitado a Granada Hoy la Consejería de Justicia e Interior de la Junta de Andalucía, figuran en 2014 un total de 316 faltas y delitos contra el patrimonio en Granada cometidos por menores y castigados con medidas de medio abierto, así como otras 130 infracciones de esta naturaleza sancionadas con medidas de internamiento. En este 'saco' de ilicitudes entrarían desde el robo con fuerza o con violencia hasta el hurto o el delito de daños.
Sobre el delito de maltrato intrafamiliar, el fiscal advierte de que la pérdida de autoridad de los progenitores y la permisividad están detrás de muchos de los casos. "Es un fenómeno que ocupa y preocupa. El delito de maltrato tiene unas características muy específicas y está claro que lo primero que hay es una ruptura en las relaciones paterno-filiales, una falta de entendimiento entre padres e hijos, y por eso se consideró que la mejor medida para tratar de luchar contra estos delitos era la convivencia en grupo educativo", explica. Esta medida procura que el menor esté inserto en la sociedad pero lo aparta durante un tiempo del núcleo familiar, trabajando en ese período sus relaciones con su entorno y sus padres. "En el maltrato, si desde el principio -agrega- no se trabajan las relaciones paterno-filiales no se consigue nada".
Los datos que maneja el departamento que dirige Emilio de Llera revelan que en 2014 los dos juzgados de Menores de Granada recibieron un total de 212 casos de maltrato. En 154 de ellos (102 protagonizados por niños y 52 por niñas) se adoptaron medidas de medio abierto, mientras que en 58 casos se ordenó internamiento.
El resto de manifestaciones de la criminalidad se mantuvo en niveles similares a los de años anteriores, incluso los delitos que se sirven de las nuevas tecnologías, como son el acoso escolar, las injurias, las amenazas o las coacciones. Hubo, por ejemplo, una docena de causas por infracciones contra la integridad moral.
Sí ha apreciado la Fiscalía un aumento "considerable" en el quebrantamiento de medidas y, en particular, de las medidas de libertad vigilada y prestación en beneficio de la comunidad, que son los castigos que más se imponen. Estos quebrantamientos están muchas veces relacionados con los delitos de maltrato, "donde se comienza acordando medidas de libertad vigilada y se termina imponiendo convivencia en grupo educativo, internamiento en centro abierto o internamiento en régimen semiabierto".
Para frenar esos quebrantamientos, Rogelio Muñoz considera que lo primero es realizar "un buen diagnóstico de la medida aplicable", es decir, valorar adecuadamente el hecho y las circunstancias personales, familiares y educativas del menor a la hora de imponerle el castigo. En segundo lugar, sería necesario "un mayor control de las medidas de medio abierto por parte de los equipos técnicos" y, en tercer lugar, si el quebrantamiento es algo inevitable, habría que optar por medidas privativas de libertad, como puede ser el internamiento en centro abierto o en régimen semiabierto.
Otra realidad destacable en el análisis de la delincuencia juvenil local que realiza Muñoz es un leve aumento de internamientos terapéuticos debido al consumo de estupefacientes o de bebidas alcohólicas, sustancias que, como recuerda, pueden influir en la aparición de trastornos de tipo psicológico y psiquiátrico. Para estos supuestos, existen dos medidas. Por un lado está el tratamiento ambulatorio, "que es una medida de régimen abierto, en la que somete al menor a un tratamiento de desintoxicación y de asistencia a unidades de salud mental". Por otro, para los casos más graves, está el internamiento terapéutico, "que es una medida privativa de libertad, y se cumple en centro abierto, semiabierto o cerrado".
Aunque todos los delitos preocupan a los fiscales de Menores, las infracciones que les tienen especialmente en alerta y donde más consideran que hay que hacer hincapié son, como reconoce el ahora teniente fiscal, "los delitos de maltrato, los de violencia de género y los cometidos a través de las nuevas tecnologías". Estos últimos presentan unas características muy distintas a otros, como pueden ser los delitos contra la propiedad. Porque evidentemente no es lo mismo robar un bolso al descuido que amenazar o injuriar en una red social. En la prevención de este tipo de conductas es fundamental el papel que juega la familia y el sistema educativo. "Hay que enseñar -sentencia Muñoz- que las nuevas tecnologías son un instrumento que puede ser útil si se utiliza adecuadamente, pero si no se hace ese uso adecuado puede hacer mucho daño". El año pasado se investigaron en Granada 28 infracciones contra el honor cometidas por adolescentes.
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