Granada Abierta celebra una nueva edición de 'Arde la Memoria' contra los atentados a la cultura
L. MINGORANCE GRANADA
Quemar los libros para borrar la historia. Esa ha sido y sigue siendo la herramienta que muchos pueblos utilizan para aniquilar al opuesto. Al que no comprenden. En realidad, al que no les interesa entender. Sucede hoy en el mundo y también pasó en la ciudad de la Alhambra. Y ayer, los integrantes de Granada Abierta junto con el trovador Javier Táraga, un año más, celebraron un acto en Bib-Rambla para que ésta, y otras atrocidades, no caigan en el olvido.
Hacia las doce y media empezó ayer Arde la memoria,presentado en esta ocasión por la profesora del departamento de Estudios Semíticos de la Universidad de Granada, Bárbara Boloix. Fue ella quien recordó cómo el Cardenal Cisneros ordenó la quema de libros de La Madraza en la plaza Bib-Rambla en 1499. Un atentado contra la cultura que se ha repetido en otras ocasiones como durante la dictadura franquista.
Después tuvo lugar una lectura poética coordinada por el profesor Indalecio Lozano a cargo de los estudiantes José Carlos Alcaraz, Andrea Expósito, Inmaculada Rojas, Ayoub Fanou Ennemiri y Celeste Robinson, estudiantes del departamento de Estudios Semíticos de la UGR y Mostafá Lazaoui, de la Facultad de Traducción e Interpretación. Estas lecturas se realizaron tanto en castellano como en árabe para transportar a la plaza Bib-Rambla en esa época donde la mezcla de culturas era la forma más común de convivencia.
El trovador Javier Tárraga llenó de acordes la plaza con la interpretación de Granada en el divánen el improvisado escenario decorado con pancartas. Todo, en un acto hasta el que se acercaron decenas de personas y que cerró con la interpretación del himno de Andalucía a cargo de María Martín. "Arde la memoria trata de recordar todos los atentados contra la cultura que se han producido a lo largo de la historia", explicó ayer el portavoz de Granada Abierta, Francisco Vigueras.
Según remarcó, el espacio elegido, la plaza Bib-Rambla no es casual, porque "aquí se produjo la quema de libros de la biblioteca de La Madraza por orden del Cardenal Cisneros", detalló Vigueras. Un hecho inexplicable que ahora, siglos después se recuerda en plena Semana del Libro y con la plaza repleta de familias, libros y turistas recordando ese fuego que se llevó un importante capítulo de la historia de Granada.
Hacia las doce y media empezó ayer Arde la memoria,presentado en esta ocasión por la profesora del departamento de Estudios Semíticos de la Universidad de Granada, Bárbara Boloix. Fue ella quien recordó cómo el Cardenal Cisneros ordenó la quema de libros de La Madraza en la plaza Bib-Rambla en 1499. Un atentado contra la cultura que se ha repetido en otras ocasiones como durante la dictadura franquista.
Después tuvo lugar una lectura poética coordinada por el profesor Indalecio Lozano a cargo de los estudiantes José Carlos Alcaraz, Andrea Expósito, Inmaculada Rojas, Ayoub Fanou Ennemiri y Celeste Robinson, estudiantes del departamento de Estudios Semíticos de la UGR y Mostafá Lazaoui, de la Facultad de Traducción e Interpretación. Estas lecturas se realizaron tanto en castellano como en árabe para transportar a la plaza Bib-Rambla en esa época donde la mezcla de culturas era la forma más común de convivencia.
El trovador Javier Tárraga llenó de acordes la plaza con la interpretación de Granada en el divánen el improvisado escenario decorado con pancartas. Todo, en un acto hasta el que se acercaron decenas de personas y que cerró con la interpretación del himno de Andalucía a cargo de María Martín. "Arde la memoria trata de recordar todos los atentados contra la cultura que se han producido a lo largo de la historia", explicó ayer el portavoz de Granada Abierta, Francisco Vigueras.
Según remarcó, el espacio elegido, la plaza Bib-Rambla no es casual, porque "aquí se produjo la quema de libros de la biblioteca de La Madraza por orden del Cardenal Cisneros", detalló Vigueras. Un hecho inexplicable que ahora, siglos después se recuerda en plena Semana del Libro y con la plaza repleta de familias, libros y turistas recordando ese fuego que se llevó un importante capítulo de la historia de Granada.
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