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lunes, 28 de septiembre de 2015

Llantos de Granada ¿Por qué lloramos? granadahoy.com

En 1765, un juez prohibió la publicación de un periódico en el que solo se hablaba de lágrimas y llantos de los granadinos ¿Por qué lloramos tanto? ¿Por qué las Angustias?
JOSÉ LUIS DELGADO GRANADA 
¿Es el granadino pesimista? ¿Le vienen de lejos los llantos y lamentos? La lacrimosa Virgen de las Angustias es la patrona dolorosa y dicen que Boabdil también lloró en el Suspiro del Moro. La prensa granadina de hace 250 años daba a la luz tres publicaciones periódicas: La Gazetilla Curiosa o Semanero Granadino, del Padre La Chica Benavides; a partir de agosto de 1765 cambió la cabecera por la de Gazeta Histórica y Semanero Granadino, redactada ahora por Francisco José de los Ríos. Y hubo una tercera publicación efímera, que solo mantuvo dos números al tener que ser prohibida por el Juez de Imprenta, dado el esperpéntico y lacrimógeno contenido salido de la mente de un médico anónimo que se erigía en Pastor de una grey igualmente llorona, que tenía su lugar de reunión en 'las estrechuras del Darro'. 

El semanario Llanto de Granada se subtitulaba Teatro lacrimoso y orden de los llantos y cuenta la historia del encuentro de dos paseantes, Demócrito y Heráclito que, camino del Sacro-Monte Ilipulitano por la orilla del Darro, oyen el "repentino estruendo de un pueblo atormentado y destruido" proveniente de las "angosturas del río Dauro". Se preguntan sorprendidos, cómo es posible que llore un pueblo adornado de tantas bellezas naturales, con un pasado histórico tan deslumbrante; ciudad de templos y monumentos insignes; grande como Jerusalén; famosa por la heroicidad de santos varones y mártires; sede del Sagrado Concilio Iliberritano; con sus Reales Alcázares y Palacios que la engrandecen; con sus vastas y numerosas haciendas rodeadas de alamedas y cultivadas por inteligentes agricultores; ciudad leal con su Augusto Soberano; ciudad apacible y frondosa regada por los cristalinos raudales del Genil y Dauro… ¿Por qué llora Granada?

A la pregunta contestó uno de los congregados entre aquella turba llorona formada por canónigos, prelados, ministros y súbditos, algunos con penachos y togas de armiño, profesores, hijosdalgos, nobles, hortelanos, jornaleros, y hasta representantes del honorable arte de la seda, reunidos en torno a un crisol triangular en el que ardía el fuego de la fe; uno que parecía personaje principal con aspecto de ángel y que se autodenominaba Príncipe Pastor tomó la voz para justificar la causa de su desconsolado llanto. Era tal el peso de la responsabilidad que la Iglesia Católica, por mandato divino, había puesto sobre sus hombros para atender y beneficiar al pueblo que se veía impotente y de ahí su desconsuelo y su llanto eterno. Justifica sus actos basándose en los textos bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento. En una de las citas acude a la epístola I a Timoteo, cuya lectura actualizamos por lo que precisamente tiene de actualidad y sigue siendo causa de nuestros llantos 250 años después del escrito que estamos comentando: "Quien aspira a un cargo directivo no es poco lo que desea, porque el dirigente tiene que ser intachable, juicioso, equilibrado, bien educado, hospitalario, hábil para enseñar, no dado al vino ni amigo de las reyertas, sino pacífico, comprensivo y desinteresado". 

Mi llanto, sigue diciendo el Príncipe Pastor, es porque mi espíritu se turba al tener que ser "espejo, sin defecto alguno, humilde y modelo de rectas costumbres". El final es que el Juez de Imprenta suspendió esta publicación en noviembre de 1765. Pero las lágrimas en Granada se siguen derramando tal vez porque buena parte del agua que bebemos viene de la Fuente de Aynadamar o Fuente de las lágrimas; tal vez porque nuestra patrona sigue siendo la dolorosa Virgen de las Angustias; tal vez porque "Granada es agua oculta que llora", según Machado. O quizás será porque nuestros 'Príncipes Pastores' desconocen el capítulo 3 de la carta a Timoteo.

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