ROSA FERNÁNDEZ MOTRIL
El temporal que azotó ayer a la provincia tuvo sus consecuencias más funestas en la Costa, donde se llevó por delante la vida de dos hombres, uno de 61 años cuyo cadáver fue rescatado en la playa de Casarones, perteneciente al municipio de Gualchos-Castell de Ferro, y otro junto a un barranco en el Pago de la Luna, en Albuñol. El fenómeno llamado Monzón del Mediterráneo o arco monzónico sorprendió ayer a la Costa y en internet ya era más conocido como 'la bestia', pues sembró el pánico en buena parte de la franja costera granadina.
La primera víctima de la riada de la que se tuvo noticia ayer, que murió ahogada cuando intentaba refugiarse en su vehículo cruzando la rambla, era vecino de Gualchos-Castell de Ferro, aunque se encontraba trabajando en la rambla del Trigo de Polopos, donde recogía plásticos de invernaderos. Algunos vecinos presenciales relataron con estupor cómo el hombre fue arrastrado por la gran tromba de agua, sin que pudieran hacer nada por su vida. Los hechos ocurrieron sobre las once de la mañana.
Su cuerpo sin vida, sin embargo, fue hallado en la playa de Casarones, en Rubite, donde el levantamiento del cadáver se produjo sobre las 15:30 horas.
El Ayuntamiento de Rubite y el de Gualchos lamentaron el fallecimiento de este vecino. El regidor, Arsenio Vázquez Moreno, indicó en declaraciones a Europa Press que algunos vecinos vieron con impotencia cómo el hombre intentaba salir del interior del vehículo mientras era arrastrado por el agua. "Ha sido algo tremendo; ha llovido mucho en muy poco tiempo pero nadie se espera algo así", comentó.
Por su parte, la alcaldesa de Gualchos, Antonia María Antequera Rodríguez, explicó que la víctima residía desde hace poco tiempo en el municipio con su pareja, que "es de la zona de toda la vida". El Ayuntamiento valorará decretar jornada de luto por este trágico suceso
Del segundo fallecido se tuvo conocimiento de una forma peculiar, puesto que el revuelo que se produjo en internet por la riada hizo que numerosas personas se dedicaran a tomar fotos con su móvil. Una de ellas, que envió a otra una de esas fotografías por Whatsapp, se percató al ampliar la imagen de que había algo que parecía un cuerpo semihundido en el fango. Sobre las 17:00 dieron aviso al 112, que a su vez se lo comunicó a la Guardia Civil, que contó con la colaboración del autor de la instantánea para localizar el cadáver.
Además, se dio la circunstancia de que nadie había denunciado su desaparición, aunque vivía en la zona, al parecer con su pareja. Según los datos provisionales que manejaba el 112 al cierre de esta edición, se trataba de un hombre de 50 años, que se podía encontrar trabajando en esta zona de invernaderos y al que la muerte le sorprendió por la subida del agua y del lodo procedente del Barranco del Carbón.
Unos metros más arriba de donde apareció el primer cuerpo, también se podían ver otros coches enfangados, como el de un repartidor de bebida, cuyo ocupante corrió mejor suerte, y cuya furgoneta fue retirada por una grúa. En concreto, unos siete vehículos fueron arrastrados tan sólo en la rambla de La Rábita.
Y es que en la jornada de ayer en la Costa oriental se vivieron imágenes aterradoras, como el avance de litros y litros de agua, barro y diversos materiales en la rambla de Albuñol, que revivían escenas de la riada que hace 42 años sesgó la vida de numerosas personas. Vecinos de esta localidad quedaron "incomunicados", según relataron a este periódico, e incluso no pudieron ir a trabajar a las poblaciones vecinas.
La asociación Buxus se pronunció ayer sobre la importancia que tiene que se construya en las ramblas y se utilicen sus cauces, casi para cualquier cosa, desde aparcamientos hasta almacenamiento de materiales, como ocurrió durante las obras de la autovía, que sirvió para colocar las vigas durante mucho tiempo.
En las playas de la zona oriental, la imagen de maderas y ceniza era inquietante, y en algunos puntos, como Castell de Ferro, se formó una extraña 'isla' de estos elementos que procedían del incendio de la Sierra de Lújar que tuvo lugar este verano. Entre las grandes montañas que se almacenaban en la ribera, se podían ver grandes sapos, que llamaban la atención de los vecinos.
Las calles de Rubite se convirtieron asimismo en auténticos ríos y sus habitantes no podían entrar ni salir del pueblo.
También hubo problemas en algunas vías, por desprendimiento de tierras, tanto en la Costa como en La Contraviesa. Las carreteras afectadas fueron la GR-6203 en Sorvilán, la N-323 antigua entre los kilómetros 167-175 en Ízbor, la GR-5203 kilómetro 4 en Sorvilán, la A-4131, cortada en Salas y Contraviesa, la N-340 del kilómetro 364 al 365 en Los Yesos, la GR-0055 del 0 al 1 en Ízbor y la A-345 del 19 al 32. A lo largo de la jornada se fue restableciendo el tráfico en algunas de estas vías, aunque la circulación seguía siendo limitada.
El litoral occidental no estuvo exento de problemas, como en Almuñécar, donde la intensa lluvia caída en torno a las 10:00 horas, produjo la primera salida de vertidos de agua al mar de los principales ríos del municipio: Seco, Vede y Jate, además de una docena de llamadas recibidas en la Policía Local y Bomberos de la ciudad sexitana para retirar taponamientos en las alcantarillas provocados por hojas o residuos arrastrados por el agua.
"Afortunadamente la intensa lluvia ha sido corta en el tiempo porque de lo contrario hubiera hecho un daño importante. Pese a ello hemos tenido que intervenir en las zonas más como la avenida Costa de Sol, Príncipe de Asturias, la travesía de la CN 340 por La Paloma, paseo Velilla o Rambla Caballero, entre otras", según manifestó el portavoz de los Bomberos sexitanos.
En algunos puntos de Almuñécar se llegaron a medir casi una veintena de litros, según fuentes municipales.
"Principalmente ha descargado mayor cantidad de agua en la zona norte del municipio de Almuñécar y la Comarca de Río Verde, por ello ha provocado que los ríos llevaran sus primeras aguas en sus cauces. En la zona de Rambla Caballero y compartiendo ésta con el vial de acceso a la urbanización del entorno y Playa Galera, la fuerza del agua ha dejado "huella" en la desembocadura, donde llegó incluso a mover algún vehículo estacionado en la misma", manifestaba la Policía Local.
Por otro lado, en algunas zonas bajas de Almuñécar como el barrio Fígares y San Cristóbal la cantidad de agua acumulada provocó que entrara en algunas instalaciones puntuales.
Afortunadamente, la intensidad fue corta en el tiempo. La lluvia ha seguido ya con poca o escasa apreciación hasta el cierre de esta edición.
En Motril, en puntos que ya son habituales , se produjo el desbordamiento de alcantarillas, inundaciones de calles y la consiguiente formación de balsas de agua que dificultaron la movilidad de vehículos y personas, causando innumerables inconvenientes a viandantes y comerciantes. Este panorama se reprodujo en la calle Ancha, pero también en el centro, en la avenida de Andalucía o en la zona de la Playa, en el camino del Pelaíllo. Los habituales charcos volvieron a la zona de Santa Adela, el polígono Alborán o la playa de Poniente, que convertían a los coches en improvisadas lanchas y que dificultaba que los vecinos y visitantes de estas zonas pudiesen acceder a sus residencias.
En la playa, precisamente, se producían escenas rocambolescas, como los charcos, que tenían que sortear los turistas para ir a la playa, donde ondeaba la bandera verde y todavía había algunos valientes dispuestos a beberse las últimas gotas del verano.
Precisamente ayer Izquierda Unida se quejó de las deficiencias de las infraestructuras de la ciudad, que "evidencian el carácter propagandístico de muchas de las obras realizadas, como las que recientemente se han llevado a cabo en la calle Ancha ya que no se ha resuelto, ni este ni otros problemas".
La primera víctima de la riada de la que se tuvo noticia ayer, que murió ahogada cuando intentaba refugiarse en su vehículo cruzando la rambla, era vecino de Gualchos-Castell de Ferro, aunque se encontraba trabajando en la rambla del Trigo de Polopos, donde recogía plásticos de invernaderos. Algunos vecinos presenciales relataron con estupor cómo el hombre fue arrastrado por la gran tromba de agua, sin que pudieran hacer nada por su vida. Los hechos ocurrieron sobre las once de la mañana.
Su cuerpo sin vida, sin embargo, fue hallado en la playa de Casarones, en Rubite, donde el levantamiento del cadáver se produjo sobre las 15:30 horas.
El Ayuntamiento de Rubite y el de Gualchos lamentaron el fallecimiento de este vecino. El regidor, Arsenio Vázquez Moreno, indicó en declaraciones a Europa Press que algunos vecinos vieron con impotencia cómo el hombre intentaba salir del interior del vehículo mientras era arrastrado por el agua. "Ha sido algo tremendo; ha llovido mucho en muy poco tiempo pero nadie se espera algo así", comentó.
Por su parte, la alcaldesa de Gualchos, Antonia María Antequera Rodríguez, explicó que la víctima residía desde hace poco tiempo en el municipio con su pareja, que "es de la zona de toda la vida". El Ayuntamiento valorará decretar jornada de luto por este trágico suceso
Del segundo fallecido se tuvo conocimiento de una forma peculiar, puesto que el revuelo que se produjo en internet por la riada hizo que numerosas personas se dedicaran a tomar fotos con su móvil. Una de ellas, que envió a otra una de esas fotografías por Whatsapp, se percató al ampliar la imagen de que había algo que parecía un cuerpo semihundido en el fango. Sobre las 17:00 dieron aviso al 112, que a su vez se lo comunicó a la Guardia Civil, que contó con la colaboración del autor de la instantánea para localizar el cadáver.
Además, se dio la circunstancia de que nadie había denunciado su desaparición, aunque vivía en la zona, al parecer con su pareja. Según los datos provisionales que manejaba el 112 al cierre de esta edición, se trataba de un hombre de 50 años, que se podía encontrar trabajando en esta zona de invernaderos y al que la muerte le sorprendió por la subida del agua y del lodo procedente del Barranco del Carbón.
Unos metros más arriba de donde apareció el primer cuerpo, también se podían ver otros coches enfangados, como el de un repartidor de bebida, cuyo ocupante corrió mejor suerte, y cuya furgoneta fue retirada por una grúa. En concreto, unos siete vehículos fueron arrastrados tan sólo en la rambla de La Rábita.
Y es que en la jornada de ayer en la Costa oriental se vivieron imágenes aterradoras, como el avance de litros y litros de agua, barro y diversos materiales en la rambla de Albuñol, que revivían escenas de la riada que hace 42 años sesgó la vida de numerosas personas. Vecinos de esta localidad quedaron "incomunicados", según relataron a este periódico, e incluso no pudieron ir a trabajar a las poblaciones vecinas.
La asociación Buxus se pronunció ayer sobre la importancia que tiene que se construya en las ramblas y se utilicen sus cauces, casi para cualquier cosa, desde aparcamientos hasta almacenamiento de materiales, como ocurrió durante las obras de la autovía, que sirvió para colocar las vigas durante mucho tiempo.
En las playas de la zona oriental, la imagen de maderas y ceniza era inquietante, y en algunos puntos, como Castell de Ferro, se formó una extraña 'isla' de estos elementos que procedían del incendio de la Sierra de Lújar que tuvo lugar este verano. Entre las grandes montañas que se almacenaban en la ribera, se podían ver grandes sapos, que llamaban la atención de los vecinos.
Las calles de Rubite se convirtieron asimismo en auténticos ríos y sus habitantes no podían entrar ni salir del pueblo.
También hubo problemas en algunas vías, por desprendimiento de tierras, tanto en la Costa como en La Contraviesa. Las carreteras afectadas fueron la GR-6203 en Sorvilán, la N-323 antigua entre los kilómetros 167-175 en Ízbor, la GR-5203 kilómetro 4 en Sorvilán, la A-4131, cortada en Salas y Contraviesa, la N-340 del kilómetro 364 al 365 en Los Yesos, la GR-0055 del 0 al 1 en Ízbor y la A-345 del 19 al 32. A lo largo de la jornada se fue restableciendo el tráfico en algunas de estas vías, aunque la circulación seguía siendo limitada.
El litoral occidental no estuvo exento de problemas, como en Almuñécar, donde la intensa lluvia caída en torno a las 10:00 horas, produjo la primera salida de vertidos de agua al mar de los principales ríos del municipio: Seco, Vede y Jate, además de una docena de llamadas recibidas en la Policía Local y Bomberos de la ciudad sexitana para retirar taponamientos en las alcantarillas provocados por hojas o residuos arrastrados por el agua.
"Afortunadamente la intensa lluvia ha sido corta en el tiempo porque de lo contrario hubiera hecho un daño importante. Pese a ello hemos tenido que intervenir en las zonas más como la avenida Costa de Sol, Príncipe de Asturias, la travesía de la CN 340 por La Paloma, paseo Velilla o Rambla Caballero, entre otras", según manifestó el portavoz de los Bomberos sexitanos.
En algunos puntos de Almuñécar se llegaron a medir casi una veintena de litros, según fuentes municipales.
"Principalmente ha descargado mayor cantidad de agua en la zona norte del municipio de Almuñécar y la Comarca de Río Verde, por ello ha provocado que los ríos llevaran sus primeras aguas en sus cauces. En la zona de Rambla Caballero y compartiendo ésta con el vial de acceso a la urbanización del entorno y Playa Galera, la fuerza del agua ha dejado "huella" en la desembocadura, donde llegó incluso a mover algún vehículo estacionado en la misma", manifestaba la Policía Local.
Por otro lado, en algunas zonas bajas de Almuñécar como el barrio Fígares y San Cristóbal la cantidad de agua acumulada provocó que entrara en algunas instalaciones puntuales.
Afortunadamente, la intensidad fue corta en el tiempo. La lluvia ha seguido ya con poca o escasa apreciación hasta el cierre de esta edición.
En Motril, en puntos que ya son habituales , se produjo el desbordamiento de alcantarillas, inundaciones de calles y la consiguiente formación de balsas de agua que dificultaron la movilidad de vehículos y personas, causando innumerables inconvenientes a viandantes y comerciantes. Este panorama se reprodujo en la calle Ancha, pero también en el centro, en la avenida de Andalucía o en la zona de la Playa, en el camino del Pelaíllo. Los habituales charcos volvieron a la zona de Santa Adela, el polígono Alborán o la playa de Poniente, que convertían a los coches en improvisadas lanchas y que dificultaba que los vecinos y visitantes de estas zonas pudiesen acceder a sus residencias.
En la playa, precisamente, se producían escenas rocambolescas, como los charcos, que tenían que sortear los turistas para ir a la playa, donde ondeaba la bandera verde y todavía había algunos valientes dispuestos a beberse las últimas gotas del verano.
Precisamente ayer Izquierda Unida se quejó de las deficiencias de las infraestructuras de la ciudad, que "evidencian el carácter propagandístico de muchas de las obras realizadas, como las que recientemente se han llevado a cabo en la calle Ancha ya que no se ha resuelto, ni este ni otros problemas".
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