Un grupo de voluntarios realiza más de un millar de
anillamientos en cuatro años y detecta una merma en la diversidad de especies
MARÍA TORRES | ADRA
El grupo Rodopechys con Lorenzo García, primer anillador histórico de Almería. Abajo, un pájaro moscón y carricero común. / Humberto García
Las Albuferas de Adra se empobrecen. Lo confirma el último
informe elaborado por Rodopechys, un grupo de voluntarios de la Sociedad
Española de Ornitología que ha empleado cuatro años en hacer un seguimiento de
las aves que habitan en este humedal de aguas profundas, salobres y permanentes
del delta del río Adra. En las últimas dos décadas, algunas especies que solían
anidar en este paraje natural, oculto entre invernaderos, ya no lo hacen. Es el
caso del carricero tordal. Otras mantienen su presencia, como el pájaro moscón
o el escribano palustre, pero en menor medida.
Estas conclusiones son fruto del anillamiento de más de un
millar de aves, de 66 jornadas de trabajo desinteresado y de su comparativa con
un estudio similar realizado en los años 90. Desde 2011 hasta el pasado mes de
abril, los voluntarios de esta oenegé internacional han detectado 35 especies
distintas en la estación ornitológica Lorenzo García, en las Albuferas de Adra.
Su trabajo resulta minucioso. Capturan las aves cuidadosamente -ayudándose de
redes japonesas-, proceden a su anillamiento y realizan una biometría detallada
de la especie. En apenas cuatro años, han pasado por sus manos 1.046
ejemplares. Dos pájaros procedían de otras localidades españolas y tres, del
extranjero. «Si hace 20 años el escribano palustre se contaba en bandos de
cientos ejemplares en las Albuferas, en los últimos tres años apenas se han
localizado dos», subrayan. Y esto sólo un ejemplo.
Aunque los datos analizados indican un empobrecimiento real
y una pérdida de especies demostrable en los últimos 20 años, el informe de la
Asociación Española de Ornitología también arroja resultados positivos: la
aparición de nuevas especies reproductoras como la buscarla unicolor y el
ruiseñor bastardo. Esta última, además, es ya una población numerosa.
Especialmente gratificante es para este grupo de voluntarios la localización de
un ave poco frecuente como el carricerín real.
Conclusiones
Lejos de presentarse como un ‘arma arrojadiza’ contra la
gestión de las administraciones, el informe elaborado por Rodopechys se
presenta como un indicador del estado de salud de las Albuferas de Adra. Es,
por tanto, una herramienta útil para profundizar en la conservación de un
enclave crucial en el paso migratorio de numerosas aves en busca de zonas
invernadas o de reproducción. Los voluntarios concluyen que, aunque la pérdida
de pájaros en este paraje natural responde a una tendencia general
experimentada en todo el mundo, en Adra es también consecuencia directa de una
agricultura intensiva bajo plástico que asfixia al humedal y a las especies que
lo habitan
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