Incluirá 143 kilómetros que ya están protegidos con la declaración de Bien de Interés Cultural
ENRIQUE ABUÍN GRANADA
Pasos cortos, pero firmes. Es la estrategia que está llevando a cabo el equipo de gobierno de la Diputación para dar continuidad al proyecto de la Alpujarra a Patrimonio de la Humanidad iniciado por el PP durante el pasado mandato. El dirigente socialista José Entrena ha insistido constantemente en que la segunda tentativa debe hacerse bajo el primas de la comunicación y el consenso con todos los agentes sociales y políticos de la comarca implicada, por lo que la próxima medida a tener en cuenta es la creación de una figura jurídica en la que los alcaldes alpujarreños sean los que lleven el peso de la candidatura. Según anunció ayer el presidente de la Diputación, este consorcio que tendrá autonomía sobre muchas decisiones estará formado por los regidores de los municipios que se incluyan en el proyecto, que en un principio serán los que pertenecen al llamado Sitio Histórico de la Alpujarra y al Barranco de Poqueira.
En concreto se trataría de 143 kilómetros de proyecto que comprendería a las localidades de La Taha, Pórtugos, Busquístar, Cástaras, Juviles, Lobras, Bérchules, Cádiar, Almegíjar y Torvizcón, así como a partes de los términos municipales de Trevélez, Murtas, Albondón, Rubite, Polopos, Órgiva, Turón, Bubión y Capileira. Es decir, las 32 zonas de la Alpujarra protegidas que ya conocen las peculiaridades de ser Bienes de Interés Cultural (BIC).
La creación de un consorcio u otra figura jurídica la apuntaron ayer el presidente de la Diputación, José Entrena, y el del Centro Unesco Andalucía, Ángel Bañuelos, que mantuvieron una reunión en la que también participaron los diputados Enrique Medina y María Ángeles Blanco, responsables de las áreas de Turismo y Medio Ambiente, respectivamente, que son los dos encargados de dirigir la iniciativa.
Entrena reiteró que la institución provincial mantiene su apuesta por lograr el reconocimiento de la comarca, para lo que funcionará como ente instrumental y de asistencia a los municipios. No obstante, abogó por lograr que sean las localidades alpujarreñas las que lideren el proyecto. Se ha sumado además a la propuesta de Unesco Andalucía, que ha pedido que se formalice en la Alpujarra una figura jurídica similar al consorcio que vela por el Barranco de Poqueira para que los alcaldes gestionen y tengan competencias que faciliten la vida de sus vecinos.
Bañuelos defendió la necesidad de continuar con el proceso participativo "tan necesario y que la Unesco exige" antes de declarar la zona como Patrimonio de la Humanidad, y reiteró la importancia de que la población asuma el proyecto como propio.
En concreto se trataría de 143 kilómetros de proyecto que comprendería a las localidades de La Taha, Pórtugos, Busquístar, Cástaras, Juviles, Lobras, Bérchules, Cádiar, Almegíjar y Torvizcón, así como a partes de los términos municipales de Trevélez, Murtas, Albondón, Rubite, Polopos, Órgiva, Turón, Bubión y Capileira. Es decir, las 32 zonas de la Alpujarra protegidas que ya conocen las peculiaridades de ser Bienes de Interés Cultural (BIC).
La creación de un consorcio u otra figura jurídica la apuntaron ayer el presidente de la Diputación, José Entrena, y el del Centro Unesco Andalucía, Ángel Bañuelos, que mantuvieron una reunión en la que también participaron los diputados Enrique Medina y María Ángeles Blanco, responsables de las áreas de Turismo y Medio Ambiente, respectivamente, que son los dos encargados de dirigir la iniciativa.
Entrena reiteró que la institución provincial mantiene su apuesta por lograr el reconocimiento de la comarca, para lo que funcionará como ente instrumental y de asistencia a los municipios. No obstante, abogó por lograr que sean las localidades alpujarreñas las que lideren el proyecto. Se ha sumado además a la propuesta de Unesco Andalucía, que ha pedido que se formalice en la Alpujarra una figura jurídica similar al consorcio que vela por el Barranco de Poqueira para que los alcaldes gestionen y tengan competencias que faciliten la vida de sus vecinos.
Bañuelos defendió la necesidad de continuar con el proceso participativo "tan necesario y que la Unesco exige" antes de declarar la zona como Patrimonio de la Humanidad, y reiteró la importancia de que la población asuma el proyecto como propio.
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