Sólo cinco jugadores granadinos han sido capaces de enfundarse la camiseta de la selección española de fútbol desde que jugara su primer partido oficial en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920, hace casi 94 años y medio. Uno de los miembros de ese quinteto ilustre falleció ayer. Fernando Barrachina murió debido a una larga enfermedad a la temprana edad de 68 años en la ciudad en la que residía, Valencia, donde cosechó sus mayores éxitos deportivos. La confirmación del fallecimiento de Barrachina la hizo pública el Valencia Club de Fútbol ayer en un comunicado oficial en el que mandó un mensaje de condolencia a familiares y amigos.
Fernando Barrachina Plo nació el 24 de febrero de 1947 en Granada capital y residió en el barrio de Zaidín. Su gran envergadura le hizo destacar pronto en el balompié provincial y siendo juvenil entró en el Recreativo de Granada junto a su hermano en la temporada 64-65. Un año más tarde ya fue llamado para jugar con el primer equipo un partido amistoso contra el Zaragoza en Los Cármenes, un día en el que se homenajeó a los héroes del ascenso en La Rosaleda de Málaga.
Sin embargo, no fue hasta la temporada 66-67 cuando pasó a formar parte de la primera plantilla. Por aquel entonces, el equipo dirigido por Ignacio Eizaguirre recurrió durante once partidos seguidos por el espigado pero aún joven jugador zaidinero, que jugó acompañando a Datzira en el eje central de la defensa. Su físico y su altura eran el complemento perfecto para su par en la retaguardia. Pudieron ser más los partidos en la temporada de su debut, pero una demora en la tramitación de su ficha le impidió estrenarse precisamente contra el club que al final le dio la gloria, el Valencia.
El Granada bajó y jugó en Segunda la temporada siguiente, en la que Barrachina se consolidó en el equipo siendo titular en todos los encuentros, 33 en total. Junto a Barrenechea en el eje central y con Ñito bajo el arco, el portero rojiblanco acabó como el menos goleado de Primera y Segunda. El conjunto granadinista volvió a Primera y Barrachina creció más aún en su juego, lo que junto a las llamadas de las selecciones españolas sub 23 y militar despertó el interés de los grandes. El entrenador Marcel Domingo y su estrategia defensiva le hicieron brillar más todavía, por lo que en el verano de 1969 el Granada no pudo retener a su mejor baluarte en una zaga que había llevado al equipo a las semifinales de la Copa del Generalísimo y al octavo puesto en la Liga. El Valencia pagó algo más de cuatro millones de pesetas para llevarse al granadino al club ché, donde también fue una leyenda.
Fue con la elástica del Valencia cuando Ladislao Kubala, que debutaba como seleccionador nacional, convocó por primera y única vez a Barrachina para un partido de fase de clasificación para el Mundial de México 1970. Fue contra Finlandia en La Línea de la Concepción y España ganó por 6-0. El granadino fue titular y completó los 90 minutos del choque. Pero pese a que la llamada fue como futbolista del Valencia, apenas había jugado dos encuentros con estos, por lo que el mérito de su citación lo gestó como granadinista.
Allí, en el Valencia, ganó una Liga en 1971 y jugó la Copa de Europa del curso siguiente. También la Copa de la UEFA en tres temporadas distintas. En 1976 fichó por el Cádiz, rival de un Granada recién descendido a Segunda. Y en la Tacita de Plata consiguió el objetivo de poner a los amarillos en la máxima categoría. Allí militó dos temporadas más, aunque en la última, de nuevo con los gaditanos en Segunda, sólo jugó un partido. Se retiró a los 32 años de edad como una leyenda allí donde estuvo.Los viejos seguidores del Granada CF lamentan el adiós de uno de sus mitos y de uno de los mejores defensas de su historia. Descanse en paz.
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