Escrito por Víctor Teba de la Fuente
Dice la R.A.E. que “cultura” es el conjunto de modos de vida, costumbres y conocimientos teóricos y prácticos de un grupo humano específico en una época
concreta.
En este sentido especialmente “antropológico” del término, podemos decir que “cultura” es todo: el desarrollo científico-tecnológico e industrial, las manifestaciones artísticas, los códigos religiosos y morales, el ejercicio de la política, la práctica del deporte, los intercambios económicos, las estructuras de parentesco, la articulación de los roles de género, la moda y, en definitiva, todo lo que hacemos, decimos, sentimos y pensamos los miembros de una sociedad; “cultura” es la forma exclusivamente humana de ser y estar en el mundo, porque todo lo que nace o pasa por la mano del hombre (y de la mujer) se despega de su origen natural para entrar en un nuevo estado artificial o pseudo-artificial que constituye una superación de esa naturaleza a la que aún remite y en la que se inserta, pero desde la que se ha trazado una línea, inequívocamente humana, que hace nuevas todas las cosas. Tal es la fuerza de la cultura.
Y aunque “cultura”, ciertamente, es todo lo que tiene que ver con lo humano, parece que algunas prácticas específicas, caracterizadas por su especial significatividad emotiva y por su peculiar profundidad intelectual, despiertan un gusto exclusivo que nos aleja realmente del estado de barbarie al que estaríamos condenados si no existieran.
Estas prácticas satisfacen, así, un particular deseo de trascendencia, congregando al grupo humano al que representan y renovando el horizonte de sentido en el que ese grupo se reconoce a sí mismo, de la misma forma que la mesa reúne a los hermanos y abastece, no solo los estómagos, sino también los lazos familiares.
Me refiero a las bellas artes, a las humanidades, al “saber” con letras mayúsculas y a la filosofía, doctrinas y prácticas de “alta cultura”, que cultivan nuestro espíritu y nos hacen crecer como personas íntegras, verdaderamente humanas; no sin razón “cultura” significa, en latín, precisamente, “cultivo”.
A la interpretación, transmisión y celebración de esa “alta cultura” se dedica humildemente nuestra Joven Orquesta del Sur de España ya por tercer año consecutivo desde su nacimiento; y lo hace sin ánimo de lucro (aunque con la imperiosa necesidad de cubrir los gastos que imponen las condiciones básicas de posibilidad), trabajando para, por y desde la música (que es, quizá, la más sutil de esas “bellas artes” con las que se ensancha el espíritu humano y, por ello, la que más directamente toca nuestras entrañas) e intentando contribuir a ese “cultivo” y renovación de lo que somos. Por eso, para responder a este gran propósito, hemos querido felicitarles y felicitarnos el año 2016, que esperamos cargado de ensayos y encuentros, a través de sendos “Conciertos de Año Nuevo” en los municipios de Almuñecar y Motril, fieles a nuestro intento de consagrarnos como orquesta de la costa tropical para llevar la música clásica occidental, nuestra música, a los rincones más meridionales de la geografía española.
En una de estas fiestas musicales de la entrada del año, sin embargo, hemos topado con una indiferencia que nos ha causado desazón y un cierto enojo. Y es que, en Motril, localidad que sentimos tan ligada a lo que somos, el concierto del día 4 de enero se celebró en un Centro de Desarrollo Turístico que no estaba en absoluto preparado para nuestra actuación: las estancias y camerinos sucios, los baños sin asear desde su último uso, los instrumentos de percusión llenos de polvo, la calefacción sin poner, etc.; y a la mala disposición del local, se añade el desaire institucional y organizativo: ninguna persona en representación del consistorio, mala previsión de las localidades, errores al fijar el precio de las entradas, etc. Y lo peor es que todo esto no solo lo sufre la orquesta y su director artístico, Michael Thomas, sino, sobre todo, también el público, que es el más importante: los ciudadanos y turistas de la ciudad de Motril, que en lugar de disfrutar del concierto por el que han pagado un dinero, se ven obligados a abandonar su butaca por el frío o el mal olor.
El concierto se celebró como estaba previsto, no obstante, para regocijo de los asistentes y de todos los músicos. Pero no está de más señalar nuestro descontento para con los responsables políticos de Motril, que no estuvieron a la altura del mismo. En una sociedad como la nuestra, eminentemente pragmática y nihilista, es menester apostar por esa “alta cultura” que renueva y da sentido a lo que somos. Y los cargos públicos, que nos representan a todos, deberían estar al lado de iniciativas como la nuestra para apoyar (no solo económicamente, aunque, por supuesto, también económicamente) el “cultivo” de lo que nos hace verdaderamente humanos. Y, por supuesto, habrá cosas mucho más importantes: de nada sirve la “alta cultura” si uno no tiene un techo bajo el que refugiarse, ni algo que llevarse a la boca. Pero, como dice aquella cita evangélica, “no solo de pan vive el hombre” y una fiesta musical como la que presentamos en Motril debería haber recibido una acogida más respetuosa, porque también sirve para luchar contra el hambre espiritual (mediante la celebración de la cultura) y contra la escasez (por ser motor de riqueza y reclamo turístico).
Esperamos que no se vuelva a repetir una situación semejante. Sea como sea, seguiremos trabajando. Un saludo y, de nuevo, feliz año.
Este texto no lo ha escrito usted, sino Víctor Teba de la Fuente, o sea, un servidor. El texto es un artículo de opinión que ha sido publicado por Info Costa Tropical, el diario digital del que usted lo ha copiado, como "Carta al director". El plagio está penado en la Ley, así que si le ha gustado el texto, al menos tenga la deferencia de poner el nombre del autor: Víctor Teba de la Fuente. Imagino que lo entenderá y subsanará el error. Un saludo!
ResponderEliminarLamento que piense que me he querido apropia de su comentario, pero solo me didico a recopoilar artículos de otros medios e indicar el medio en el que se editan, creo que es lo correcto, lamento que se haya ofendido no he querido apropiarmete de nada. Un saludo.
EliminarLamento que piense que me he querido apropia de su comentario, pero solo me didico a recopoilar artículos de otros medios e indicar el medio en el que se editan, creo que es lo correcto, lamento que se haya ofendido no he querido apropiarmete de nada. Un saludo.
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