Un grupo de investigadores defiende la pacificación del tráfico, la circulación a contramano o la creación de itinerarios para favorecer el uso de la bicicleta.
LOURDES MINGORANCE
Al Observatorio de la Movilidad le ha llegado una "ayuda" en materia de bicicletas. Esta tarde en el Parque de las Ciencias dentro del programa Ventana a la Ciencia se presentará Etnografía de la bicicleta en Granada, una investigación realizada por la Universidad Pablo Olavide de Sevilla (proyecto CICLA), y enmarcada dentro de los programas de I+D de la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía.
Con más de cien páginas, este documento realiza un auténtico recorrido por la historia de la bicicleta y de sus usos en Granada. Pero no solo eso. También plantea un auténtico batería de medidas con los "retos" de futuro para conseguir una Granada más ciclista.
Según explica la investigadora social del departamento de Antropología social de la Universidad Pablo Olavide, Cristina Guzmán, una de las expertas que ha realizado este documento, el proyecto surge por la motivación de conocer el fenómeno de la bicicleta en distintas ciudades andaluzas. Así, desde el departamento de Antropología Social de la Universidad de Pablo Olavide se ha realidad una investigación desde un punto de vista más "social" en Granada pero también en Córdoba, Cádiz, Sevilla y Málaga. Un total de catorce personas se han hecho cargo de este proyecto que en el caso de Granada, ha sido realizado por Cristina Guzmán y Alberto del Campo coordinados por Macarena Hernández.
El primer reto que plantean para favorecer el uso de la bicicleta en Granada es la pacificación del tráfico con la creación de las zonas 30, 20 y 10, "algo que ya propone el Plan de Movilidad Urbana Sostenible de 2013", especifican. De hecho, en los últimos años se redujo la velocidad de más de mil calles a 30 kilómetros por hora lo que permite una mejor coexistencia con los ciclistas. Por otra parte, se propone la creación de itinerarios con preferencia ciclista. "La señalización del espacio público es el primer paso para propiciar un cambio en los hábitos de la movilidad urbana", detallan. Según se defiende en este estudio, multitud de ciclistas que circulan por la calzada siguen sintiéndose "en territorio ajeno". Por eso, consideran que marcar ciertas calles como vías preferentes puede proporcionarles un "espacio de legitimidad y visibilizar su presencia en la ciudad".
La tercera medida es una de las más controvertidas. Se propone la circulación "a contramano", es decir, en sentido contrario al autorizado en calles concretas poco transitadas. "Flexibilizar la legislación existente y permitir la circulación a contramano en determinados trayectos puede suponer una importante mejora y una medida de integración eficaz", defienden. Punto importante, si se tiene en cuenta la enorme complejidad de los desplazamientos en bicicleta en una ciudad donde el centro de la capital es un auténtico embudo.
Por otra parte, también se tiene en cuenta la convivencia con los peatones, que en numerosas ocasiones han denunciado la peligrosidad que entraña compartir espacio con las dos ruedas. "El creciente número de bicicletas por las calles está alterando una convivencia que hasta hace poco ha resultado pacífica en la mayoría de los casos. No podemos obviar que cada vez son más ciclistas los que transitan por las aceras", detallan. Para evitarlo, plantean "proporcionar alternativas y herramientas para circular con seguridad y comodidad. Muy relacionado con esto, se encuentra el siguiente punto, que aboga por la creación de una "cultura ciclista a través de la formación y la sensibilización de la sociedad". Para ello, se hace imprescindible la formación y sensibilización de los "distintos actores que se desplazan por el espacio urbano" no solo de los ciclistas sino también de los conductores de los vehículos, de transporte público y peatones.
Sobre las infraestructuras, Etnografía de la bicicleta en Granada incide en la importancia de restar desplazamientos de vehículos motorizados entre la capital y el cinturón. Para ello, "se hace necesario garantizar una conexión eficaz y segura entre las distintas localidades", pues se ha comprobado que existe un alto riesgo para los ciclistas en algunas vías que carecen de arcenes a lo que se suma la alta velocidad que alcanzan los vehículos motorizados.
Así, se plantea la creación de una infraestructura ciclista segregada, por ejemplo arcenes bici de manera que "el sentido de circulación del ciclista siempre sea el mismo que el del tráfico". Por otra parte, también se incide en la utilización de la red de caminos rurales que existe en todo el territorio y que puede convertirse en una "alternativa lúdica para los desplazamientos". En este sentido, también inciden en la necesaria intermodalidad para que los ciclistas puedan transportar su bicicleta en los autobuses.
Por otra parte, en el casco urbano se incide en la mejora de los carriles bici ya existentes, sin que sea obligatorio su uso. "Hay personas que pueden desplazarse a 30 kilómetros por hora mientras que otras lo hacen a 50. No se puede obligar a que todos vayan por el carril, porque éste, si va en acera, por ejemplo, no soporta esta velocidad", detalla Guzmán.
Por último, dentro de la ciudad, se hacen imprescindibles los aparcamientos seguros para bicis y la habilitación de espacios de estacionamiento. "Hay muchas personas con bicis caras que temen utilizarlas por el miedo al robo", relata Guzmán. En Granada existen ya diversas experiencias positivas que el trabajo expone como los aparcamientos de algunas facultades de la UGR o del Hospital Virgen de las Nieves que se deben extender al resto de la ciudad. "Los aparcamientos de acceso restringido, como las jaulas o vigilados, pueden suponer un incentivo".
Por último, en el apartado "Otras medidas de fomento de la bicicleta", se defiende por ejemplo la reducción de impuestos, bonificaciones a trabajadores y empresas por el uso de este medio de transporte, la creación de ayudas económicas a la compra de bicicletas, o impulsar el uso de la bicicleta eléctrica muy útil en determinadas zonas de la ciudad dada su orografía donde el pedaleo asistido puede ser de gran utilidad.
Además de reunir toda la información existente en torno al uso de la bicicleta, también se han consultado a distintos agentes como asociaciones y colectivos, técnicos municipales o los propios usuarios. De hecho, según detalla Guzmán, en todas las ciudades donde se ha elaborado el estudio de investigación se han llevado a cabo grupos de discusión y foros participativos para conocer de primera mano las opiniones de los ciudadanos. Sobre esto, Cristina Guzmán traslada un mensaje de los ciudadanos a los gestores de la movilidad: "Que se suban a la bicicleta", pues "es la única forma para entender los verdaderos problemas de la movilidad ciclista. Solo así, se evitará el gasto en proyectos fallidos como el carril bici de la Avenida de Dílar, o la acera bici de la Carrera del Darro·.
Aportadas todas estas sugerencias, ahora solo falta que las administraciones hagan sus deberes. Según detalló ayer la concejal de Movilidad, María Francés, el próximo lunes se celebrará la primera reunión de la comisión permanente del Observatorio de la Movilidad donde se debatirán las 800 páginas de sugerencias que se han recogido durante las sesiones celebradas. Ante el incremento de los ciclistas en la capital, será imprescindible que muchas medidas giren en torno a las dos ruedas.
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