Cada vez más, el profesorado se encuentra con alumnos que llegan a clase sin dormir por su adicción al juego
A. ASENSIO GRANADA
Estudian en el instituto. Tienen entre 16 y 18 años. Son retraídos, tímidos. Disponen de acceso a internet y de un dispositivo propio para entrar en la red -móvil, tableta, portátil- y son capaces de pasar la noche en vela, enganchados a un juego on line. Cada vez más, profesorado y directores tienen que bregar con la presencia en clase de estudiantes que sufren adicción a los videojuegos. "Se nos han presentado varios casos de alumnos que no vienen a primera hora o, cuando vienen, se duermen en clase", reconoce el director del IES Soto de Rojas de la capital granadina, Pablo Serrano.
Este curso, en este centro, han detectado varios casos de alumnos que acuden a clase sin dormir. En clase manifiestan los síntomas de haber pasado la noche en vela, están ausentes, o, directamente, no pueden mantener los ojos abiertos. "Lo que hacemos es hablar con la familia", señala Serrano, que reconoce que los alumnos, cuando se les inquiere sobre su comportamiento, suelen eludir dar explicaciones o, incluso, culpan a los exámenes de la falta de sueño. "Cuando se indaga un poco más se averigua que es porque pasan la noche jugando on line".
Este comportamiento repercute directamente sobre el rendimiento del alumno. Serrano señala que un alumno incluso no se presentó a un examen a primera hora de la mañana porque, posiblemente, había pasado la noche jugando. "Claro que influye". Sobre la respuesta de los padres cuando se les plantea el problema, este director detalla que algunos intentan poner remedio, pero otros se reconocen incapaces para reconducir la situación. Se ven desbordados.
Situaciones como éstas, generadas quizá por la incapacidad de los padres para poner límites, ha propiciado que en los últimos cinco años haya aumentado el número de adolescentes con problemas de comportamiento. Así se desprende de un informe elaborado por el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, y recogido por Efe, a partir de una encuesta realizada a más de 1.300 pediatras, profesores, padres, psicólogos y otros profesionales de la salud mental de todo el territorio nacional para prevenir, detectar y proponer recomendaciones con el fin de abordar estos problemas.
La mayoría de los profesionales encuestados (un 96% de los pediatras) ha detectado un aumento de los trastornos de conducta, que se han convertido en la primera causa de consulta en los servicios de salud mental para niños y adolescentes por su impacto en el entorno familiar y escolar.
La irritabilidad, la pérdida de amistades, el abuso de sustancias, la escasa capacidad de atención, el bajo rendimiento académico, la poca tolerancia a la frustración o la pérdida de valor ante la autoridad pueden indicar la aparición de problemas de comportamiento en los menores.
Este curso, en este centro, han detectado varios casos de alumnos que acuden a clase sin dormir. En clase manifiestan los síntomas de haber pasado la noche en vela, están ausentes, o, directamente, no pueden mantener los ojos abiertos. "Lo que hacemos es hablar con la familia", señala Serrano, que reconoce que los alumnos, cuando se les inquiere sobre su comportamiento, suelen eludir dar explicaciones o, incluso, culpan a los exámenes de la falta de sueño. "Cuando se indaga un poco más se averigua que es porque pasan la noche jugando on line".
Este comportamiento repercute directamente sobre el rendimiento del alumno. Serrano señala que un alumno incluso no se presentó a un examen a primera hora de la mañana porque, posiblemente, había pasado la noche jugando. "Claro que influye". Sobre la respuesta de los padres cuando se les plantea el problema, este director detalla que algunos intentan poner remedio, pero otros se reconocen incapaces para reconducir la situación. Se ven desbordados.
Situaciones como éstas, generadas quizá por la incapacidad de los padres para poner límites, ha propiciado que en los últimos cinco años haya aumentado el número de adolescentes con problemas de comportamiento. Así se desprende de un informe elaborado por el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, y recogido por Efe, a partir de una encuesta realizada a más de 1.300 pediatras, profesores, padres, psicólogos y otros profesionales de la salud mental de todo el territorio nacional para prevenir, detectar y proponer recomendaciones con el fin de abordar estos problemas.
La mayoría de los profesionales encuestados (un 96% de los pediatras) ha detectado un aumento de los trastornos de conducta, que se han convertido en la primera causa de consulta en los servicios de salud mental para niños y adolescentes por su impacto en el entorno familiar y escolar.
La irritabilidad, la pérdida de amistades, el abuso de sustancias, la escasa capacidad de atención, el bajo rendimiento académico, la poca tolerancia a la frustración o la pérdida de valor ante la autoridad pueden indicar la aparición de problemas de comportamiento en los menores.
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