Tanto emprendedores como empresas consolidadas presentan su productos en el MWC: desde unos guantes que multiplican las sensaciones táctiles a un termómetro conectado a un móvil.
TOMÁS MONAGO (ENVIADO ESPECIAL), BARCELONA
Andaluces haberlos haylos. En un congreso de la dimensión del Mobile World Congress (MWC), que es una pequeña ONU donde hasta los españoles son muy minoritarios y donde el idioma oficial y sin traducción alguna es el inglés, es lógico que la presencia regional no sea abundante. Pero está ahí y sus productos están plenamente en la moda que se estila: fundamentalmente, realidad virtual, Internet de las Cosas y nuevas vías para el marketing digital. La mayoría de las empresas -en proyecto o ya consolidadas- vienen bajo el paraguas de dos programas de aceleración: el Minerva, patrocinado por Vodafone, y el Open Future, apoyado por Telefónica, en ambos casos también con el respaldo público de la Junta de Andalucía.
Ninguna tiene pabellón propio -eso está reservado para las grandes- pero las hay que tienen presencia propia con un stand en el Pabellón de España -como la sevillana Mobile4Crazy- y las hay que cuentan al menos con un expositor en el Fira de Montjuic, una especie de anexo al MWC donde startups se ponen en contacto entre ellas y con inversores.
Este es el caso de Neurodigital, una firma almeriense con muy buena pinta. Surgida del programa Minerva, se dedica al "desarrollo de soluciones innovadoras desoftware y hardware para realidad virtual", como se ocupa de precisar uno de sus responsables, Luis Castillo. Su producto estrella es Gloveone, pensado para generar sensaciones táctiles en el usuario. Ellos observaron que los aparatos de este tipo que se producían estaban sobre todo enfocados a la vista, y quisieron a partir de ahí apostar por un nicho diferente (pensado, en un principio para salud e industria) y crear una tecnología para tal fin, basada en la estimulación neuronal para generar sensaciones táctiles con una calidad máxima. "Podemos generar millones de combinaciones posibles de sensación de tacto en un sólo instante", afirma Castillo.
El interés en el producto ha llevado, por ejemplo a que un hospital de Reino Unido apueste por el producto para operaciones de cirugía con el robot Da Vinci (para hacer más fácil las operaciones al médico) y a que la compañía andaluza esté a punto de firmar un gran contrato con una multinacional de la automoción para usar Gloveone para prototipos, con el fin de ahorrarse la producción física en esta fase. En este caso, Neurodigital se apoyará en las gafas virtuales de otra empresa -ya que no las fabrica- pero el software de funcionamiento será suyo, y el guante Gloveone, también.
Otra startup con expositor en Montjuic es la sevillana Oblumi. También aplica a la salud su invento, pero en este caso no hay relación con la realidad virtual y sí con la vida cotidiana. Su producto es tan simple -y a la vez tan complejo- como un termómetro digital que funciona por infrarrojos -muy pequeño, "el más pequeño del mercado", dicen sus responsables- que se conecta directamente al móvil. Está pensado para tomar la temperatura a bebés (y a líquidos como la leche o el agua) pero de forma inteligente. El termómetro-móvil no sólo almacena la información (con lo que el pediatra puede saber la evolución exacta de la temperatura) sino que permite crear perfiles para compartir con familiares o cuidadores estos datos -o enviarlos por Whatsapp- y aconseja la dosis de medicación necesaria (relacionada con la fiebre) según el peso y la edad del niño.
Sin ayuda de ninguna aceleradora, Oblumi empezó a distribuir el producto en su web, farmacias, tiendas de tecnología y de puericultura a finales de 2015 a un precio de 39,95 euros. El MWC es, para ellos, "una oportunidad para contactar con distribuidores europeos y extender el producto a nivel europeo", afirma su responsable de negocio Mariano Romero. Ya han colocado el producto en Portugal, Francia, Italia y Lituania. "Por ahora el feedback que vamos teniendo es bueno; la idea es ver cómo funciona estos tres meses para hacer una ronda de inversión", afirma, Romero, que añade que están investigando el desarrollo de nuevos productos, siempre pensados a facilitar la vida en familia.
Bajo el paraguas de Minerva se presenta el proyecto malagueño Pi-Tech, una apuesta clara por el internet de las cosas. El planteamiento es sencillo, aunque, según Francisco Ortega, uno de sus responsables, no ha sido aún desarrollado por ninguna empresa. Con una pulsera, el usuario puede apagar o encender la televisión con un simple gesto, encender la luz o apagarla de la misma forma, abrir una puerta, arrancar el coche, y, en fin, modificar cualquier elemento del entorno que esté conectado a la domótica. El prototipo está ya desarrollado y ahora comienza la fase de comercialización. Ortega, que iba para piloto de avión, se metió a ingeniero y se siente sobre todo emprendedor, recorría ayer la feria en busca de clientes. Pi-Tech está ahora en el punto justo del comienzo de esa carrera. Otra firma de Málaga es Wiim, que propone ayudar a personas sordas en casa con alertas en un reloj inteligente: si alguien llama a la puerta, si hay una fuga de gas, si llaman por teléfono... Al ingeniero informático Antonio Sánchez se le ocurrió la idea porque era aficionado a fabricarse aplicaciones con google apps. El hermano de una amiga es sordo y se le ocurrió hacer algo para él, pero pensó en algo más sofisticado, un reloj. Pretende venderlo de forma on line (www.byhs.eu) pero también introduciéndolo en tiendas específicas y llegando a acuerdos con asociaciones.
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