De cara al verano todo el mundo recurre a dietas imposibles y se machaca en el gimnasio, algo que nunca suele dar resultados Más allá de la pérdida de peso, lo importante es la salud
PILAR LARRONDO
No queda ni un mes para que empiece el verano y los gimnasios han visto cómo su número de asistentes ha aumentado drásticamente durante las últimas dos semanas. El blog de la famosa más musculada ha disparado sus visitas y las tiendas de productos dietéticos han incrementado de forma escandalosa su número de ventas. Llega el verano y con él la obsesión por lucir tipazo en playas y piscinas. Todos quieren ser un vigilante de la playa más sin saber que para conseguir milagros lo mejor será ir a Fátima. Aunque muchos gurús del deporte y la alimentación prometan a los ansiosos por desprenderse de esos kilitos de más que, en menos de lo que canta un gallo, tendrán un cuerpo escultural.
Inmersos de lleno en la época de la inmediatez, el que quiere adelgazar no está dispuesto a esperar ni un segundo de su vida. Necesita bajar tres tallas y eso tiene que ser a la voz de ya. Por eso recurre a San Google y navega por sus océanos en busca de la dieta que le asegure la bajada de peso más rápida. No hay tiempo que perder. El bañador mira receloso a ese michelín que sobresale por encima del pantalón y reta a su dueño a meter en cintura, nunca mejor dicho, a su descontrolado cuerpo. Sólo con teclear la palabra dieta aparecen multitud de opciones: detox, Dukan o la alcachofa. Si será por opciones. El (o la) del cuerpo rebelde se pone manos a la obra y empieza su particular operación biquini. Lo que éste no sabe es que se ha decantado por la peor manera que hay de perder peso y que recurrir a las dietas milagrosas no es ni efectivo ni saludable. Por no hablar de las jornadas intensivas en el gimnasio quince días antes de plantar un pie en la piscina.
En cuanto a la alimentación, los nutricionistas tienen una particular cruzada contra las dietas milagrosas. Elena Ridao, graduada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad Pablo de Olavide y responsable del centro de consulta Nutríspalis, considera que "lo primordial en la alimentación es que sea saludable y de carácter permanente". Es decir, la alimentación debe cuidarse durante todos los días y no el mes antes de empezar las vacaciones. Para Ridao, "la base de la alimentación debe estar orientada a favorecer la salud a largo plazo, sin prisas ni pretensiones comerciales y basándose en la argumentación científica para disminuir la probabilidad de conseguir un efecto rebote al ponernos a plan".
En contra de lo que desde la infancia se estudia en el colegio, la pirámide de alimentos, en palabras de la propia Ridao, "ha quedado completamente obsoleta". Esta nutricionista asegura que "para tener una dieta equilibrada hay que sustentar la alimentación en torno a tres escalones". Según ella, arriba del todo se colocan las verduras y frutas, a ser posible de temporada. Éstas deben resultar las más abundantes en cualquier alimentación que se precie. Por debajo, las proteínas (pescado fresco, carnes magras o huevos) y, en último lugar, los hidratos de carbono, en forma de pasta, arroz o cereales. Los hidratos, fuente importante de energía, serán demandados por el propio cuerpo en función de la actividad que desarrolle durante el día. A pesar de que llevar una dieta equilibrada pueda parecer aburrido, si se combinan los alimentos de manera correcta puede resultar divertido. "El desayuno debe ser variado, con un alto componente de frutas y complementado con lácteos y cereales, siempre y cuando no hayan pasado procesos industriales. En cuanto al almuerzo y la cena, la verdura debe tener cobrar de nuevo protagonismo dejando en segundo lugar a las proteínas e hidratos. Además, hay que olvidarse del insano picoteo entre horas para sustituirlo por una pieza de fruta y beber grandes cantidades de agua, más ahora en verano", asegura Elena Ridao.
La nutricionista, además, advierte del cada vez más extendido autodiagnóstico. A su consulta llegan cada vez más personas que han retirado de su dieta según qué alimentos por decidir, por iniciativa propia, que éstos son nocivos para su salud. Para ellos, Ridao recomienda asistir a un médico y que sea éste el que, mediante pruebas científicas, lo determine.
Partiendo de la base de que cada persona debe tener su propia dieta, porque cada cuerpo es un mundo y cada metabolismo reacciona de diferente forma, Ridao asegura que "una buena alimentación debe estar complementada siempre con alguna actividad deportiva". Algo con lo que también está de acuerdo Enrique Morillo, Técnico en Musculación, entrenador personal, prehabilitador y, actualmente, monitor en Vivagym. Morillo asegura que "la actividad física debe sostenerse sobre cuatro pilares. En primer lugar el descanso, ya que mientras se duerme se repone energía y tejidos, preparando así al cuerpo para el día siguiente. En segundo lugar, una buena alimentación, seguida de un entrenamiento (para esto hay que cumplir los dos anteriores), que puede complementarse con suplementación deportiva (los conocidos batidos). Esto último sólo si con la alimentación no es suficiente para alcanzar los nutrientes necesarios". En el momento en el que el interesado en estar en forma se pone manos a la obra debe saber, en palabras del propio Morillo, que "los resultados no son inminentes y que para conseguir un buen aspecto en verano hay que empezar a trabajar desde el año anterior".
En contra de lo que muchos creen, contar con un entrenador personal no es una forma de tirar el dinero que tienen los famosos. "Es importante realizar ejercicio con un monitor con una titulación homologada que controle que los ejercicios se están realizando de manera correcta y así evitar lesiones irreversibles", advierte Enrique Morillo. Otra de sus advertencias es "no proponerse entrar en una determinada talla ni comparar nuestro cuerpo con el de los demás. Todas las tallas no son aptas para todos los metabolismos". En cuanto al miedo a la báscula, Morillo invita a perdérselo y a no frustrarse por practicar deporte y no perder un solo gramo. "A la grasa le ocurre como a la paja y al hierro. La primera abulta más, pero parece más ligera y el segundo es más pesado pero ocupa menos espacio. Se puede pesar menos y tener mucha grasa y tener más kilos sin estar gordo, es sólo músculo".
Invitando a practicar deporte todo el año y recordando que los resultados no se ven de inmediato, Enrique Morillo invita a comenzar por andar (en el caso de no haber practicado nunca deporte), que es un ejercicio muy completo, para después ir añadiendo actividades que requieran más esfuerzo. Siempre con un chequeo previo para saber cuáles son las actividades aconsejables y cuáles son perjudiciales. Recalca, además, que "bajo ningún concepto se debe dejar de comer, porque es insano y contraproducente y que bajar peso de manera muy rápida conlleva consecuencias nefastas para la salud".
Inmersos de lleno en la época de la inmediatez, el que quiere adelgazar no está dispuesto a esperar ni un segundo de su vida. Necesita bajar tres tallas y eso tiene que ser a la voz de ya. Por eso recurre a San Google y navega por sus océanos en busca de la dieta que le asegure la bajada de peso más rápida. No hay tiempo que perder. El bañador mira receloso a ese michelín que sobresale por encima del pantalón y reta a su dueño a meter en cintura, nunca mejor dicho, a su descontrolado cuerpo. Sólo con teclear la palabra dieta aparecen multitud de opciones: detox, Dukan o la alcachofa. Si será por opciones. El (o la) del cuerpo rebelde se pone manos a la obra y empieza su particular operación biquini. Lo que éste no sabe es que se ha decantado por la peor manera que hay de perder peso y que recurrir a las dietas milagrosas no es ni efectivo ni saludable. Por no hablar de las jornadas intensivas en el gimnasio quince días antes de plantar un pie en la piscina.
En cuanto a la alimentación, los nutricionistas tienen una particular cruzada contra las dietas milagrosas. Elena Ridao, graduada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad Pablo de Olavide y responsable del centro de consulta Nutríspalis, considera que "lo primordial en la alimentación es que sea saludable y de carácter permanente". Es decir, la alimentación debe cuidarse durante todos los días y no el mes antes de empezar las vacaciones. Para Ridao, "la base de la alimentación debe estar orientada a favorecer la salud a largo plazo, sin prisas ni pretensiones comerciales y basándose en la argumentación científica para disminuir la probabilidad de conseguir un efecto rebote al ponernos a plan".
En contra de lo que desde la infancia se estudia en el colegio, la pirámide de alimentos, en palabras de la propia Ridao, "ha quedado completamente obsoleta". Esta nutricionista asegura que "para tener una dieta equilibrada hay que sustentar la alimentación en torno a tres escalones". Según ella, arriba del todo se colocan las verduras y frutas, a ser posible de temporada. Éstas deben resultar las más abundantes en cualquier alimentación que se precie. Por debajo, las proteínas (pescado fresco, carnes magras o huevos) y, en último lugar, los hidratos de carbono, en forma de pasta, arroz o cereales. Los hidratos, fuente importante de energía, serán demandados por el propio cuerpo en función de la actividad que desarrolle durante el día. A pesar de que llevar una dieta equilibrada pueda parecer aburrido, si se combinan los alimentos de manera correcta puede resultar divertido. "El desayuno debe ser variado, con un alto componente de frutas y complementado con lácteos y cereales, siempre y cuando no hayan pasado procesos industriales. En cuanto al almuerzo y la cena, la verdura debe tener cobrar de nuevo protagonismo dejando en segundo lugar a las proteínas e hidratos. Además, hay que olvidarse del insano picoteo entre horas para sustituirlo por una pieza de fruta y beber grandes cantidades de agua, más ahora en verano", asegura Elena Ridao.
La nutricionista, además, advierte del cada vez más extendido autodiagnóstico. A su consulta llegan cada vez más personas que han retirado de su dieta según qué alimentos por decidir, por iniciativa propia, que éstos son nocivos para su salud. Para ellos, Ridao recomienda asistir a un médico y que sea éste el que, mediante pruebas científicas, lo determine.
Partiendo de la base de que cada persona debe tener su propia dieta, porque cada cuerpo es un mundo y cada metabolismo reacciona de diferente forma, Ridao asegura que "una buena alimentación debe estar complementada siempre con alguna actividad deportiva". Algo con lo que también está de acuerdo Enrique Morillo, Técnico en Musculación, entrenador personal, prehabilitador y, actualmente, monitor en Vivagym. Morillo asegura que "la actividad física debe sostenerse sobre cuatro pilares. En primer lugar el descanso, ya que mientras se duerme se repone energía y tejidos, preparando así al cuerpo para el día siguiente. En segundo lugar, una buena alimentación, seguida de un entrenamiento (para esto hay que cumplir los dos anteriores), que puede complementarse con suplementación deportiva (los conocidos batidos). Esto último sólo si con la alimentación no es suficiente para alcanzar los nutrientes necesarios". En el momento en el que el interesado en estar en forma se pone manos a la obra debe saber, en palabras del propio Morillo, que "los resultados no son inminentes y que para conseguir un buen aspecto en verano hay que empezar a trabajar desde el año anterior".
En contra de lo que muchos creen, contar con un entrenador personal no es una forma de tirar el dinero que tienen los famosos. "Es importante realizar ejercicio con un monitor con una titulación homologada que controle que los ejercicios se están realizando de manera correcta y así evitar lesiones irreversibles", advierte Enrique Morillo. Otra de sus advertencias es "no proponerse entrar en una determinada talla ni comparar nuestro cuerpo con el de los demás. Todas las tallas no son aptas para todos los metabolismos". En cuanto al miedo a la báscula, Morillo invita a perdérselo y a no frustrarse por practicar deporte y no perder un solo gramo. "A la grasa le ocurre como a la paja y al hierro. La primera abulta más, pero parece más ligera y el segundo es más pesado pero ocupa menos espacio. Se puede pesar menos y tener mucha grasa y tener más kilos sin estar gordo, es sólo músculo".
Invitando a practicar deporte todo el año y recordando que los resultados no se ven de inmediato, Enrique Morillo invita a comenzar por andar (en el caso de no haber practicado nunca deporte), que es un ejercicio muy completo, para después ir añadiendo actividades que requieran más esfuerzo. Siempre con un chequeo previo para saber cuáles son las actividades aconsejables y cuáles son perjudiciales. Recalca, además, que "bajo ningún concepto se debe dejar de comer, porque es insano y contraproducente y que bajar peso de manera muy rápida conlleva consecuencias nefastas para la salud".
No hay comentarios:
Publicar un comentario