mientras que la de más de 45 crece un 83% El envejecimiento del mercado de trabajo pone en jaque las pensiones
GUADALUPE S. MALDONADO GRANADA
La población granadina envejece a marchas forzadas. Desde el año 1998, el colectivo de granadinos menores de 30 años ha sufrido un descenso del 11,3%, marcado por la caída de la natalidad y, en segundo término, por la paralización de los flujos inmigratorios a raíz de la crisis económica. Los 302.017 menores de 30 años que viven en la provincia apenas representan ya un 32,9% del total de la población (917.297 habitantes), mientras que hace poco menos de dos décadas tenían un peso del 42,5%. Los colectivos maduros y ancianos, sin embargo, no han hecho más que crecer desde entonces. Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), el grupo de población de entre 30 y 64 años, que compone el grueso del mercado de trabajo, ha experimentado desde 1998 un incremento del 36,1%, alcanzando ya los 457.691 miembros. Como consecuencia de la mayor esperanza de vida, el grupo de ciudadanos de más de 65 años también ha registrado un incremento considerable, superando los 157.589 componentes, un 26,9% más que en el año 1998.
Las consecuencias de este fenómeno demográfico son muchas y de largo alcance. Una de las más evidentes se registra en el mercado laboral, ya que el paulatino envejecimiento demográfico se traslada a la población activa, poniendo en riesgo el sostenimiento futuro del sistema de pensiones, que se balancea en la cuerda floja desde hace años.
La composición actual de la población que se considera en edad y disposición de trabajar da sobradas muestras de la precaria coyuntura a la que se puede enfrentar en apenas unos años. La población activa ha experimentado en los últimos once años un aumento del 23,9%, que se debe exclusivamente al incremento que han registrado los grupos demográficos de mayor edad.
Los jóvenes han dejado de unirse al mercado de trabajo por motivos variados. Por un lado están las causas demográficas (cada vez hay menos jóvenes que puedan hacerlo), y por otro, causas coyunturales como la crisis económica, que ha provocado que cada vez se alargue más el periodo de estudios (durante el que el joven se considera como parte de la población inactiva) y que cada vez sean más los jóvenes que deciden hacer las maletas y marcharse al extranjero en busca de buenas oportunidades laborales. Como consecuencia de estos procesos, los menores de 30 años que forman parte de la población activa granadina se han reducido un 25,3%, pasando de los 102.200 del año 2005 a los 76.300 de la actualidad.
Los datos de la EPA demuestran que son los dos siguientes grupos de edad (de entre 30 y 44 años y 45 y 64) los que han ido engrosando sus filas en los últimos once ejercicios. Granada cuenta en la actualidad con 182.700 ciudadanos de entre 30 y 44 años que se consideran activos laboralmente, un 19,7% más que en el mismo periodo del año 2005. Por su parte, el grupo de entre 45 y 64 años que forma parte de la población activa granadina ha experimentado un significativo incremento del 83,2%, pasando de 98.600 a 180.600 miembros en poco más de una década.
Este panorama tiene una causa-efecto clara: cada vez hay menos incorporaciones laborales y, de forma paralela, las jubilaciones son cada vez más numerosas. Basta echar un vistazo a los datos de los últimos once años para constatarlo. En el primer trimestre de 2016, la población activa granadina contaba con 76.300 jóvenes, 25.900 menos que en el mismo periodo del año 2005, lo que significa que desde entonces las incorporaciones al mercado de trabajo de menores de 30 años se han frenado un 25,3%.
Sin embargo, en este mismo periodo la población inactiva por jubilación ha crecido considerablemente. En el primer trimestre de 2016 había en la provincia 148.000 jubilados y pensionistas, 19.700 más que en el mismo periodo del año 2005, lo que arroja un importante incremento de la población jubilada del 15,3%, que con mucha dificultad se verá repuesta ante la escasez de 'savia' nueva laboral.
Los problemas que pueden conllevar el envejecimiento de la población fueron objeto de un reciente estudio de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). En el informe, la patronal asegura que a corto plazo, y teniendo en cuenta que la previsiones del Instituto Nacional de Estadística apuntan a un descenso continuado de la población española, el envejecimiento de los activos, unido a la esperada creación de empleo como consecuencia de la recuperación, se traducirá en una reducción tanto de parados como de la tasa de paro. Esta situación también se daría en una simulación hasta el año 2025, que registraría además una mejora de las tasas de actividad como consecuencia de la caída de la población activa.
Sin embargo, los problemas se encuentran en el largo plazo. Aunque en un primer momento estas dinámicas poblacionales "contribuirían a reducir las tensiones en el mercado de trabajo y a la mejora de las cifras de desempleo", suponen una fuente de preocupación por sus efectos sobre el potencial de crecimiento de la economía y por las implicaciones para la relación entre ocupados y pensionistas.
Esa relación, de hecho, se ha visto ya afectada como consecuencia del descenso de la actividad durante la crisis. En el año 2008, según los datos de la Seguridad Social, en la provincia había 2,03 trabajadores por cada pensionista, un índice fruto de la división de los 340.804 afiliados a la Seguridad Social y los 167.320 pensionistas. En mayo de este año, ese indicador se había reducido ya a 1,8 trabajadores por cada pensionista, al caer la afiliación hasta los 307.437 trabajadores y mantenerse prácticamente intacto el número de granadinos que cobra una pensión, ya sea de jubilación o de otro tipo: 167.811.
Las consecuencias de este fenómeno demográfico son muchas y de largo alcance. Una de las más evidentes se registra en el mercado laboral, ya que el paulatino envejecimiento demográfico se traslada a la población activa, poniendo en riesgo el sostenimiento futuro del sistema de pensiones, que se balancea en la cuerda floja desde hace años.
La composición actual de la población que se considera en edad y disposición de trabajar da sobradas muestras de la precaria coyuntura a la que se puede enfrentar en apenas unos años. La población activa ha experimentado en los últimos once años un aumento del 23,9%, que se debe exclusivamente al incremento que han registrado los grupos demográficos de mayor edad.
Los jóvenes han dejado de unirse al mercado de trabajo por motivos variados. Por un lado están las causas demográficas (cada vez hay menos jóvenes que puedan hacerlo), y por otro, causas coyunturales como la crisis económica, que ha provocado que cada vez se alargue más el periodo de estudios (durante el que el joven se considera como parte de la población inactiva) y que cada vez sean más los jóvenes que deciden hacer las maletas y marcharse al extranjero en busca de buenas oportunidades laborales. Como consecuencia de estos procesos, los menores de 30 años que forman parte de la población activa granadina se han reducido un 25,3%, pasando de los 102.200 del año 2005 a los 76.300 de la actualidad.
Los datos de la EPA demuestran que son los dos siguientes grupos de edad (de entre 30 y 44 años y 45 y 64) los que han ido engrosando sus filas en los últimos once ejercicios. Granada cuenta en la actualidad con 182.700 ciudadanos de entre 30 y 44 años que se consideran activos laboralmente, un 19,7% más que en el mismo periodo del año 2005. Por su parte, el grupo de entre 45 y 64 años que forma parte de la población activa granadina ha experimentado un significativo incremento del 83,2%, pasando de 98.600 a 180.600 miembros en poco más de una década.
Este panorama tiene una causa-efecto clara: cada vez hay menos incorporaciones laborales y, de forma paralela, las jubilaciones son cada vez más numerosas. Basta echar un vistazo a los datos de los últimos once años para constatarlo. En el primer trimestre de 2016, la población activa granadina contaba con 76.300 jóvenes, 25.900 menos que en el mismo periodo del año 2005, lo que significa que desde entonces las incorporaciones al mercado de trabajo de menores de 30 años se han frenado un 25,3%.
Sin embargo, en este mismo periodo la población inactiva por jubilación ha crecido considerablemente. En el primer trimestre de 2016 había en la provincia 148.000 jubilados y pensionistas, 19.700 más que en el mismo periodo del año 2005, lo que arroja un importante incremento de la población jubilada del 15,3%, que con mucha dificultad se verá repuesta ante la escasez de 'savia' nueva laboral.
Los problemas que pueden conllevar el envejecimiento de la población fueron objeto de un reciente estudio de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). En el informe, la patronal asegura que a corto plazo, y teniendo en cuenta que la previsiones del Instituto Nacional de Estadística apuntan a un descenso continuado de la población española, el envejecimiento de los activos, unido a la esperada creación de empleo como consecuencia de la recuperación, se traducirá en una reducción tanto de parados como de la tasa de paro. Esta situación también se daría en una simulación hasta el año 2025, que registraría además una mejora de las tasas de actividad como consecuencia de la caída de la población activa.
Sin embargo, los problemas se encuentran en el largo plazo. Aunque en un primer momento estas dinámicas poblacionales "contribuirían a reducir las tensiones en el mercado de trabajo y a la mejora de las cifras de desempleo", suponen una fuente de preocupación por sus efectos sobre el potencial de crecimiento de la economía y por las implicaciones para la relación entre ocupados y pensionistas.
Esa relación, de hecho, se ha visto ya afectada como consecuencia del descenso de la actividad durante la crisis. En el año 2008, según los datos de la Seguridad Social, en la provincia había 2,03 trabajadores por cada pensionista, un índice fruto de la división de los 340.804 afiliados a la Seguridad Social y los 167.320 pensionistas. En mayo de este año, ese indicador se había reducido ya a 1,8 trabajadores por cada pensionista, al caer la afiliación hasta los 307.437 trabajadores y mantenerse prácticamente intacto el número de granadinos que cobra una pensión, ya sea de jubilación o de otro tipo: 167.811.
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