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domingo, 31 de julio de 2016

Los grupos de WhatsApp: ¿bendición o suplicio? el Huffington Post

Psicoterapeuta y profesor, Instituto Galene

Foto: REUTERS














Todos o casi todos recibimos mensajes por WhatsApp en nuestros teléfonos móviles. Pueden ser un verdadero suplicio o una maravilla. Hay un inmenso abanico de posibilidades entre medias de sus dos extremos. Tenemos que aprender a convivir con los nuevos métodos y tecnologías que se están estableciendo en nuestra vida. WhatsApp es un invento formidable, ha revolucionado la comunicación entre personas haciéndola gratuita, accesible, fácil, versátil, cómoda y no invasiva. Es por eso que viene para quedarse, al menos hasta que otro invento la reemplace, transformado la forma de manejar el teléfono y la comunicación entre muchos millones de personas.
Si hablamos de los mensajes individuales, casi todo son ventajas para las dos partes. No invaden como una llamada de teléfono podría hacerlo. Se leen cuando podemos dedicarle su tiempo. Al sumarse a la escritura de mensajes de texto otras herramientas de comunicación como son los emoticonos o los mensajes de voz, se completa mucho el uso que podemos dar a esta exitosa app.
La inmediatez es una ventaja, aunque a veces nos pueda agobiar por sentir que debemos responder al instante. Cada cual debe tomarse su tiempo para contestar, así evitaremos errores de respuesta que más adelante podríamos lamentar. Generalmente sabemos si el receptor del mensaje lo ha recibido y leído gracias al doble check, las dos líneas que pasan del gris al azul cuando el mensaje se abre en destino. También si está en línea, y cuándo abrió la aplicación por ultima vez. A veces podemos pensar que estamos demasiado expuestos por que la app dé demasiada información al del otro lado. Si fuera así, siempre podemos ir a configuración -privacidad-, y desde ahí configurarlo como queramos.
La comunicación, y en concreto los mensajes de Whatsapp, cada vez ocupan más tiempo en nuestras vidas. Ya ha entrado en el cine y hasta en el teatro la necesidad de incluirlo de forma visible para que el espectador pueda seguir lo que se dice en los mensajes para no perderse parte del contenido de la obra.
En psicoterapia también es frecuente que en la sesión se relate lo "hablado con alguien" poniendo tonos de voz, a veces gritos y después de preguntarle yo a mi paciente que cuándo se vieron, responderme que esa conversación fue por Whatsapp. Los tonos utilizados en la narración a mí me darán mucha información acerca del origen del conflicto que estamos tratando.
Está en marcha nada menos que una lucha por los derechos civiles, encabezada por los jóvenes y su inagotable energía.
Hablemos de los grupos de Whatsapp. Hay de muchos tipos y con diferentes funciones. No todos los grupos son iguales, naturalmente. Desde el grupo de amigotes que solo lo quieren para reírse, entretenerse enviándose chistes, vídeos, etc., donde vale casi todo, hasta el grupo de un grupo de compañeros de trabajo formal donde tan solo se deben incluir citas o información profesional que interese a todo el grupo. Entre medias hay un sinfín de posibles grupos con funciones distintas .
Es frecuente recibir en un grupo cualquier mensaje descalificador de algún personaje publico, político... Por respeto a todos los miembros del grupo esos mensajes no deben ser enviados al grupo. Es muy común la creencia de "que todos piensan como yo", y nada más lejos de la realidad. Dar por hecho que meter a dios en los mensajes no puede molestar a nadie es una falta de respeto. Criticar a un político determinado también.
Creo que sería muy bueno crear unas reglas de cortesía para los mensajes de Whatsapp, y concretamente para los grupos. Mi propuesta es la siguiente:
Normas o reglas de cortesía de los grupos de Whatsapp.
Lo primero es saber la función del grupo y respetarla.
Respeto a los demás. No tocar temas que puedan violentar a un miembro del grupo por sus creencias. No hacer adoctrinamiento.
En el grupo estamos todos. Usar solo el grupo para temas que sean de interés general para todo el grupo. No incluir temas personales, para eso usar un chat privado.
Pensar antes de pulsar el Enviar.
No criticar a nadie ni difundir rumores.
Escribir solo lo necesario. No sobredetallar. Hay temas que se escriben por mail o se hablan por teléfono. No enviar cada frase en un mensaje.
No cortar un mensaje que requiera felicitaciones, consuelo o reconfortamiento. Esperar un tiempo a que pase esa comunicación antes de abrir una nueva.
Lo verdaderamente curioso es que después de pensar sobre estas reglas, podemos ver que se resumen en una fundamental: respeto a los demás.
El Whatsapp, como las demás herramientas que se van estableciendo en nuestra forma de vivir, nos marcan un desarrollo evolutivo. De cómo las usemos dependerá el signo de nuestra propia evolución. La pólvora se inventó para hacer fuegos artificiales y luego.... Será nuestra forma de utilización la que marque ese proceso de cambio de nuestra sociedad. Si no todos, una mayoría de personas podemos hacer de este un mundo mejor, aportando respeto y amor a los demás a través del Whatsapp o de cualquier otra forma antigua, moderna o futura de comunicación.

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