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sábado, 6 de agosto de 2016

Generosidad sobre la mesa granadahoy.com

La Junta de Andalucía destinará este año medio millón de euros a los comedores sociales de Granada Hay 14 centros en la provincia que están adscritos al programa de solidaridad y garantía alimentaria
| ACTUALIZADO 06.08.2016 - 01:00

Carmen Marchena 

A las 10 de la mañana el comedor social de San Juan de Dios permanece silencioso a la espera de los más de 100 usuarios que cada día almuerzan allí. En la entrada se encuentran el Superior del Centro junto a la coordinadora de voluntariado, Inés Riera, y el Hermano Julio con motivo de la visita del delegado de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, Higinio Almagro para conocer uno de los 14 centros de la provincia adheridos al programa de solidaridad y garantía alimentaria. Almagro felicitó ayer a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios por la gran labor que llevan desempeñando desde hace 27 años, siendo este comedor social el primero, y único, hasta hace relativamente poco tiempo en toda la provincia. "El mejor termómetro son las personas que hacen uso de este tipo de servicios, para así conocer sus necesidades y la cantidad de gente que lo está pasando mal", afirmó el delegado. En la provincia hay más de 3.000 personas que acuden a diario a estos comedores sociales, unas cifras que se han ido incrementando en los últimos años como consecuencia de la crisis. 

La dirección del comedor afirma que desde la llegada de la crisis económica se han incorporado un mayor número de personas nacionales como beneficiarias a este tipo de servicio superando al número de extranjeros, algo que años atrás no ocurría. "No habrá recuperación posible si no es ayudando a las personas solicitantes de este tipo de recursos", añade con firmeza Almagro. 

Con el objetivo de 'echar una mano' a esta labor la Junta destinará medio millón de euros para comedores sociales en la provincia (en los tres últimos años la inversión ha sido de 1,5 millones). Concretamente el comedor de San Juan de Dios recibirá 72.000 euros de esa inversión. Tras anunciar estas cifras el delegado incidió en que "cuando hablamos de comedores sociales que colaboran en programas de elaboración y reparto de alimentos no sólo tenemos que quedarnos con esta acción, sino también darle importancia a la generosidad y el cariño de los trabajadores y voluntarios que forman parte de estas entidades", dijo. En la provincia hay 14 comedores sociales de los que el 50% se encuentran abiertos durante el periodo estival. Almagro recordó que además de comedores sociales existen numerosos recursos enmarcados en el programa de solidaridad y garantía alimentaria, como son el reparto de alimentos, la bonificación para personas mayores en los centros de participación activa de la Junta, el catering a domicilio para personas mayores de 65 años que no pueden salir de sus hogares, cobertura a los más pequeños en los comedores escolares y las escuelas de verano. 

"Esperemos que esta situación sea temporal y consigamos erradicar la pobreza en nuestra comunidad", concluyó. El comedor de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios abre de lunes a viernes a las 12:45. Además, el edificio integra en sus servicios un botiquín donde los usuarios acuden por iniciativa propia o derivados por los servicios sociales comunitarios. También disponen de consulta médica y odontológica tres días a la semana. 

Este comedor lo dirige el Hermano Julio, quien asegura que durante el verano y al cerrar el comedor de Regina Mundi, la afluencia de usuarios a aumentado notablemente, de 100 a 160 personas. Para sobrellevar los arduos días estivales este comedor abre los sábados con la intención de proporcionar al menos un bocadillo con una botella de agua o zumo a los usuarios. El responsable del comedor añade que la media de comensales suele ser de 60 nacionales y 40 extranjeros, destacando el incremento de personas jubiladas y viudas que se encuentran en estado de exclusión entre los solicitantes de estos recursos, algo que evidencia el duro golpe que ha supuesto la crisis para muchas personas. 

En la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios hay 68 voluntarios en total según informa su coordinadora. Los que se encargan de la zona de comedores desempeñan diversas funciones: recepción de los usuarios, auxiliares de los médicos -también voluntarios- que atienden y reparten medicamentos a estas personas. Sin embargo, es en la sala de reparto de comidas donde la labor de los voluntarios junto a los cocineros que preparan el menú para todo el centro hospitalario, donde la labor se hace fundamental y mucho más en el verano. Entre las diez voluntarias que ayer se encontraban en el reparto del menú se encuentra Paloma de 52 años. Lleva tres años en el comedor y destaca que sus compañeras son de una calidad humana enorme. "Este voluntariado me aporta una satisfacción tremenda y aunque entre nosotros hay hombres, la mayoría somos mujeres y muchas de ellas veteranas". Entre el tejemaneje de bandejas hay una voluntaria que supera los 80 años y dos hombres que no cesan de servir y pasar platos. 

Paloma comenta que el horario del comedor suele ser de 12:45 a 14:15 pero con el cierre de otros comedores, el horario se alarga hasta entrada las tres. "Aquí no se le niega un trozo de pan a nadie, aunque existan normas para controlar el acceso de usuarios. Dentro de nuestro menú existen dietas específicas para musulmanes o personas con algún tipo de alergia", comenta. La voluntaria asegura que el trato con los usuarios es fácil, salvo algunos días en los que hay algún tipo de malentendido, algo que no suele ser usual. Una afirmación que casa con la opinión de uno de los cinco guardias de seguridad de los que dispone el centro. 

"Nos llevamos lo mejor posible, hay días mejores y peores, pero como en cualquier lugar en el que haya una gran afluencia de personas". Este guardia recibe a muchos de los usuarios llamándolos por sus nombres e incluso con motes cariñosos, dando una sensación de comunidad y cercanía, algo que en los semblantes de estas personas refleja bienestar y tranquilidad. En la entrada del comedor se sitúa una carpa que dispone de aspersores de agua para que la espera sea lo más confortable posible,curiosamente en ella se sientan sobre todo las personas mayores, quienes charlan y se acompañan durante su estancia en el comedor. Aunque no se aprecia una gran interacción de estos abuelos con los demás usuarios, el respeto por estos mayores es tácito y conviven en perfecta sintonía. 

En la fila que va hacia el comedor se abre una bifurcación que se desvía hacia el botiquín, donde el médico recibe a los usuarios para abastecerlos de medicamentos, complejos vitamínicos o tratar cualquier otra dolencia. 


En mitad de estas dos hileras un joven de no más de 30 se lava los dientes frente al lavabo. Para las casi doscientas personas que acuden al centro, esto es lo más parecido a un segundo hogar.

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