El cabañuelista de Pitres achaca a la contaminación el hecho de que incluso en la Apujarra se sequen árboles centenarios
ROSA FERNÁNDEZ 
Cada año, Eugenio Salguero, libreta en ristre, apunta en agosto las cabañuelas, una práctica que le enseñaron sus antepasados y que él sigue a sus más de 80 años. Con ellas, desde Pitres prevé el tiempo que hará durante el siguiente ejercicio y no se suele equivocar, de ahí que acudan cada ño desde varios puntos de Andalucía para preguntarle sus predicciones. Las últimas, que detalla aGranada Hoy, las acabó el pasado 24 de agosto en su balcón privilegiado situado a 1.300 metros de altitud sobre el nivel del mar.
Esta técnica consiste en observar la naturaleza mediante métodos ancestrales desde el 1 de agosto. Los doce días primeros son los que llama "las directas" y las siguientes, "las retornadas". Entre las dos, tiene una visión de lo que ocurrirá en los doce meses del próximo año. "Las retornadas han salido mejor que las directas", avanza. Y, "aunque el tiempo hace lo que le da la gana", resume que el año será bastante seco, porque "con cuatro gotas ya cumple".
Aparte de esta pauta, augura frío y viento para enero, viento para febrero, en marzo cree que hará muy buen tiempo, mientras que abril -como viene siendo costumbre- hará tanto frío como calor. De cara al verano, habrá más inestabilidad porque el mes de junio será muy fresco e incluso se producirán tormentas en julio y agosto. El último mes del estío, septiembre, también será fresquito, para dar paso a un octubre con una climatología benigna, así como noviembre y diciembre. De todo esto se deduce, en su opinión, que "el tiempo está loco".
Con el semblante serio, este hombre habitualmente alegre y dicharachero (como buen pitreño), comenta con preocupación que los derroteros del clima -eso que algunos llaman cambio climático- cada vez van peor y que no cree que la situación vaya a mejorar.
En cuanto a la lluvia, tan necesaria y cada vez más ausente, el cabañuelista más famoso de la Alpujarra considera que es insuficiente para el cultivo de los frutos. "Tenía que llover bastante y no llueve, eso depende de la contaminación, que no es de otra cosa", opina el vecino de Capilerilla.
Como ejemplo, comenta que cuando él era pequeño no había apenas basura, porque 'se reciclaba' todo. "Mis padres tenían ovejas y el periódico tan sólo lo compraba el médico, así que iba mi madre a pedírselo cuando lo había leído para liarnos la engañifa de los bocadillos, pero ahora para cuatro o cinco pueblos que hay aquí, todos los días salen dos o tres camiones de basura, ¿adónde va todo eso?", reflexiona. "La contaminación está por todos lados", abunda.
También se queja de que "se está secando la vegetación en la Alpujarra, por ejemplo, castaños que tienen cientos de años. Yo tengo unas 300 plantas de cerezos y muchos de ellos los he cortado, secos. Los morales y los alamillos… todo eso se está secando. Y no paran de morirse".
"Y es lo que hay, hasta que la atmósfera reviente por algún sitio", concluye Eugenio Salguero, con tristeza.
Esta técnica consiste en observar la naturaleza mediante métodos ancestrales desde el 1 de agosto. Los doce días primeros son los que llama "las directas" y las siguientes, "las retornadas". Entre las dos, tiene una visión de lo que ocurrirá en los doce meses del próximo año. "Las retornadas han salido mejor que las directas", avanza. Y, "aunque el tiempo hace lo que le da la gana", resume que el año será bastante seco, porque "con cuatro gotas ya cumple".
Aparte de esta pauta, augura frío y viento para enero, viento para febrero, en marzo cree que hará muy buen tiempo, mientras que abril -como viene siendo costumbre- hará tanto frío como calor. De cara al verano, habrá más inestabilidad porque el mes de junio será muy fresco e incluso se producirán tormentas en julio y agosto. El último mes del estío, septiembre, también será fresquito, para dar paso a un octubre con una climatología benigna, así como noviembre y diciembre. De todo esto se deduce, en su opinión, que "el tiempo está loco".
Con el semblante serio, este hombre habitualmente alegre y dicharachero (como buen pitreño), comenta con preocupación que los derroteros del clima -eso que algunos llaman cambio climático- cada vez van peor y que no cree que la situación vaya a mejorar.
En cuanto a la lluvia, tan necesaria y cada vez más ausente, el cabañuelista más famoso de la Alpujarra considera que es insuficiente para el cultivo de los frutos. "Tenía que llover bastante y no llueve, eso depende de la contaminación, que no es de otra cosa", opina el vecino de Capilerilla.
Como ejemplo, comenta que cuando él era pequeño no había apenas basura, porque 'se reciclaba' todo. "Mis padres tenían ovejas y el periódico tan sólo lo compraba el médico, así que iba mi madre a pedírselo cuando lo había leído para liarnos la engañifa de los bocadillos, pero ahora para cuatro o cinco pueblos que hay aquí, todos los días salen dos o tres camiones de basura, ¿adónde va todo eso?", reflexiona. "La contaminación está por todos lados", abunda.
También se queja de que "se está secando la vegetación en la Alpujarra, por ejemplo, castaños que tienen cientos de años. Yo tengo unas 300 plantas de cerezos y muchos de ellos los he cortado, secos. Los morales y los alamillos… todo eso se está secando. Y no paran de morirse".
"Y es lo que hay, hasta que la atmósfera reviente por algún sitio", concluye Eugenio Salguero, con tristeza.
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