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domingo, 2 de octubre de 2016

Médula para poder vivir granadahoy.com

La donación de médula ósea se dispara en la provincia y anota los mejores resultados de su historia Dos testimonios granadinos reflejan la cara y la cruz de una misma realidad
PABLO COLLANTES
Antonio Manuel Casado, un niño de 5 años que necesita un transplante de médula ósea, junto a sus padres.
Manuel Sánchez, trasplantado de médula ósea gracias a su hermano.
Una joven haciéndose donante de médula en el Centro de Transfusión Regional de la capital.

La médula ósea es un tejido esencial para nuestro desarrollo. En él se generan las células que se asientan en nuestra sangre y las que forman el sistema inmunitario, que nos protege contra cualquier enfermedad. El trasplante de médula ósea requiere una compatibilidad genética muy precisa, que debe estar en torno al cien por cien. Sin embargo, siete de cada diez pacientes que precisan una intervención de este tipo no dispone de un donante compatible entre sus familiares. Es entonces cuando se inicia una búsqueda a nivel internacional para dar con algún voluntario coincidente de cualquier parte del mundo. En esa búsqueda está Manuel Casado. 

Con tan sólo cinco años, su sonrisa le delata como un auténtico luchador. La vida de este pequeño de Albolote se complicó hace dos años, a la vuelta de las vacaciones. Lo que en un principio parecían ser los síntomas de una mononucleosis, una enfermedad común en niños de su edad, acabó por ser una leucemia infantil de nivel intermedio. Los linfocitos que se generan en los huesos de Manuel no son capaces de actuar contra la infecciones al tiempo que las células cancerígenas dejan cada vez menos espacio para los glóbulos y las plaquetas sanas. 

Después de meses de un largo tratamiento que estaba a punto de llegar a su fin, Manuel sufrió una fuerte recaída. La batalla se complicaba y el protocolo de actuación exige ahora un transplante urgente de médula ósea. "Ha sido un verano duro", relatan Cristina Borrego y David Casado, sus padres: "Pese a estar más de un mes ingresado, Manuel no ha dejado de ser un niño feliz", señala Cristina. La felicidad es la clave de su tratamiento: "Ninguno nos podemos permitir estar bajos de ánimo. No nos vamos a rendir". 

Manuel afronta ahora un periodo de cambios. Ha vuelto a casa, recibe clases particulares dos días en semana y se somete periódicamente a sesiones de quimioterapia para aminorar los efectos de las células dañinas: "Es mucho más fuerte de lo que podríamos haber imaginado". 

Su pasión son los juegos de construcción. Dispuestos en una enorme mesa, Manuel colecciona cientos de piezas diminutas con las que juega cada día para crear juguetes. Su próxima meta: un enorme coche de cientos de piezas: "Se los sabe de memoria, es un hacha", confiesa David entusiasmado. A su vez, familiares, amigos y un centenar de voluntarios se movilizan en distintos municipios de la provincia para animar a la gente a que done médula: "La gente está muy volcada, todos arrimamos el hombro", explica con una sonrisa Cristina. "Sabemos que es muy difícil que alguno de esos donantes sea compatible con Manuel, pero hay otras muchas personas que lo están esperando en todo el mundo". Las pruebas de compatibilidad descartaron que sus hermanos, de 3 y 4 años, fuesen compatibles con Manuel: "Los trasplantes en los que el donante no es un familiar son aún más efectivos", explica David. Por este motivo, resulta imprescindible concienciar a la gente de la importancia que tiene un gesto tan simple: "Es sólo un pequeño pinchazo que puede salvar una vida". 

Otro Manuel, en este caso Manuel Sánchez, puede dar fe de ello. Hace dos años, los médicos le diagnosticaron con rapidez una leucemia linfoblástica aguda (LLA): "Tuve que adaptarme a las circunstancias y me dejé llevar de la mano de los especialista", admite Manuel. En su caso, supo desde el principio que necesitaría un trasplante. 

Estuvo ingresado durante un mes en el que se sometió a quimioterapia para eliminar su médula ósea y reactivar nuevamente su producción: "El tiempo de espera, afortunadamente, fue muy corto". Al final de la última sesión de quimioterapia, los médicos descubrieron que el único hermano de Manuel era cien por cien compatible: "Fue un milagro. En ese momento te tranquilizas porque sabes que tienes una nueva oportunidad". Pese a que la suerte estuvo siempre de su lado, Manuel está muy concienciado con la causa: "La gente cree que el proceso es algo doloroso, hay mucha desinformación". 

Del tratamiento valora la importancia de contar con un buen equipo médico: "No dejas de estar apoyado en ningún momento y eso, sí o sí, te hace seguir adelante". Sus dos hijos se convirtieron en su mejor apoyo: "Intenté que se enterasen de lo menos posible para que no sufrieran". 

A toro pasado, valora positivamente la enorme difusión que la donación de médula está teniendo en la era digital: "Donar te aporta una satisfacción social que no se puede comparar con ninguna otra cosa". 

Ellos son la cara y la cruz de una misma realidad: "La ciencia avanza a pasos agigantados, pero siempre necesitaremos el factor humano para seguir hacia adelante", explica el padre del pequeño Manuel. La vida de miles de personas en todo el mundo sigue en juego. 

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