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martes, 27 de diciembre de 2016

Quiero a mis hijos, pero siempre estoy agotada y enfadada el Huffington Post

 
Esposa de un militar, madre de una niña de cuatro años, de gemelos y de una criaturita peluda y cabezota

Los gemelos cumplirán dos años dentro de poco y todavía me siento como si siguiera librando una batalla interna conmigo misma. Sigo teniendo las emociones a flor de piel, como en el posparto.
¿No debería ser feliz? Tengo tres hijos sanos, un marido maravilloso, unos amigos que me apoyan, una familia, un techo bajo el que vivir y un vehículo propio, y aun así estoy llena de ira.
Todas las noches me enfado conmigo misma por gritar a mis hijos, por perder los nervios por razones que no justifican tal ira. Me parece increíble gritar tanto, odio gritar. No quiero que los gritos se conviertan en mi forma de explicarme.
Todos los días me pregunto qué estoy haciendo tan mal como para no poder lidiar con mis propios hijos sin frustrarme ni enfadarme. Quiero muchísimo a mis niños, tanto que a veces duele. Haría cualquier cosa por ellos.
No recuerdo cuándo fue la última vez que dormí del tirón y, cuanto menos duermo, más sensible estoy.
Las tareas cotidianas se han convertido en algo abrumador para mí. Conseguir que los niños estén vestidos y salgan por la puerta de casa sin gritar es toda una hazaña. Últimamente, solo logro hacer y servir la cena sin llorar unas dos veces a la semana.
A nuestra hija de cuatro años, Evie, hay que decirle las cosas veinte veces. Me discute todo lo que le mando hacer, literalmente todo. "Solo tiene cuatro años", intento recordarme cada día, "solo tiene cuatro años".
Los gemelos gritan, lloran y requieren atención constante, de manera que me resulta imposible hacer cualquier tarea sin tener que parar varias veces. ¿Es culpa mía que sean tan infelices? ¿Es que soy una madre horrible y no me quieren?
Y estoy cansada. Estoy hasta las narices de estar cansada. No recuerdo cuándo fue la última vez que dormí del tirón y, cuanto menos duermo, más sensible estoy. Mi ansiedad se sale de la gráfica.
Theo no se puede ir a dormir sin que le acunen y le metan en la cuna totalmente dormido. Porque, si no, llora; llora muy alto y con mucha fuerza cada vez que le intento dejar en la cuna. Pesa demasiado y no puedo acunarle durante tanto tiempo como antes; se me duermen los brazos. Estoy harta de llevar 22 meses peleándome por que se duerma. Hay quienes dicen que disfrutan acunando a sus hijos porque saben que algún día ya no podrán hacerlo. Pero ¿sabéis qué? Yo ya no lo disfruto. No le veo nada placentero a sentirme como si me fueran a fallar los brazos.
Nadie debería avergonzarse por admitir que está luchando con las mismas emociones que yo.
Theo ya no se echa la siesta, lleva semanas sin echársela. Probé a mecerle hasta que ya no pude más y a dejarle en la cuna después y lo único que hizo fue moverse de un lado para otro y balbucear. Lo ha pasado fatal después de más de dos semanas sin echarse la siesta. Hubo un par de días en los que estaba tan cansado que sí se la echó y, después, como era de esperar, no se podía dormir por la noche. Eso de llevar 22 meses peleándome para que se eche la siesta ya está muy trillado, estoy harta.
Intento ser optimista con todas mis fuerzas. Yo funciono por actos reflejos e intento rodearme de personas optimistas. Lo intento, de verdad, día a día. Pero ya estoy muy quemada. No quiero quejarme porque me siento culpable si lo hago; debería ser feliz. Sé que soy muy afortunada, pero estoy harta de estar siempre cansada y enfadada. Quiero sentirme mejor, pero ya no sé cómo hacerlo.
Desde que escribí este blog decidí que necesitaba hacer algo más para superar la depresión, la ansiedad y la ira. Ahora voy en la dirección correcta y espero que estos sentimientos sean pronto cosa del pasado.
La depresión posparto existe y es algo serio. Nadie debería avergonzarse por admitir que está luchando con las mismas emociones que yo. A veces necesitamos ayuda para ser una persona mejor para nosotros mismos y para nuestra familia. Tenéis que saber que no estáis solos y que ahí fuera se pueden encontrar muchísimos apoyos; a veces solo hay que buscarlos.

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