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lunes, 30 de enero de 2017

Hacia una Iglesia más democrática granadahoy.com

                                                                        TRIBUNA


JOSÉ SÁNCHEZ LUQUE
Foro Andaluz Diamantino García

El papa Francisco sostiene que la Iglesia, como el Evangelio, debe ser concreta. No una ideología o refugio que te impide tocar la realidad

Hacia una Iglesia más democrática
El papa Francisco, en la entrevista concedida el pasado 20 de enero, nos anima a no caer en el síndrome del hijo mayor (se refiere al personaje de la mal llamada parábola del hijo pródigo). El hijo mayor dice: "Ya estoy acomodado en la Iglesia, lo tengo todo claro, fijo, sé lo que hay que hacer, no me vengan a predicar una cosa extraña, algo que molesta al sistema eclesial o político".
Tal vez alguien habrá pensado al leer el título de esta reflexión que la Iglesia no puede ser democrática. Iría en contra de la normativa vigente. Yo pienso humildemente que según en NT la Iglesia es mucho más que una democracia, es una comunión. Pero si comenzáramos por ser más democráticos, sin duda que habríamos dado un paso importante e imprescindible para vivir en comunión.
Estamos viendo que los líderes religiosos y los obispos aplauden al papa Francisco, pero en sus bases y proyectos no son capaces de acoger con valentía los cambios que propone. Actúan como si Francisco fuera sólo una alegoría religiosa amable que habla en abstracto y que tiene la función de atraer a la gente a la fe y a la Iglesia. Hace poco el Papa les hablaba a los curiales del Vaticano de "gatopardismo espiritual": los que lo aplauden pero no hacen nada por su conversión personal para que sus diócesis cambien.
Al parecer, la mayoría de nuestros dirigentes muestran mucha indiferencia ante las enseñanzas novedosas de Francisco. Sus actitudes no cambian. Y esto es lo que más me asusta. Este grupo es más peligroso que los que levantan abiertamente su voz en contra del Papa. No son contrarios, pero están haciendo que su proyecto no avance. Porque el discurso de Francisco afecta a las bases de cada diócesis, no a la Iglesia en abstracto. Él sostiene que la Iglesia, como el Evangelio, debe ser concreta. No una ideología o refugio que te impide tocar la realidad. La Iglesia debe preocuparse de los problemas concretos. La Iglesia que no es cercana no es Iglesia. La identidad de la Iglesia es cercanía y fraternidad. Pero las diócesis, en su mayoría, siguen en un conservadurismo y legalismo trasnochado y decadente, preocupada muchas veces por repartir sacramentos sin sentido. ¡Cuánta pereza y desidia!
Recientemente Francisco ha atacado uno de los males más graves de nuestra Iglesia: el clericalismo. Ha hecho afirmaciones muy concretas: El cura que se separa del pueblo no es capaz de dar el mensaje de Jesús a la gente. El clericalismo, afirma, va unido al conservadurismo rigorista y a la lejanía de la gente. Separado de la gente, el cura o el obispo no saben lo que es el dolor humano. Estos curas y obispos, termina diciendo, se apartan de la gente y no tienen tiempo para escuchar a los pobres, a los que sufren, a los presos, a los enfermos. Ha llegado la hora de luchar por la instauración de una Iglesia menos clerical, más de todos los bautizados, más horizontal y en la que todos tengamos voz y voto.
He gozado leyendo una crónica que nos ha llegado hace unos días de la diócesis de Mérida-Badajoz. Durante dos años han estado trabajando más de tres mil personas de todas las parroquias, movimientos, asociaciones, cofradías, congregaciones, etcétera, para revisar la marcha de al diócesis y proponer caminos y acciones a realizar en la archidiócesis para los próximos cinco años.
Con coraje y sacrifico, como dice Francisco, los extremeños han soñado una Iglesia en salida y misionera que intentan construir entre todos. Lo han hecho mediante un proceso corresponsable y comunitario. Se ha consultado a toda la comunidad diocesana y todos, desde la escucha, la confianza, la oración, el diálogo y la búsqueda común, han podido colaborar y sentirse protagonista del nuevo proyecto. Se proponen avanzar en comunión como respuesta a los desafíos que surgen de la sociedad actual. Pretenden ir creando una Iglesia diocesana más humana, más evangélica, más misionera, más encarnada en el mundo de los pobres. Todo ello les ha llevado, aseguran, a marcar nuevos rumbos a sus acciones pastorales en cada uno de los ambientes.
Ojalá en las diferentes diócesis de Andalucía pudiéramos cuanto antes programar algo parecido. Ganas no faltan. Pienso que nos es totalmente necesario. Venzamos los miedos que nos paralizan y nos llevan a una tibieza peligrosa y maligna. Combatamos la mundanidad. Algún biblista ha dicho, con cierto humor, que la expresión "no tengáis miedo" aparece en la Biblia 365 veces, una vez para cada día del año. No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy. Iniciemos ese proceso de cambio y de renovación comenzado por Francisco. Tan necesario hoy más que nunca.

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