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domingo, 8 de enero de 2017

Un sueño lejos de los cajeros granadahoy.com

  • Una treintena de personas duermen ya en el nuevo servicio nocturno del Centro de Encuentro y Acogida
  • Es la primera vez en la capital que este colectivo dispone de un 'techo municipal' para protegerse del frío
LOURDES MINGORANCE

Este año el frío en Granada para las personas que viven en la calle es menos crudo. Da igual que sea invierno y que los termómetros caigan cada noche en picado. Hay un local en los bajos de la calle Arandas donde las luces nunca se apagan y todo el mundo es bien recibido. Aquí nada se cuestiona. Ni el pasado, ni el presente. Simplemente se tiende una mano para mejorar el futuro. Se trata del Centro de Encuentro y Acogida por las noches denominado Centro de Alta Tolerancia. Un espacio municipal gestionado por Proyecto Hombre junto con los Servicios Sociales que se ha convertido en un auténtico refugio para quienes, por distintas circunstancias de la vida, han terminando viviendo en las calles de Granada, haciendo de los cajeros o los parques su hogar provisional.
Desde el pasado 22 de diciembre, este centro dependiente del Ayuntamiento de Granada mantiene su oferta asistencial como centro de día pero con una importante novedad: también abre por las noches. Una apertura que ha sido promovida por la Concejalía de Derechos Sociales liderada por Jemi Sánchez ante la necesidad de buscar un techo a quienes no tienen otro sitio donde ir. "Este proyecto surgió por la necesidad de ayudar a todas estas personas que viven en la calle sobre todo en los meses de frío entre diciembre y marzo. Para algunos usuarios que llevan utilizando el centro de día este lugar era como su casa. Con la apertura nocturna podemos decir que ahora lo es más que nunca", explica el coordinador del CEA, Alberto Fernández, satisfecho con este proyecto que se ha desarrollado de forma pionera en Granada.
El primer día de apertura nocturna el centro fue utilizado por 18 personas. Pero, a lo largo de estas dos semanas de funcionamiento la cifra ha ido aumentado hasta las 32, de las cuales unas veinte repiten cada noche. Lo normal es que los usuarios nocturnos acudan hacia las nueve. A esa hora ya se ha terminado el reparto de alimentos de otros organismos que ayudan a este colectivo como el comedor de San Juan de Dios. No obstante, durante su estancia también pueden tomar alguna bebida caliente en el CEA. "Con este centro evitan el frío que trae la noche pero también se protegen de los delitos de odio", desveló por otro lado Fernández, quién recuerda que las personas que viven en las calles están sometidas a constantes peligros. En este sentido, Proyecto Hombre va a iniciar un proyecto de investigación en Granada. "Hay robos contra ellos, agresiones físicas... Estamos recabando datos. Es una realidad de la que no se suele hablar nunca y que en ocasiones provoca la muerte de estas personas", declaró el coordinador. De forma paralela, el Ayuntamiento de Granada va a llevar a cabo un estudio junto con la Fundación RAIS y la Junta de Andalucía para conocer con exactitud el número de personas que viven en la calle, en un vehículo o una infravivienda: "Hay muchas categorías y necesitamos conocer estas cifras con una mayor exactitud con las que podremos avalar cualquier tipo de proyecto social".
Mientras Fernández habla el trasiego de personas que entran y salen del centro de la calle Arandas es constante. Todos ellos encuentran aquí los servicios más básicos para dignificar su vida. El local está distribuido en varias salas en torno a una estancia principal donde se puede jugar a las cartas, ver la televisión, leer o charlar. También hay cocina, aseos, un espacio de reuniones con ordenadores o lavandería donde pueden lavar sus prendas.
"Este sitio es maravilloso y la gente que trabaja aquí, también", explica María Ángeles, una mujer que ha venido a echar un rato al centro aunque, según reconoce, no es una usuaria habitual. Ella cada noche duerme en una cueva situada en el corazón del Sacromonte. No obstante, de vez en cuando se deja caer por este auténtico refugio donde, según reconoce, le tratan muy bien. A su lado mujeres y hombres toman un café caliente con los ojos fijos en la pantalla del televisor. También hay quién se acerca hasta la cocina para pedir un bocadillo donde Antonio y Noelia, dos de los trabajadores del CEA, le atienden muy amablemente. ¿De qué lo quieres hoy? Pregunta Antonio a un joven, que afirma, sin titubeos, que le da igual salvo que sea de chorizo. No le gusta nada.
Mientras se lo preparan pide un peine y se cepilla enérgicamente la cabeza. Frente a esta puerta, otro hombre se afeita concienzudamente mientras que un joven ayudado por Noelia pone una lavadora. Es como una pequeña vivienda común donde todos se ayudan.
Por el día, dentro de las labores del Centro de Encuentro y Acogida se desarrollan además multitud de talleres de orientación laboral, rehabilitación física, terapia ocupacional, cine fórum, género o visitas socioculturales.
Además el centro ofrece atención socio-sanitaria, psicosocial, detección rápida de VIH, prevención y y orientación socio-laboral. Precisamente, este es el servicio que está utilizando Andrés, uno de los usuarios que por el día acude al centro y por la noche duerme en el albergue municipal gestionado por Cáritas. Su deseo es, tras haberse rehabilitado de una adicción al alcohol, encontrar trabajo en la hostelería, donde ha desarrollado su profesión durante años. "Aquí me ayudan a elaborar curriculum y a buscar ofertas de trabajo", destaca Andrés, cuya historia personal prueba que cualquier persona ante unas circunstancias difíciles puede verse en la calle. Según relata, hace cinco años con la crisis económica quedó en una situación de desempleo, cayó en una depresión y empezó a beber con más intensidad. Lo hacía desde muy joven. Para ese entonces, ya estaba separado de su mujer, con la que tiene tres hijos. Esta trágica situación terminó peor: acabó viviendo en la calle. "He dormido en cajeros, en portales. Cuando se está en la calle se extraña mucho la cama", destaca Andrés, que mejoró su vida cuando empezó un itinerario dentro de los servicios del Centro de Encuentro y Acogida que conoció gracias al Centro de Atención a Personas sin Hogar (Coast). Ahora, duerme en el albergue y sueña con encontrar un trabajo y conseguir su propia vivienda. Lo que más le gusta del CEA son los campeonatos de ajedrez y de dominó y los talleres". Pero también valora todos los recursos que se ofrecen a quienes más lo necesitan.
Sobre la apertura nocturna, Andrés recalca que es vital para ayudar al colectivo. En ese horario la actividad se reduce a la estancia para proteger del frío. El aforo es de 52 usuarios, 44 personas en las salas del centro y otros ocho que pueden utilizar la sala de descanso. La capital además estudia implantar otro tipo de proyectos. Mientras se llevan a cabo, este centro permite dignificar la vida de quienes por distintas circunstancias han acabado en la calle. Les brinda un sueño lejos de los cajeros.

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